JULIETA VENEGAS
Saborea el éxito más que nunca
Juan Carlos Domínguez
Tijuana siempre es el tema de rigor -a veces hasta el cansancio- cuando Julieta Venegas ha de presentarse y dar entrevistas en esta su ciudad.
“¿Sabes que tiene mala fama?”, responde entre ingenua y pícara la intérprete cuando surge la enésima pregunta respecto a su tierra: “Qué onda con Manu Chao, nos jodió un poquito la cancioncita esa”, refiere la Venegas, a quien muy seguido le preguntan en España respecto a nuestra ciudad y la canción que dice “Tijuana, sexo y marihuana…”. Ella responde en son de broma: “¡Bueno!, con quién se junta el Manu Chao ¿no?”.
Le preguntan a la artista radicada en el Distrito Federal si sigue estando al tanto de lo que pasa en Tijuana, a lo que responde con el lugar común, o sea, los que todos saben de la ciudad aunque no estén vinculados a ella: “Lo que pasa en la frontera es lo que pasa en todas las fronteras, la gente tiene que salir a darse oportunidades a otro lugar, en este caso es Estados Unidos, qué mejor que nadie tuviera que irse de su casa y yo creo que en Tijuana siempre lo hemos visto…”.
Finalmente, aunque es obvio que no puede estar al tanto de lo que pasa ahora en la Tijuana que dejó hace 10 años, la identidad la lleva y la defiende cuando se da el caso: “Es que Tijuana suena súper sórdido, es como el nombre, les gusta Tijuana, el sonido, y ser frontera nos convierte como en algo diferente. Pero es como cualquier ciudad, somos gente de ahí, somos gente de fuera, es como una mezcla pero también tiene un lado muy conservador -explica a los extranjeros curiosos- . Y artísticamente es una ciudad que inspira mucho, no conocen la cantidad de gente que está saliendo de aquí, de fotógrafos, artistas plásticos, de músicos. Yo creo que también hay que resaltar que inspira mucho ser de la frontera”.
“¿Sabes que tiene mala fama?”, responde entre ingenua y pícara la intérprete cuando surge la enésima pregunta respecto a su tierra: “Qué onda con Manu Chao, nos jodió un poquito la cancioncita esa”, refiere la Venegas, a quien muy seguido le preguntan en España respecto a nuestra ciudad y la canción que dice “Tijuana, sexo y marihuana…”. Ella responde en son de broma: “¡Bueno!, con quién se junta el Manu Chao ¿no?”.
Le preguntan a la artista radicada en el Distrito Federal si sigue estando al tanto de lo que pasa en Tijuana, a lo que responde con el lugar común, o sea, los que todos saben de la ciudad aunque no estén vinculados a ella: “Lo que pasa en la frontera es lo que pasa en todas las fronteras, la gente tiene que salir a darse oportunidades a otro lugar, en este caso es Estados Unidos, qué mejor que nadie tuviera que irse de su casa y yo creo que en Tijuana siempre lo hemos visto…”.
Finalmente, aunque es obvio que no puede estar al tanto de lo que pasa ahora en la Tijuana que dejó hace 10 años, la identidad la lleva y la defiende cuando se da el caso: “Es que Tijuana suena súper sórdido, es como el nombre, les gusta Tijuana, el sonido, y ser frontera nos convierte como en algo diferente. Pero es como cualquier ciudad, somos gente de ahí, somos gente de fuera, es como una mezcla pero también tiene un lado muy conservador -explica a los extranjeros curiosos- . Y artísticamente es una ciudad que inspira mucho, no conocen la cantidad de gente que está saliendo de aquí, de fotógrafos, artistas plásticos, de músicos. Yo creo que también hay que resaltar que inspira mucho ser de la frontera”.
AFORTUNADÍSIMA
“La vida te sorprende y es más divertido así”, asume como filosofía de existencia Julieta Vegas. Así anda por la música, así ha llegado hasta donde está, sin quebrarse tanto la cabeza: “¡Ni idea!, no me imagino ni de aquí a diez meses, ni cinco meses, ni nada. Lo lindo para mí es el proceso de las cosas, más que la meta”, contesta cuando le cuestionan cómo se ve en los próximos años.
Ahora que está en plena gira por toda la República, la empiezan a conocer en España y resto de Europa con el nuevo disco, “Limón y Sal”, que gracias al éxito del álbum anterior ha recibido un inusual apoyo promocional de parte de su disquera, por lo que Julieta saborea el éxito más que nunca.
“Soy afortunadísima, las posibilidades de que yo me dedicara a lo que quería cuando era chica, creciendo aquí en Tijuana, pues eran pocas ¿no? Es un camino más largo cuando no eres de la capital, cualquiera de acá lo sabe, cualquiera que se dedica a la música, incluso siendo de la capital. Ya de entrada, eso lo agradezco muchísimo, ¡wow! Es increíble la suerte que he tenido y cómo todas las cosas se han dado, cada vez disfruto más de las cosas”.
Refiere que hasta las giras, que antes no le gustaban, hoy las goza. El subir y bajar de los aviones, llegar a distintas ciudades, hospedarse en los hoteles. “Toda la locura que significa tanto movimiento y tanto viaje… Yo siempre le llamo ‘la rutina de la no rutina’”.
Asegura la tijuanense que la espontaneidad ha sido el tono con el que ha llevado su trayectoria artística. Siempre tomando el rumbo con decisiones propias, desde la música que ha elegido hacer, hasta la imagen física que proyecta. Cierto desenfado que, sin embargo, ha balanceado con el profesionalismo de estar de lleno viviendo del espectáculo, sin meditar mucho en encontrar explicaciones de su éxito.
“Las cosas evolucionan a un camino. O sea, no sé muy bien por qué, yo creo que mejor ni saberlo mucho porque si no tendría… lo que emociona de la música es también la espontaneidad, que nunca sabes lo que va a pasar realmente. Me di cuenta, después de diez años ¡ah!, es como una carrera, y también se trata de crecer. Yo creo que todo evoluciona”.
No obstante, la parafernalia en que se mueve su carrera no le ha quitado el sentimiento de búsqueda que desde pequeña caracterizó a Julieta Venegas, quien jura tener la misma inquietud de siempre: “Sigo creciendo y aprendiendo de la música, y por suerte ahora me puedo dedicar a eso exclusivamente. Yo nunca he perdido la curiosidad por probar cosas y por hacer cosas, y eso me empuja.
“Mi onda en la música es el gusto por escucharla, por vivirla, por hacer; y el gusto por buscar cosas en ella. Yo creo que si pierdo eso, ya me dedico a otra cosa”.
Ahora que está en plena gira por toda la República, la empiezan a conocer en España y resto de Europa con el nuevo disco, “Limón y Sal”, que gracias al éxito del álbum anterior ha recibido un inusual apoyo promocional de parte de su disquera, por lo que Julieta saborea el éxito más que nunca.
“Soy afortunadísima, las posibilidades de que yo me dedicara a lo que quería cuando era chica, creciendo aquí en Tijuana, pues eran pocas ¿no? Es un camino más largo cuando no eres de la capital, cualquiera de acá lo sabe, cualquiera que se dedica a la música, incluso siendo de la capital. Ya de entrada, eso lo agradezco muchísimo, ¡wow! Es increíble la suerte que he tenido y cómo todas las cosas se han dado, cada vez disfruto más de las cosas”.
Refiere que hasta las giras, que antes no le gustaban, hoy las goza. El subir y bajar de los aviones, llegar a distintas ciudades, hospedarse en los hoteles. “Toda la locura que significa tanto movimiento y tanto viaje… Yo siempre le llamo ‘la rutina de la no rutina’”.
Asegura la tijuanense que la espontaneidad ha sido el tono con el que ha llevado su trayectoria artística. Siempre tomando el rumbo con decisiones propias, desde la música que ha elegido hacer, hasta la imagen física que proyecta. Cierto desenfado que, sin embargo, ha balanceado con el profesionalismo de estar de lleno viviendo del espectáculo, sin meditar mucho en encontrar explicaciones de su éxito.
“Las cosas evolucionan a un camino. O sea, no sé muy bien por qué, yo creo que mejor ni saberlo mucho porque si no tendría… lo que emociona de la música es también la espontaneidad, que nunca sabes lo que va a pasar realmente. Me di cuenta, después de diez años ¡ah!, es como una carrera, y también se trata de crecer. Yo creo que todo evoluciona”.
No obstante, la parafernalia en que se mueve su carrera no le ha quitado el sentimiento de búsqueda que desde pequeña caracterizó a Julieta Venegas, quien jura tener la misma inquietud de siempre: “Sigo creciendo y aprendiendo de la música, y por suerte ahora me puedo dedicar a eso exclusivamente. Yo nunca he perdido la curiosidad por probar cosas y por hacer cosas, y eso me empuja.
“Mi onda en la música es el gusto por escucharla, por vivirla, por hacer; y el gusto por buscar cosas en ella. Yo creo que si pierdo eso, ya me dedico a otra cosa”.
El CONCIERTO
Gran recibimiento recibió Julieta Venegas de los tijuanenses, sus paisanos. Cerca de tres mil asistentes, desde niños hasta adultos cuarentones, así como de diferentes estratos sociales, fueron a disfrutar de la música de la intérprete la noche del sábado 7 de octubre y, finalmente, a compartir tanto éxito que ahora vive su paisana.
“¡Qué gusto estar entre familia… y entre amigos… con todo el apoyo que siempre dan!...”, fueron las primeras palabras con las que Julieta se dirigió a la gente reunida en El Foro después de aparecer, guitarra en mano, con las canciones “Eres para Mí”, “Algo Está Cambiando” , “Y No Seré”.
Desde el primer momento se notó el mayor desenvolvimiento que tiene la cantautora en escena, yendo de un lado para otro del escenario, saludando de mano al público de enfrente.
Algunas de las canciones las explicaba desde la perspectiva femenina y enamorada de su persona: “Las mujeres a veces nos sentimos muy inseguras: pero hay que decir `yo a ti te voy a ser feliz´”; y así discurrían los temas poperos que más le han pegado últimamente: “Limón y Sal”, “Mala Memoria”, “Sería Feliz” y “Lento”.
Con un acento entre chilango y tijuanense, la Venegas saludaba con mucho desenfado, como si estuviera en una fiesta particular, a personas y familiares que reconocía: “¡Qué onda!”. Cinco mesas VIP fueron ocupadas por sus allegados.
Alguna canción la dedicó especialmente a su familia; a su madre, tías, hermano: “Por perdonarme el que no esté… que casi no los vea…”. Continuaron los temas “A Donde Sea”, “Me Voy”, “Sin Documentos”, “De mis Pasos” y “Lo que Pidas”.
Con mayor producción, incluyendo tres pantallas de video circulares, seis músicos ejecutando bien y una Julieta Venegas intentando ser más desenvuelta, procurando bailar aunque de plano no se le dé y luce rígida de repente, el concierto fue ovacionado por un público fiel pese a la mala acústica de El Foro y la equivocada colocación de las bocinas.
Por momentos el público se mostraba más que emotivo, contemplativo, y reaccionaban ante las palabras de una Julieta Venegas apenas entendibles, dada a las condiciones del sonido: “Este es un concierto para ustedes los tijuanillos…”, “… qué lindo estar con ustedes…”, “… se ven muy bonitos desde acá…”.
Acto seguido, la tijuanense interpretó “A Callarse” (tema homenaje al poeta Pablo Neruda) con gritos desafinados; “Dónde Quiero Estar”, bailando mucho pero mal y con unas extrañas botas blancas que se veían muy inadecuadas para tales menesteres. Hizo mención de Los Ángeles de la Frontera, grupo que trabaja en pro de los indocumentados y a quien les dedicó el concierto y la canción “Aunque la Jaula Sea de Oro”, mientras en las pantallas se proyectaban imágenes de amor, paz y libertad.
Con un nuevo arreglo, más roquero, interpretó el éxito que la lanzó al estrellato: “De mis Pasos”, aprovechando para presentar a cada uno de sus músicos y acaparando una de las más grandes ovaciones de la noche. Del coro, el público pasó a interpretar por completo la canción.
Finalmente, Julieta Venegas se despidió, pero hubo el retorno de rigor para regresar con tres temas más, entre éstos “Andar Conmigo”, con una Julieta muy energética y saltadora sobre el escenario, pero sumamente agotada, según dejaba ver un close-up de su rostro proyectado en las pantallas gigantes.
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