Gritos y sombrerazos, y muchos berrinches, son los que lanzan los clientes cada vez que hacen “el súper” en los Mercados Soriana. Ha sido más que evidente cómo se tiró a la desgracia esa tienda cuando de Gigante pasó a ser Soriana. De entrada, subieron los precios, los establecimientos lucen más desaliñados y el servicio en cajas se volvió pésimo. Para pagar, las filas aumentaron pues hay horas en que nada más tienen una o dos cajas en servicio; otras veces “se les cae el sistema” y la fila se vuelve interminable; y que no le toque el “corte de caja” porque le pedirán que aguante diez minutos, que se convierte en media hora. Los clientes protestan al aire porque hasta las mismas cajeras andan hechas bolas, y lo supervisores y gerente se esconden. Los compradores, muchos, optan por nomás sellar el boleto del estacionamiento y ya no regresar. Es más, hasta el estatus de los clientes ha chafeado, principalmente en las sucursales de Avenida de las Ferias o la de frente al Condominio Gallegos, donde solía hacer sus compras las amas de casa “nice” o los solteros refinaditos de las colonias residenciales aledañas.
¡El colmo!, con Frontera, el periódico: En algunas ediciones incluyó un instructivo para explicar cómo leer el mazacote de notas en lo que han convertido su publicación. Y buenos para la venta alientan: Lo puede leer mientras camina, mientras maneja, mientras hace fila en el banco o mientras hace cualquier otra tarea o necesidad.
Vinos L.A. Cetto ha mermado el acercamiento que antes tenía con los medios. Es la percepción que tienen los reporteros de varios medios, de algunos meses para acá. Parece ser que a raíz de los movimientos que en su área de Comunicación y Relaciones Públicas realizó esa empresa bajacaliforniana.
En Tijuana “hay con qué”, hay dinero, todavía da para mucho. Hasta el arte puede sobrevivir pese al desaliento o la devastación que muchos tijuanenses puedan sentir. Con esa visión se abrió un nuevo espacio cultural, la Galería Distrito 10, en la Colonia Hipódromo, cuya propietaria es Cecilia Navarro, ex representante del Instituto de Cultura de Baja California en Tijuana. Su proceder es a la inversa: mientras muchos tijuanenses se van a Estados Unidos a salvar su patrimonio —y a veces hasta la vida—, ella viene apostarle a la Tijuana generosa, y aparte en un rubro tan complicado como lo es el del arte.
“Vamos a tirar la casa por la ventana”, presumió el Alcalde de Tijuana Jorge Ramos, a propósito de los festejos por el Aniversario de esta ciudad. Entonces podrá estar Tijuana muy destruida y apestosa, pero eso sí, que no se repare en recursos para celebrarle bien su cumpleaños. Ya hasta de repente pareciera que Ramos quiere emular a Jorge Hank, con eso del populismo, por un lado, y la frivolidad por el otro; pues para cantarle las mañanitas al oído —a Tijuana, nos referimos— traerá al charro bien “bragado” Alejandro Fernández. ¿Cuánto cobrará tal celebridad por venir a cantar? ¡Lo que cueste!, el Presidente Municipal lo que quiere es que se limpie la mala imagen de la ciudad porque, dice, “estoy convencido que somos más la gente buena”. Aunque por cierto, hace algunas semanas reforzó el blindaje de su camioneta. Eso es fe.
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