5.10.10




GUERRERO:

EL CACICAZGO COMO ÚNICA OPCIÓN
Añorve impuesto por el PRI; Aguirre “adoptado” por el PRD. La misma familia

“Ustedes le tendrán que informar a los miles de perredistas que me apoyan, que el candidato será un cacique priísta”, les espetó en las narices a Jesús Ortega y Manuel Camacho Solís –dirigente nacional del PRD y coordinador del DIA, respectivamente– el senador perredista Armando Ríos Piter, cuando en cónclave anunciaron que recurrirán a un candidato externo para buscar la gubernatura de Guerrero. Nada menos que a Ángel Aguirre, senador del PRI y ex gobernador sustituto de Rubén Figueroa.
Y es que el PRD en Guerrero –como lo está casi en todo el mapa nacional– está tan resquebrajado en su interior, que reconocen los perredistas es imposible enfrentar con un candidato propio la próxima elección de enero de 2011.
Los seis “suspirantes” que desde apenas iniciado el año saltaron al reflector con sus aspiraciones de competir por la candidatura del PRD para la gubernatura de Guerrero, se han ido difuminando. Tempranamente 12 senadores perredistas –de un total de 26– de diferentes corrientes, incluyendo las afines a Andrés Manuel López Obrador y a Jesús Ortega, se pronunciaron a favor del senador Lázaro Mazón, ex alcalde de Iguala, y al que ponderaban como “auténtico perredista, de siempre”. Pero también se lanzaban loas al diputado federal Cuauhtémoc Sandoval, en su calidad de único fundador del partido vigente; al igual que a los senadores David Jiménez y Armando Ríos Piter.
Pero “la manzana de la discordia” finalmente no se cosechó en el PRD, sino en el PRI, para la mala suerte de los “presuntos” que hacían fila. Al imponerse como candidato en el partido de “enfrente” a Manuel Añorve, presidente municipal de Acapulco, saltó en su indignación el senador Ángel Aguirre Rivero, quien asegura merecer la candidatura. Argumentado su supuesta popularidad entre la población guerrerense, el PRD nacional le “echó ojo” para encabezar la coalición PRD-PT-Convergencia y –muy probablemente– con el PAN, que en aquellas tierras nomás no pinta.
Todos los aspirantes en el PRD terminaron por cuadrarse, salvo el diputado Armando Ríos Piter, que sacó a relucir cómo Ángel Aguirre, el “invitado” del PRI es tan cercano a Enrique Peña Nieto, del que incluso fue “operador financiero”, además de tener sobre sí la sobra del ex gobernador Rubén Figueroa, y con ello, toda la tradición caciquil de Guerrero. Lo malo para Ríos Piter es que la virtual candidatura del que en las próximas horas dejará de ser priísta para irse abanderar las causas “izquierdistas” ya está avalada por el dirigente nacional Jesús Ortega y, sobre todo, Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal. Incluso las huestes de Andrés Manuel López Obrador, sin estar muy complacidas del todo, no han desechado el apoyo –incluso para hacer campaña a su favor– a Aguirre siempre y cuando en la coalición no se incluya al PAN.
Muy cercanas en el tiempo, pero pareciera muy distantes en el escenario actual, se aprecian las palabras que hace apenas una semana pronunciara Camilo Valenzuela, presidente del Consejo Nacional del partido: “Ángel Aguirre no está en el escenario del PRD”, y se refirió al autoritarismo priísta del que proviene y que ha provocado a los guerrerenses “tanto sufrimiento, atraso y muerte”.
Y es que hay que recordar que Ángel Aguirre entró como candidato sustituto de Rubén Figueroa Alcocer, cuando en 1995, casi a mitad de su mandato, fue obligado a dejar el cargo después del escándalo por la matanza de campesinos de Aguas Blancas, en junio de 1995, cuando el periodista Ricardo Rocha difundió videos inéditos del asesinato de mujeres, niños y hombres indígenas. En los tres años que gobernó Aguirre se deslindó del poder de Figueroa, pero reforzó a su propio grupo, “La Costa Chica”, perpetuando finalmente el dominio de los caciques en tierras guerrerenses. La ineptitud y corruptelas continuaron, por ejemplo, con los dineros destinados para los estragos que provocó el huracán Paulina, y que nunca se aplicaron. En esa casta se gestó precisamente Manuel Añorve, primo de Aguirre. Lo hizo regidor, secretario de finanzas, alcalde de Acapulco; en fin, hasta que llegó la traición: la candidatura para gobernador que Aguirre ya hacía suya. Denostado por sus propios correligionarios, por el actual gobernador perredista Zeferino Torreblanca –repudiado por todas las corrientes del PRD– y por la militancia a la que piensa abanderar, todo indica que Ángel Aguirre se enfrentará a su propio primo, que es confrontarse con sus propios demonios.
Las pugnas internas del PRD desbordadas; y los mismos viejos vicios y rupturas soterradas del PRI, finalmente desencadenarán en la consolidación de los gobiernos caciquiles que tanto pregonan los defensores de las alianzas “contra natura”. Sea Añorve o Aguirre el que gane, todo será igual. La mira está más puesta en el 2012 que en resolver “este río intenso y con mucho remolino” en que ahora se desarrolla el proceso electoral en Guerrero.

(Juan Carlos Domínguez)

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