La Paz, B.C.S.
Poesía bajo la luna de octubre
Juan Carlos Domínguez
Dicen que la de octubre es la mejor luna. Si a ello se agrega el mar y la calidez de un puerto de ilusión, además de la inspiración de un cúmulo de poetas –con todo lo sublime y perverso que puedan encerrar sus letras-, aquello se convierte en una jornada casi alucinógena.
Esa primicia es la que mueve al cronista y poeta Edmundo Lizardi para organizar en La Paz, Baja California Sur, el Encuentro Literario Lunas de Octubre, que del 26 al 28 de octubre de este año, celebra su tercera edición.
La inspiración para crear este proyecto, cuenta Lizardi, surgió hace aproximadamente tres años, durante el Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio, que se celebra en Hermosillo. Ahí, “con el solazo y una cruda terminal, le reclamé al poeta y promotor cultural Raúl Acevedo Savín, la ocurrencia de organizar esa infame bacanal en plena canícula. Y el brotepronto revírome: `Pues organiza tú una en La Paz, en la mejor época del año´”, rememora el escritor paceño.
Así, en 2004 se festejó lo que Lizardi llama en realidad un coloquio entre amigos, de escritores con escritores; un reencuentro cálido entre poetas que, antes que eso, son almas inspiradas en un frente común. Con el tradicional Hotel Los Arcos como escenario y el paseo en barco hacia la Isla de Espíritu Santo, el encuentro poético también pasó por sus vicisitudes, mismas que finalmente pudo salvar el organizador. Refiere el desdén del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), cuyo director renunció en esos mismos días de ambiente preelectoral en esa entidad; después cancelaron el Premio Internacional de Novela que, por cierto, contaba con una de las bolsas más robustas como incentivo, lo cual Lizardi resume como un boicot.
“Nada más querían en la inauguración la foto con el Gobernador, Leonel Cota, el ahora devaluado palero piratón de `El Peje´. No se podía esperar otra cosa de uno de los grupos más pedestres de la Hermosa Republica Mexicana, que del surrealismo que le adjudicaba André Bretón; ha pasado a un hiperrealismo tan anacrónico como las figuras de Fox, Felipillo y `El Peje´, como todos esos dinosaurios priístas reciclados, como legisladores por la partidocracia en boga. Como Ulises Ruiz y la APPO, incluso como Marcos”, refiere el poeta Lizardi con su peculiar corrosiva diatriba, que aprovecha para ventilar su postura irreverente.
En fin, se celebró otro encuentro en 2005, hasta llegar a esta tercera edición que se augura más digna y placentera. Ya con la organización y financiamiento parcial del ISC y la coordinación del Ayuntamiento de La Paz, con la idea de institucionalizar finalmente el encuentro y con las diferencias políticas dejadas a un lado, por ahora, entre el orquestador de las Lunas de Octubre y las autoridades culturales: “Vieras qué curiositos, que no bonititos nos veíamos poniéndonos de acuerdo entre impares inveteradamente contrapuestos. ¡Y se hizo!... con la importante inclusión de Los Cabos, donde será la clausura. Espero que todo salga bien”.
--Bueno, y a todo esto, un encuentro de poesía y literatura ¿para qué?, cuestiona ZETA, a lo que Edmundo Lizardi responde:
“Para nada y para todo. Nomás por dar la contra. Para no dejarle la exclusiva de las cumbres al G7, al Vaticano y a la usurocracia globalizada.”.
Más aún: “Para no morir del todo, para devolverle su dignidad creadora a la palabra secuestrada por la infame clase política y su galopante analfabetismo funcional. Por los adoradores del mercado y su fundamentalismo neoliberal. Por los discípulos de Og Mandino y Carlos Cuauhtémoc Sánchez. La poesía purifica el lenguaje, y por lo tanto, al hombre y a la mujer. Es una de sus funciones primordiales”.
Esa primicia es la que mueve al cronista y poeta Edmundo Lizardi para organizar en La Paz, Baja California Sur, el Encuentro Literario Lunas de Octubre, que del 26 al 28 de octubre de este año, celebra su tercera edición.
La inspiración para crear este proyecto, cuenta Lizardi, surgió hace aproximadamente tres años, durante el Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio, que se celebra en Hermosillo. Ahí, “con el solazo y una cruda terminal, le reclamé al poeta y promotor cultural Raúl Acevedo Savín, la ocurrencia de organizar esa infame bacanal en plena canícula. Y el brotepronto revírome: `Pues organiza tú una en La Paz, en la mejor época del año´”, rememora el escritor paceño.
Así, en 2004 se festejó lo que Lizardi llama en realidad un coloquio entre amigos, de escritores con escritores; un reencuentro cálido entre poetas que, antes que eso, son almas inspiradas en un frente común. Con el tradicional Hotel Los Arcos como escenario y el paseo en barco hacia la Isla de Espíritu Santo, el encuentro poético también pasó por sus vicisitudes, mismas que finalmente pudo salvar el organizador. Refiere el desdén del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), cuyo director renunció en esos mismos días de ambiente preelectoral en esa entidad; después cancelaron el Premio Internacional de Novela que, por cierto, contaba con una de las bolsas más robustas como incentivo, lo cual Lizardi resume como un boicot.
“Nada más querían en la inauguración la foto con el Gobernador, Leonel Cota, el ahora devaluado palero piratón de `El Peje´. No se podía esperar otra cosa de uno de los grupos más pedestres de la Hermosa Republica Mexicana, que del surrealismo que le adjudicaba André Bretón; ha pasado a un hiperrealismo tan anacrónico como las figuras de Fox, Felipillo y `El Peje´, como todos esos dinosaurios priístas reciclados, como legisladores por la partidocracia en boga. Como Ulises Ruiz y la APPO, incluso como Marcos”, refiere el poeta Lizardi con su peculiar corrosiva diatriba, que aprovecha para ventilar su postura irreverente.
En fin, se celebró otro encuentro en 2005, hasta llegar a esta tercera edición que se augura más digna y placentera. Ya con la organización y financiamiento parcial del ISC y la coordinación del Ayuntamiento de La Paz, con la idea de institucionalizar finalmente el encuentro y con las diferencias políticas dejadas a un lado, por ahora, entre el orquestador de las Lunas de Octubre y las autoridades culturales: “Vieras qué curiositos, que no bonititos nos veíamos poniéndonos de acuerdo entre impares inveteradamente contrapuestos. ¡Y se hizo!... con la importante inclusión de Los Cabos, donde será la clausura. Espero que todo salga bien”.
--Bueno, y a todo esto, un encuentro de poesía y literatura ¿para qué?, cuestiona ZETA, a lo que Edmundo Lizardi responde:
“Para nada y para todo. Nomás por dar la contra. Para no dejarle la exclusiva de las cumbres al G7, al Vaticano y a la usurocracia globalizada.”.
Más aún: “Para no morir del todo, para devolverle su dignidad creadora a la palabra secuestrada por la infame clase política y su galopante analfabetismo funcional. Por los adoradores del mercado y su fundamentalismo neoliberal. Por los discípulos de Og Mandino y Carlos Cuauhtémoc Sánchez. La poesía purifica el lenguaje, y por lo tanto, al hombre y a la mujer. Es una de sus funciones primordiales”.
Poemas que vuelan
Aunque compartiendo el mismo territorio peninsular, en cuestión literaria, las Californias, la Norte y Sur, tienen sus particularidades. Mientras que los norteños son más proclives a la narrativa, los sureños cultivan más la poesía, desde siempre.
Este año el programa de lecturas y presentaciones de Lunas de Octubre estará mayormente compuesto por autores del Norte: Francisco Morales, Leobardo Sarabia, José Manuel Di Bella, Elizabeth Cazessús, Roberto Castillo, Daniel Charles Thomas, Lizbeth García y Karina Vázquez; son algunos de los que menciona Lizardi, además de gente de Monterrey, Guadalajara, Hermosillo y México, DF.
Al margen del plan de presentaciones, Edmundo Lizardi es reiterativo al expresar el carácter lúdico del encuentro: “El principio del placer. ¿Te acuerdas de la hora feliz de los recreos escolares, recuerdas aquel timbre que sonaba a gloria? Si eres insensible al sentido simbólico del juego, el espíritu se reseca y se apaga. Nada más tienes que mirar a los ojos de esos jovencitos de la Generación X, cuyo universo verbal gira en torno de la palabra güey, ¿o no, güey? Su idea de liderazgo, del éxito, de la felicidad, se reduce a una gerencia de ventas. No importa lo que vendas, pero vende: condones, consoladores, mota, marineras, tangas, prótesis, softwares y hardwares. El mundo es un mall, un tianguis, donde el fetiche de la mercancía somos todos”.
Poeta todo el tiempo, Lizardi consolida en Lunas de Octubre esa vena que antes explicaba como “una dolorosa erección” que le daba la certeza de la creatividad poética, detonada muchas veces por el olor afrodisíaco del mar. La inspiración continúa, quizás más sublime porque proviene de fibras más sensibles que muere por compartir: “Estas Lunas van dedicadas a mi nieta Natalia, de pura cepa tijuanense, que también ya en el aire, literalmente, las compones”.
Por último, narra cómo a su descendiente le encantan los globos de gas y cómo en una ocasión, pasando por Plaza Río, la pequeña llevaba uno en cada mano. Uno de ellos se lo arrebató el viento: “Natalia siguió con la mirada el vuelo de su efímero juguete, y cuando lo vio perderse en el azul del cielo, clavándome sus encendidas pupilas, simplemente exclamó: ‘Como los pájaros…’.
Este año el programa de lecturas y presentaciones de Lunas de Octubre estará mayormente compuesto por autores del Norte: Francisco Morales, Leobardo Sarabia, José Manuel Di Bella, Elizabeth Cazessús, Roberto Castillo, Daniel Charles Thomas, Lizbeth García y Karina Vázquez; son algunos de los que menciona Lizardi, además de gente de Monterrey, Guadalajara, Hermosillo y México, DF.
Al margen del plan de presentaciones, Edmundo Lizardi es reiterativo al expresar el carácter lúdico del encuentro: “El principio del placer. ¿Te acuerdas de la hora feliz de los recreos escolares, recuerdas aquel timbre que sonaba a gloria? Si eres insensible al sentido simbólico del juego, el espíritu se reseca y se apaga. Nada más tienes que mirar a los ojos de esos jovencitos de la Generación X, cuyo universo verbal gira en torno de la palabra güey, ¿o no, güey? Su idea de liderazgo, del éxito, de la felicidad, se reduce a una gerencia de ventas. No importa lo que vendas, pero vende: condones, consoladores, mota, marineras, tangas, prótesis, softwares y hardwares. El mundo es un mall, un tianguis, donde el fetiche de la mercancía somos todos”.
Poeta todo el tiempo, Lizardi consolida en Lunas de Octubre esa vena que antes explicaba como “una dolorosa erección” que le daba la certeza de la creatividad poética, detonada muchas veces por el olor afrodisíaco del mar. La inspiración continúa, quizás más sublime porque proviene de fibras más sensibles que muere por compartir: “Estas Lunas van dedicadas a mi nieta Natalia, de pura cepa tijuanense, que también ya en el aire, literalmente, las compones”.
Por último, narra cómo a su descendiente le encantan los globos de gas y cómo en una ocasión, pasando por Plaza Río, la pequeña llevaba uno en cada mano. Uno de ellos se lo arrebató el viento: “Natalia siguió con la mirada el vuelo de su efímero juguete, y cuando lo vio perderse en el azul del cielo, clavándome sus encendidas pupilas, simplemente exclamó: ‘Como los pájaros…’.
Por eso le prometí que como premio iba a salir en el periódico. Que posara para la cámara porque mucha gente iba a verla, y a descubrir en su forma de mirar, de mirarlos, la imagen del globo convertido en pájaro”.