Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
Juan Carlos Domínguez
Nunca había estado tan horrenda la televisión mexicana; hablando de las dos cadenas principales. Fuera de los debates y el circo postelectoral y la paranoia lopezobradorista, los programas de Televisa y Televisión Azteca, en el 2006, estuvieron más nefastos que nunca, que ya es mucho decir.
Compiten para ver cuál es el peor los programas mañaneros, no hay una diferencia entre los matutinos tijuanenses y los de cobertura nacional (aún con todo su presupuesto). Los nombres son tan similares de unos y otros que es difícil distinguirlos (“Venga la Alegría”, “Nuestra casa”, “Tempranito”, y así de cúrsiles). Sobresalen todos en lo grotesco. Una Andrea Legarreta en estado de embarazo y fodonguez en una de las emisiones, y en otra un par de malos actores queriéndose ahora revelar como conductores. Para el 2007 el panorama pinta igual de mal. Televisa anuncia como estrenos “La hora de la papa” y “Nuestra casa”, por ejemplo; los cuales son malísimos. TV Azteca por su parte, se las seguirá ingeniando para exprimir sus talentos de La Academia ofreciendo lo mismo todo el año pero con diferentes etiquetas.
Y de las telenovelas… ¡ni hablar! Cómo estará la cosa que el “cañonazo” del año fue “La fea más bella”. La más feliz es la protagonista que, en efecto, en su carrera nunca había dado “pie con bola”. Qué mediocridad de diálogos, de argumento, en fin… Pero lo más lamentable es la incursión de artistas en decadencia, tal es el caso de José José, que ya no puede no solamente cantar sino ni hablar; y ahí está con su papelito; qué triste y denigrante.
Es una complicidad más sofisticada, siempre lo he dicho, entre Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas, porque competencia ya no son. No sé qué pretenderán estos señores, ¿acaso idiotizar más al mexicano? Porque ni en los peores tiempos del priísmo y el monopolio de Televisa se había visto tal desfachatez en sus contenidos.
¿Y de la cultura qué podemos esperar? Pues el mismo panorama de miseria. Catalogado de “exquisito” y petulante por los que lo conocen, la designación de Sergio Vela como Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes prometía algo digno, por su preparación y fogueo y, claro, porque después de Sari Bermúdez cualquiera podría cumplir. Dicen que la tónica del Conaculta será el centralismo y el elitismo. Por lo pronto Felipe Calderón ya redujo en 2 mil millones de pesos el presupuesto para ese rubro, por lo que el abandono ya lo tenemos garantizado.
El Centro Cultural Tijuana morirá de inanición. No habrá dinero, independientemente del director que se designe. Revalidar a Teresa Vicencio sería una blasfemia. Otros nombres que sugirieron algunos encuestados por el periódico Frontera incluye a uno o dos funcionarios actuales de esa institución, más grises que nada, lo que es no tener temor de Dios. Doce años de desolación para el Cecut es mucha tragedia.