*Juan Carlos Domínguez
26.6.07
*Juan Carlos Domínguez
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22.6.07
De un de repente, el mundo puso los ojos tras la desconocida mexicana, que se convirtió en la tercera compatriota en toda la historia de Hollywood, en ser nominada como Mejor Actriz de Reparto. El hecho, la artista no pudo afrontarlo más que como una especie de estado límbico: “Lo viví primero que nada como una feliz inconciencia”, expresa en entrevista con ZETA.
Y explica: “Digo ‘feliz inconciencia’ porque a lo mejor si me hubiera dado cuenta realmente de hasta dónde iba a llegar la repercusión de ‘Babel’, me hubiera dado mucho miedo, porque todo esto tan grande, de repente, puede parecer muy abrumador”.
Pero para quien en toda su carrera había enfrentado los vaivenes de la misma, muy alejada de los reflectores, la realidad habría de imponerse prontamente: “Pero también lo viví con mucha conciencia de que es un trabajo y de que todo es pasajero, así como fui nominada al Óscar, al Golden Globe, es parte de mi historia, pero no de mi presente. Para mí es muy importante estar en mi presente”.
Precisa: “Agradezco mi historia, obviamente; a Dios primero que a nadie, pero está la coherencia en mi trabajo y saber que lo único que a mí me sustenta es la continuidad de mi carrera, y seguir haciéndolo duro, como lo he hecho siempre”.
Invitada a Tijuana por la Universidad de las Californias, en el marco del festival Corto Creativo y aun con la celebridad alcanzada, Barraza puede pasar desapercibida en cualquier parte, porque incluso su personalidad real es algo distinta al papel interpretado como madre de Gael García Bernal en el filme de Alejandro González Iñárritu, en donde se le puede ver con exceso de peso y rasgos más mexicanos.
Ofertas de trabajo, por supuesto que ahora no le faltan a Barraza. Simplemente a su correo electrónico, platica, le han llegado propuestas para cientos de proyectos. No atina ni a calcular cuántos: “Eso me hizo darme cuenta que, efectivamente, a veces la vida te pone en ciertas circunstancias, que son el lugar preciso en el momento preciso.
Hay cantidad de actrices y actores, de todas las edades, en muchos lugares, no solamente en México, con tanto talento, que yo de veras le ruego a Dios que tengan la oportunidad de demostrarlo nada más”.
Fama sin agobios
No había éxito, menos fama, en la vida de Adriana Barraza. Pero afirma que nunca le ganó el desánimo. Por la sencilla razón de que la actuación no siempre ha sido su oficio de tiempo completo. De entrada, estudió Ciencias Químicas, trabajó en un hospital y después vendió desde libros hasta ser estilista en un salón de belleza. En quince años no pisó un foro, después alternó sus actividades con el teatro, como simple actividad. Hasta que pudo vivir completamente del espectáculo al ingresar a Televisa como asistente de producción de Martha Luna.
“Digamos que nunca me cuestioné ‘seré actriz o no seré… viviré de este negocio o no’, porque a veces no se vive de este negocio, entonces no importa, hay otros caminos en el espacio escénico, y mira, la carrera de actriz no se deja nunca”.
Además de todo, Barraza tiene una sustentada trayectoria como maestra de actuación; aparte de directora de escena y dramaturga. Tiene mucho con qué seguir, más allá de los reflectores que inesperadamente se enfocaron sobre su persona, ahí, en plena antesala de los premios Óscar.
– ¿Llegaste a confiar en que ganarías el Óscar o tenías tus reservas?
"No. La verdad es que uno como actor es bien inseguro, entonces en una de esas dices ‘ya me lo gané’… ‘no, no es cierto’… ‘sí, cómo no’…; así está uno todo el tiempo ¿eh? Lo que sí te quiero decir es que lo disfruté mucho, y que me desilusioné mucho, obviamente, cuando no me lo dieron ahí sentadita. Pero también ahí sentada hice una reflexión que yo ya venía haciendo desde hace tiempo -afortunadamente soy grande, no jovencita-: Pues que Dios me da lo que yo necesito, a veces no lo que yo querría.
Entonces sumé, me dije, tengo mi esposo, tengo mi hija, que eso es invaluable, mi nieta… Y la vida me llevó a estar sentada aquí, estar nominada al Óscar, y no tengo más que agradecerle a la vida”.
A donde la lleve el viento
Sin agobiarse, Adriana Barraza tiene asegurada en el futuro inmediato su participación en tres películas. Antes aclara: “Claro que no aceptaría películas que sean o quieran ser la continuación de ‘Babel’ o algo así; porque ya hice ‘Babel’, pero lo que considere que puede ser algo interesante, lo acepto con mucho gusto”.
El próximo mes, la actriz mexicana estará participando en el rodaje de “Henry Poole is Here”, una comedia romántica realizada en los estudios Lakeshore, donde se acompañará de los actores Luke Wilson y Radha Mitchell. Más adelante filmará también “Don´t Let Me Drown”, una película independiente, ópera prima de un egresado de Sundance. Eso en cuanto a Hollywood, porque también trabajará en Argentina, protagonizando “Azucena Villaflores. 375 Días”, filme muy especial, pues recrea la historia de la primera mujer que convocó a las “Madres de la Plaza de Mayo”, mismas que llevan 30 años implorando por sus hijos desaparecidos en el régimen militar.
Continuará el escaparate entonces para Adriana Barraza, por lo menos para un buen rato: “Yo pienso trabajar muy duro, como he trabajado toda mi vida. Hasta donde yo pueda, hasta donde pueda disfrutar, pues vete tú a saber, porque uno nunca sabe… Mínimamente, mi esfuerzo va a estar puesto para que me sigan llamando, si no la hiciera como actriz en estos años, porque salí en todas las películas feas, pues de todas maneras soy maestra, el espacio escénico para mí es mi casa, sea el área que sea…”.
Al margen de la fama; la energía y el optimismo van con ella: “Mi carrera está a donde me lleve el viento. Que los vientos sean bonitos y propicios…”.
Tijuana tan importante y tan dada al catre. Eso es lo triste. Mire, aviéntese un recorrido en carretera, por lo menos hasta Hermosillo. Pasará por Tecate, Mexicali, San Luis Río Colorado, Caborca, Sonoyta, Santa Ana, Benjamín Hill… en fin, y las que le quiera agregar. Todas, son ciudades menos importantes que la nuestra, pero, para nuestra desgracia, ninguna tan jodida como Tijuana. Hasta Mexicali está mejor. De entrada, todas tienen el espacio vital, calles amplias y planas, sin el amontonadero de gente en las colonias. Y aunque las quisiéramos ver como pueblos, ninguna de ellas lo es ya. El hacinamiento y el tercermundismo son más evidentes aquí, en Tijuana. Es una olla exprés que un buen día va a explotar.
Y para más barroquismo de nuestro paisaje tijuanero, el Ayuntamiento de Tijuana tuvo la ocurrencia, durante varias semanas, de adornar los camellones de algunas vías rápidas con carros chocados, hechos chatarra. Dentro de una campaña dizque para concienciar a la población sobre el peligro de manejar sin precaución –como si el simple hecho de circular sobre nuestras calles no fuera ya como hacerlo por campos minados—. El caso es que las esculturas aleccionadoras de carros siniestrados, pasaron desapercibidas. Yonques por el estilo circulan miles por toda la ciudad, se nos ponen a un ladito en cualquier alto de semáforo. No fue novedad, no asustan. Consumimos los desechos de los gringos. Aquí cualquier “calzonudo” hace sus ahorritos, compra su auto y se avienta al ruedo. He ahí, el principal factor de peligro.
Los atractivos turísticos de Tijuana, no obstante, siguen siendo bonitos y dignos de presumirse. Por lo menos eso es lo que nos hace suponer el que las autoridades anunciaran que habrá un recorrido, “con una línea de autobuses especializada”, que partiendo de la Línea Internacional paseará a nuestros visitantes por las partes más simbólicas y atrayentes de nuestra ciudad –así, como el “turibus” que funciona en el Distrito Federal, Puebla u otras entidades. De entrada, el recorrido lúdico para nuestros turistas, tendrá que partir de ahí, del bordo. Luego, el resto de nuestros emblemáticos sitios. Lomas Taurinas, de rigor, es nuestra colonia con más carga histórica; Avenida Revolución y su “cosmopolita” vida nocturna; la Zona Este (Florido, Mariano, El Pípila y demás), reflejo de nuestro gran desarrollo urbanístico, Fraccionamiento Chapultepec y Lomas de Aguacaliente, cuna de ilustres familias y héroes del narcojuniorismo; y así nos vamos. ¡Ah! Y un nuevo sitio de reciente adhesión a nuestro listado de lugares emblemáticos en Tijuana: El Hospital General.
Y nos siguen llegando grandes inversionistas, aún así. La última personalidad que anduvo por acá y mostró su interés en destinar una buena cantidad de dinero en alguna empresa en Tijuana o Rosarito, fue la “célebre estrella de talla internacional” María Conchita Alonso. En una fiesta en un departamento de la colonia Chapultepec, el manager de la actriz y cantante le decía a ésta: “Para tus inversiones mira, él te puede ayudar…”, y le señalaba al Alcalde Kurt Honold. El Presidente Municipal complacido sonrió pero María Conchita le instó: “Sí, pero tú ya te vas, ¿no? Honold respondió: “Por eso… Hay que apurarnos, para poder ayudarte”. Y la venezolana arremetió entre maliciosa y retadora. “!Pues nos ayudamos!”. Así se gestan los proyectos en nuestra entidad, por supuesto siempre anteponiendo los intereses y bienestar de los más importantes: nosotros, los tijuanenses.
15.6.07
Muchos días para las Horas de Junio. Es el Encuentro Hispanoamericano de Escritores que en Hermosillo, Sonora organiza Raúl Acevedo Savín y que se ha ganado muy buena acogida desde hace varios años. ¿El principal motivo? Ese magistral equilibrio que logra entre la formalidad y oficialismo, y el desmadre y la chorcha.
De músicos, poetas y locos, literalmente, es ese evento de escritores. En el encuentro que se organiza en La Paz (“Lunas de Octubre”), se cuenta siempre con la presencia de varios locos, pero finalmente son la dinastía Lizardi o Paco Luna; pero en Hermosillo, me encontré con una buena “mata” de desquiciados, que dimensiona el aspecto lúdico de las jornadas. Locos singulares, geniales los más, incómodos los menos, pero divertidos finalmente. Dicen que el calor los tiene así: “A lo mejor tener sed enloquece al desierto…” dice una canción.