26.6.07

Día de la Libertad de Expresión
LoS ReGaLoS de HoNoLd



*Juan Carlos Domínguez

“Como les dije, este desayuno es muy humilde; yo preferí que fuera esto”, aclaró Kurt Honold, Presidente Municipal Sustituto de Tijuana. Y claro, comparado con los convites de Jorge Hank Rhon, el evento dedicado a los periodistas por el Día de la Libertad de Expresión, resultó, digamos, modesto.

En esta ocasión se agasajó a los reporteros no con una cena, sino con un desayuno; en uno de los prados de la explanada de Palacio Municipal, en lugar del Patio Central en el interior del mismo. En lugar de cristalería fina y grandes arreglos florales, mesas bien “armaditas” y sin tanta formalidad. El menú: Huevos con machaca, papas fritas y frijoles refritos. Nada de alcohol, sólo jugo de naranja y café.

A las 8:30 de la mañana habían llegado pocos invitados, apenas 10 mesas ocupadas de las 30 distribuidas. La Banda de Música Municipal entonaba “¡Qué Bonita es mi Tierra!”. A las 8:45 arribó el Alcalde, quien saludó de mano a cada uno de los músicos. Después hizo lo mismo con cada uno de los comensales. Siempre flanqueado por tres o cuatro escoltas.

La mayoría de las mesas fueron asignadas con un número, y unas cuantas reservadas para funcionarios. Algunos de éstos, que fueron los primeros en llegar: Edgar Fernández, Octavio Corona Flores, Luis Javier Algorri. Poco a poco fueron llegando los demás. Otros invitados no eran identificados tan fácilmente: “Deben ser directivos de medios, lo digo porque nunca los he visto reporteando”.

Reporteros no llegaron tantos. O llegaban y se iban pronto. Era plena mañana, el horario de las conferencias de prensa y coberturas. Los que se quedaban, lo hacían por una sola razón, el de su impaciencia de siempre: La rifa de los regalos.

“Primero que anuncien qué regalos habrá, si vale la pena me quedo, si no; no”, diría el corresponsal de una agencia de noticias. Mientras que una reportera de El Sol de Tijuana mostraba su dignidad ante la posibilidad de “sacarse” uno de los tantos electrodomésticos: “Para licuadoras… ¡ni en mi casa!”. “Yo ni me paro a recoger el regalo… ¡qué vergüenza!”, expresaría otra. A la mera hora todos pasaron a recoger hasta las planchas; rifaron 10. Además de licuadoras, teléfonos, televisiones, modulares, viajes, noches de hotel y muchos vales para desayunos en restaurantes como Pueblo Amigo. Un trovador al que nadie ponía atención cantaba la canción de Mocedades, “Tómame o Déjame”, mientras pasaban frente a él tres enormes cajas conteniendo televisiones. Pero no había opción de elegir premio grande, todo era cuestión del azar: “Si me saco una de ésas, sí paso por ella”.

En el marco de la festividad, también se inauguró una exposición de cartones políticos, a cargo de la Asociación de Caricaturistas de Tijuana, con dibujos de Ramsés II, Javier Velazco Amarillas, Abraham y Halder. Este último tomó el micrófono por más tiempo que el propio Honold, entregó algunos reconocimientos a sus colegas y pronunció un discurso reivindicativo para nuestra ciudad y sus comunicadores. Terminó diciendo que Tijuana era igual que todas las mujeres.

Por su parte, el Alcalde expresó su agradecimiento y cariño hacia los reporteros que acudieron a su convocatoria. Les reconoció la importancia que tienen para mantener informada a la comunidad. “Les agradezco todas las atenciones que han tenido para mi esposa y para conmigo…”, externó. Más adelante sería menos personalista: “Yo les agradezco, no por mí, ni por mi esposa, ni por el Ayuntamiento, sino por Tijuana”. Más adelante volvería a reflexionar: “A muchos de ustedes he tenido la fortuna de conocerlos y hacer una amistad sincera. Mi esposa y yo nos vamos el 30 de noviembre, espero que el 1 de diciembre me sigan saludando, como lo hacen ahorita”.

Y por último, lo que quizás muchos no han entendido del Alcalde Sustituto, el sentido de su gestión: “Estoy aquí en una temporada muy corta, estoy haciendo amigos, y eso es para lo que uno está en el puesto: para hacer amigos”.

Y llegó el momento más esperado, para los reporteros; el de la rifa de regalos. Y también la ocasión para que el Presidente Municipal luciera su fino humorismo. A cada anuncio de un premio, una ocurrencia: “¡Una lavadora!... chaca chaca…”, “¡Un refrigerador!... para las chelas y las caguamas…”. “¡Una estufa!”… para que me inviten a comer frijoles…”. O sea que, “bajita la mano”, los llamó borrachos y frijoleros.

La rifa iba lenta y la concurrencia se desesperaba. Aun así, Kurt Honold hizo un receso y dio el paso a un cantante de ranchero. El sorteo continuó después a cargo de otro maestro de ceremonias, mas el Alcalde ya no regresó. Los reporteros se retiraban una vez con el regalo en mano. Otros llegaban nomás como para hacer acto de presencia.

Se notó la ausencia de muchos periodistas, ya sea porque estaban trabajando, o porque de plano no comulgan con la actual administración municipal. Otros, digamos, más identificados con el glamour, prefirieron esperar la fiesta del viernes, la que Jorge Hank Rhon brindaría en su Salón Hípico. Fiesta, esa sí, con la abundancia y sabor “hankista” a los que tantos se han vuelto tan asiduos.


REGINA OROZCO
ArTisTa CaMaLeóNicA


* Juan Carlos Domínguez

Pocos artistas pueden presumir de moverse en el campo del espectáculo, tanto en la parte farandulera, como en el ámbito cultural o alternativo. Regina Orozco es uno de esos casos. La robusta actriz y cantante, lo mismo puede escenificar una obra operística, que aparecer como juez en el reality “La Academia”; igual puede interpretar un dramático rol en una película, que hacer comicidad en un bar.

Tengo mi María Callas y mi Ninel Conde dentro”, dice bromeando para referirse a los ámbitos en que se mueve. Luego reflexiona: “No, no es cierto. Ya quisiera tener algo de María Callas, pero espero no tener nada de Ninel Conde… un cuerpazo tal vez… bueno, pero a mí me gusta el mío”.

Con formación clásica en el canto, Regina encuentra en el arte no comercial la mayor libertad para explayarse en su actitud ante la vida, mientras que en el lado del espectáculo comercial, se allega de más gente a partir del desenfado, tal como cuenta que sucedió en Juchitan, donde el público solamente tenía la referencia como de “la que sale en la tele”, pero a los que terminó cantándoles ópera y dándoles a conocer una disciplina que desconocían.

Asegura que finalmente, los públicos no son tan diferentes en una u otra parte. En lo que a ella respecta sus seguidores van desde niños, hasta señoras, familias y muchos miembros de la comunidad gay: “Yo hago lo que me gusta hacer y no dejo de ser yo si estoy en un lugar u otro”.

“Regina en el Diván” es el título del espectáculo que la artista presenta desde hace tres años, y que el domingo pasado ofreció en El Foro de Tijuana. La protagonista presenta un menú de 45 canciones -que interpreta al ritmo que se lo pidan: cumbia, metal, hip-hop, rancheras, etcétera- y se traducen en cada una de sus frustraciones y traumas: “Van variando a según cómo vaya viviendo. Mitómana no soy, borrachita a veces, estreñida tampoco…”.

– Siempre se te ve con una actitud muy alegre, “campechana”, desenfadada, ¿no ha habido conflictos en tu vida, etapas duras?
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“Claro que sí, he tenido momentos muy difíciles, separaciones amorosas, dolorosas, accidentes; como todos. Vinimos a aprender a esta vida, no nos queda de otra más que seguir, darse los ranazos y poder crecer a través de las caídas fuertes”.
– Mas en el arte lo canalizas todo…
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“Sí, ayuda mucho. Hace dos años tuve una relación terrible de celos, dos años con un muchacho que fue para mí durísimo, me volví una persona extremadamente celosa y no podía controlar eso. Hice un espectáculo de ópera que se llamaba ‘Regina en Celo S.A.’ y fue tal la investigación y enfrentarme a ese dolor, que sí hubo una catarsis, un movimiento en mi personalidad, que ahora encontré una relación mucho más estable, más entendida”.

Orozco ha logrado estar alejada del escándalo, no obstante hace dos semanas TV Azteca sacó un programa donde la estrella reveló situaciones como su relación lésbica a los 20 años, o su afán de someterse a todo tipo de tratamientos para adelgazar. Ahora, afirma, ha aceptado su cuerpo. Su actitud ha servido también para que gran parte de su público haga lo mismo, o en otros casos, para que reconozcan su sexualidad, por lo que también ha colaborado en diversas campañas sociales...

Por ello no distingue públicos como frívolos o más serios, siempre y cuando muestre su arte tal como ella lo concibe: “La manera más honesta de sacar mi vida a la luz pública creo que es al estar arriba del escenario”, concluye.

22.6.07




Adriana Barraza

DeSpUéS de BaBeL ...

* Juan Carlos Domínguez

Pareciera que Adriana Barraza no existía. No antes de su participación en la película “Babel”. Más aún, no se le hacía en el mundo hasta no ser nominada al premio Óscar de la Academia. No obstante, lleva 37 años de carrera.

De un de repente, el mundo puso los ojos tras la desconocida mexicana, que se convirtió en la tercera compatriota en toda la historia de Hollywood, en ser nominada como Mejor Actriz de Reparto. El hecho, la artista no pudo afrontarlo más que como una especie de estado límbico: “Lo viví primero que nada como una feliz inconciencia”, expresa en entrevista con ZETA.

Y explica: “Digo ‘feliz inconciencia’ porque a lo mejor si me hubiera dado cuenta realmente de hasta dónde iba a llegar la repercusión de ‘Babel’, me hubiera dado mucho miedo, porque todo esto tan grande, de repente, puede parecer muy abrumador”.


Pero para quien en toda su carrera había enfrentado los vaivenes de la misma, muy alejada de los reflectores, la realidad habría de imponerse prontamente: “Pero también lo viví con mucha conciencia de que es un trabajo y de que todo es pasajero, así como fui nominada al Óscar, al Golden Globe, es parte de mi historia, pero no de mi presente. Para mí es muy importante estar en mi presente”.


Precisa: “Agradezco mi historia, obviamente; a Dios primero que a nadie, pero está la coherencia en mi trabajo y saber que lo único que a mí me sustenta es la continuidad de mi carrera, y seguir haciéndolo duro, como lo he hecho siempre”.


Invitada a Tijuana por la Universidad de las Californias, en el marco del festival Corto Creativo y aun con la celebridad alcanzada, Barraza puede pasar desapercibida en cualquier parte, porque incluso su personalidad real es algo distinta al papel interpretado como madre de Gael García Bernal en el filme de Alejandro González Iñárritu, en donde se le puede ver con exceso de peso y rasgos más mexicanos.


Ofertas de trabajo, por supuesto que ahora no le faltan a Barraza. Simplemente a su correo electrónico, platica, le han llegado propuestas para cientos de proyectos. No atina ni a calcular cuántos: “Eso me hizo darme cuenta que, efectivamente, a veces la vida te pone en ciertas circunstancias, que son el lugar preciso en el momento preciso.


Hay cantidad de actrices y actores, de todas las edades, en muchos lugares, no solamente en México, con tanto talento, que yo de veras le ruego a Dios que tengan la oportunidad de demostrarlo nada más”.


Fama sin agobios


No había éxito, menos fama, en la vida de Adriana Barraza. Pero afirma que nunca le ganó el desánimo. Por la sencilla razón de que la actuación no siempre ha sido su oficio de tiempo completo. De entrada, estudió Ciencias Químicas, trabajó en un hospital y después vendió desde libros hasta ser estilista en un salón de belleza. En quince años no pisó un foro, después alternó sus actividades con el teatro, como simple actividad. Hasta que pudo vivir completamente del espectáculo al ingresar a Televisa como asistente de producción de Martha Luna.


“Digamos que nunca me cuestioné ‘seré actriz o no seré… viviré de este negocio o no’, porque a veces no se vive de este negocio, entonces no importa, hay otros caminos en el espacio escénico, y mira, la carrera de actriz no se deja nunca”.


Además de todo, Barraza tiene una sustentada trayectoria como maestra de actuación; aparte de directora de escena y dramaturga. Tiene mucho con qué seguir, más allá de los reflectores que inesperadamente se enfocaron sobre su persona, ahí, en plena antesala de los premios Óscar.


– ¿Llegaste a confiar en que ganarías el Óscar o tenías tus reservas?

"No. La verdad es que uno como actor es bien inseguro, entonces en una de esas dices ‘ya me lo gané’… ‘no, no es cierto’… ‘sí, cómo no’…; así está uno todo el tiempo ¿eh? Lo que sí te quiero decir es que lo disfruté mucho, y que me desilusioné mucho, obviamente, cuando no me lo dieron ahí sentadita. Pero también ahí sentada hice una reflexión que yo ya venía haciendo desde hace tiempo -afortunadamente soy grande, no jovencita-: Pues que Dios me da lo que yo necesito, a veces no lo que yo querría.

Entonces sumé, me dije, tengo mi esposo, tengo mi hija, que eso es invaluable, mi nieta… Y la vida me llevó a estar sentada aquí, estar nominada al Óscar, y no tengo más que agradecerle a la vida”.


A donde la lleve el viento


Sin agobiarse, Adriana Barraza tiene asegurada en el futuro inmediato su participación en tres películas. Antes aclara: “Claro que no aceptaría películas que sean o quieran ser la continuación de ‘Babel’ o algo así; porque ya hice ‘Babel’, pero lo que considere que puede ser algo interesante, lo acepto con mucho gusto”.


El próximo mes, la actriz mexicana estará participando en el rodaje de “Henry Poole is Here”, una comedia romántica realizada en los estudios Lakeshore, donde se acompañará de los actores Luke Wilson y Radha Mitchell. Más adelante filmará también “Don´t Let Me Drown”, una película independiente, ópera prima de un egresado de Sundance. Eso en cuanto a Hollywood, porque también trabajará en Argentina, protagonizando “Azucena Villaflores. 375 Días”, filme muy especial, pues recrea la historia de la primera mujer que convocó a las “Madres de la Plaza de Mayo”, mismas que llevan 30 años implorando por sus hijos desaparecidos en el régimen militar.


Continuará el escaparate entonces para Adriana Barraza, por lo menos para un buen rato: “Yo pienso trabajar muy duro, como he trabajado toda mi vida. Hasta donde yo pueda, hasta donde pueda disfrutar, pues vete tú a saber, porque uno nunca sabe… Mínimamente, mi esfuerzo va a estar puesto para que me sigan llamando, si no la hiciera como actriz en estos años, porque salí en todas las películas feas, pues de todas maneras soy maestra, el espacio escénico para mí es mi casa, sea el área que sea…”.


Al margen de la fama; la energía y el optimismo van con ella: “Mi carrera está a donde me lleve el viento. Que los vientos sean bonitos y propicios…”.





Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez

Tijuana tan importante y tan dada al catre. Eso es lo triste. Mire, aviéntese un recorrido en carretera, por lo menos hasta Hermosillo. Pasará por Tecate, Mexicali, San Luis Río Colorado, Caborca, Sonoyta, Santa Ana, Benjamín Hill… en fin, y las que le quiera agregar. Todas, son ciudades menos importantes que la nuestra, pero, para nuestra desgracia, ninguna tan jodida como Tijuana. Hasta Mexicali está mejor. De entrada, todas tienen el espacio vital, calles amplias y planas, sin el amontonadero de gente en las colonias. Y aunque las quisiéramos ver como pueblos, ninguna de ellas lo es ya. El hacinamiento y el tercermundismo son más evidentes aquí, en Tijuana. Es una olla exprés que un buen día va a explotar.

Y para más barroquismo de nuestro paisaje tijuanero, el Ayuntamiento de Tijuana tuvo la ocurrencia, durante varias semanas, de adornar los camellones de algunas vías rápidas con carros chocados, hechos chatarra. Dentro de una campaña dizque para concienciar a la población sobre el peligro de manejar sin precaución –como si el simple hecho de circular sobre nuestras calles no fuera ya como hacerlo por campos minados—. El caso es que las esculturas aleccionadoras de carros siniestrados, pasaron desapercibidas. Yonques por el estilo circulan miles por toda la ciudad, se nos ponen a un ladito en cualquier alto de semáforo. No fue novedad, no asustan. Consumimos los desechos de los gringos. Aquí cualquier “calzonudo” hace sus ahorritos, compra su auto y se avienta al ruedo. He ahí, el principal factor de peligro.

Los atractivos turísticos de Tijuana, no obstante, siguen siendo bonitos y dignos de presumirse. Por lo menos eso es lo que nos hace suponer el que las autoridades anunciaran que habrá un recorrido, “con una línea de autobuses especializada”, que partiendo de la Línea Internacional paseará a nuestros visitantes por las partes más simbólicas y atrayentes de nuestra ciudad –así, como el “turibus” que funciona en el Distrito Federal, Puebla u otras entidades. De entrada, el recorrido lúdico para nuestros turistas, tendrá que partir de ahí, del bordo. Luego, el resto de nuestros emblemáticos sitios. Lomas Taurinas, de rigor, es nuestra colonia con más carga histórica; Avenida Revolución y su “cosmopolita” vida nocturna; la Zona Este (Florido, Mariano, El Pípila y demás), reflejo de nuestro gran desarrollo urbanístico, Fraccionamiento Chapultepec y Lomas de Aguacaliente, cuna de ilustres familias y héroes del narcojuniorismo; y así nos vamos. ¡Ah! Y un nuevo sitio de reciente adhesión a nuestro listado de lugares emblemáticos en Tijuana: El Hospital General.

Y nos siguen llegando grandes inversionistas, aún así. La última personalidad que anduvo por acá y mostró su interés en destinar una buena cantidad de dinero en alguna empresa en Tijuana o Rosarito, fue la “célebre estrella de talla internacional” María Conchita Alonso. En una fiesta en un departamento de la colonia Chapultepec, el manager de la actriz y cantante le decía a ésta: “Para tus inversiones mira, él te puede ayudar…”, y le señalaba al Alcalde Kurt Honold. El Presidente Municipal complacido sonrió pero María Conchita le instó: “Sí, pero tú ya te vas, ¿no? Honold respondió: “Por eso… Hay que apurarnos, para poder ayudarte”. Y la venezolana arremetió entre maliciosa y retadora. “!Pues nos ayudamos!”. Así se gestan los proyectos en nuestra entidad, por supuesto siempre anteponiendo los intereses y bienestar de los más importantes: nosotros, los tijuanenses.

15.6.07

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez

Muchos días para las Horas de Junio. Es el Encuentro Hispanoamericano de Escritores que en Hermosillo, Sonora organiza Raúl Acevedo Savín y que se ha ganado muy buena acogida desde hace varios años. ¿El principal motivo? Ese magistral equilibrio que logra entre la formalidad y oficialismo, y el desmadre y la chorcha.

De músicos, poetas y locos, literalmente, es ese evento de escritores. En el encuentro que se organiza en La Paz (“Lunas de Octubre”), se cuenta siempre con la presencia de varios locos, pero finalmente son la dinastía Lizardi o Paco Luna; pero en Hermosillo, me encontré con una buena “mata” de desquiciados, que dimensiona el aspecto lúdico de las jornadas. Locos singulares, geniales los más, incómodos los menos, pero divertidos finalmente. Dicen que el calor los tiene así: “A lo mejor tener sed enloquece al desierto…” dice una canción.

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Tiene un vibra y una esencia “Horas de Junio”, que no se encuentra en la mayoría de los encuentros literarios que se organizan en otras partes del país (por ejemplo, los insípidos que se hacen en Tijuana, por no ir más lejos). Una virtud del mismo, es la gran cantidad de narradores y poetas, distribuidos a lo largo de 30 mesas, sin esquemas rígidos que los acomode por género, edad, residencia o tendencias. Abierto y libre, fluido, con lecturas ágiles. Una característica muy peculiar, es la agrupación tanto de autores jóvenes, medianos y viejos, sin prominencia de unos sobre otros. Las diferencias son casi imperceptibles. Eso no es fácil, en un medio donde siempre habrán de imperar “las capillitas”.
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Pan y circo, como en todo, también lo hay. Ahí es donde entra la parte oficialista. Las lecturas normales a las que acuden unas 30 personas, de repente se convierten en 300. Es lo que pasa en la inauguración formal a cargo del Presidente Municipal y autoridades de cultura y la Universidad. Cada uno lleva a dos reporteros, a un maestro de ceremonias muy engolado, y al séquito de colaboradores a hacer “bola”. Pero el trance pasa, y los poetas recuperan su espacio. La parafernalia de rigor, viene, cumple y se va, tal como debe ser. Por su parte Acevedo Savín, el verdadero orquestador, también toma la palabra, y se nota la sensibilidad neta, la del que sí goza y se conmueve ante el encuentro con las letras.
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Hasta el Subcomandante Marcos pidió leer, según dicen, en “Horas de Junio”. Y lo hizo. Lo que acarreó a otro conglomerado de público. Ya saben, la prominencia de los típicos “rebelditos sin causa”. Y ahí está Marcos, leyendo un extenso texto que va de la subversión al amor, de la ficción al sexo, y hasta de la cursilería: “Cultivo una rosa blanca en junio como en enero… para el amigo sincero...”, y acto seguido le entrega un bonito arreglo floral al poeta homenajeado Ernesto Cardenal. “Qué par de p…”, diría el poeta Paco Luna mofándose de la romántica escena entre el encapuchado y el viejito de la boina. La escena pintoresca se extiende como las largas colas de hombres y mujeres que quieren la foto y el autógrafo con Marcos. Al guerrillero ya ni siquiera hay que solicitárselo, está tan acostumbrado al reflector y el acoso, que basta ponerse a su lado, para posar junto a ti frente a la camarita.
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Folclor y mucha fiesta, eso garantiza la larga vida para las “Horas…”. Mira que leer a 10 metros del mar de Guaymas (sede de la clausura), degustando la cerveza y la mantarraya, le da un gozo mayor al ya de por sí estado enardecido en que los escritores y demás se entregan, como fuente vital de su literatura. Luego de dónde sacar buenas historias, si no es de los deleites, desencuentros, desenfrenos, los afectos y demás, de cada uno de ellos, que ahí se concentran como en una marabunta que vuelve cada Encuentro memorable.


Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
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¡Ah! Cómo le gusta el teatrito al CECUT. Celebró, así como para cumplir nada más, el Cuarto Foro de Consulta Ciudadana. Lo de “ciudadana” es un decir, la reunión fue de puros funcionarios de puestos prominentes a nivel federal, pero el público general, y hasta la comunidad artística local, brilló por su ausencia. Luego, lo programaron en lunes –precisamente el día en que el Centro Cultural Tijuana permanece cerrado. Las ilustres personalidades que participaron fueron María Teresa Franco, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura; Juan Torres, del Instituto de Cultura de Tabasco; Gonzalo Rodríguez del INBA; Nora Aguilar, de la SEP; Sergio Ramírez, del Sistema Nacional de Fomento Musical; Alejandro Schwatsz, del Centro Veracruzano de Artes; y, en plan estelar, Teresa Vicencio directora del CECUT.
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De flojera, el encuentro; me dicen los que estuvieron ahí. Las mismas peroratas de siempre. Que la falta de apoyo a la cultura, los dilemas y carencias en torno a las disciplinas artísticas, en fin. Me cuentan, que cada funcionario expuso su ponencia con las posturas y los lugares comunes de siempre, procurando cada uno, cerrar con alguna frase impactante. Me aseguran también, que se notaba a todas luces que los participantes estaban desesperados por terminar con la jornada, más interesados en saber donde continuaría la fiesta en la noche, o en prepararse para ir de compras a San Diego al día siguiente. Evento gris e intrascendente, que, típico, nada más sirvió para que los funcionarios de marras vinieran a pasearse. La conclusión del “importante” foro fue, ¡oh gran descubrimiento!: que existe en nuestro país la necesidad de darle una atención especial a la educación artística.
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Algo debe pasar en el FOCUC (Foro Cultural Ciudadano) que poco a poco ha ido cerrando filas. La agrupación civil que se fundó para fiscalizar la función de las instituciones culturales y sus titulares, con una vocación digamos que democrática e incluyente, como que ha resultado todo lo contrario. Hasta donde sé, primero se separaron del grupo, la actual coordinadora de la Feria del Libro, Aída Méndez; luego la propietaria de un café, Margarita Gónzalez; después, la poeta Elizabeth Cazessus; creo que también Ivonne Arballo, precisamente una de las participativas del foro. Lo más extraño es que he oído expresarse muy mal del foro a los que antes hablaban bondades del mismo. Otras de plano se muestran dolidas, pero no sueltan “prenda” de lo que realmente pasa al interior del grupo. Otros de plano sugieren –pero nada más eso- la imposición y unilateralidad de algún o alguna miembro del FOCUC, que, precisamente se ostenta como “foro ciudadano”. Algo está viciado. Digo, que adentro se den hasta con el más sus miembros, pues allá ellos, pero si su labor de la agrupación hacia afuera poco impacto ha tenido, pues habrá que ir cuestionando su razón de ser.
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Los familiares de Federico Campbell estaban molestos. Eso durante durante el homenaje que se le hizo al escritor tijuanense en la inauguración de la XXV Feria del Libro de Tijuana. Y es que las fallas del sonido fueron insultantes, para los Campbell, que nada más pudieron escuchar el 20 por ciento del discurso pronunciado por el más ilustre de la familia. Decían frustrados: Habrá que esperar otros 25 años para que lo vuelvan a homenajear. Alguien preguntó si le entregarían las llaves de Tijuana, como también se acostumbra en estos casos. No faltó quien aseguró que nomás le dieron una tarjetita con los datos de una cerrajería, y la indicación precisa: “vaya, ahí puede pasar a recoger las llaves de la ciudad”.



MANU CHAO EN TIJUANA
Monumental


Juan Carlos Domínguez

Martes por la noche. Se acaba de ocultar el sol de la de por sí nublada y un tanto fría tarde. La nubosidad cubre el mismo cielo de dos países. De aquel lado, una camioneta de la migra se aposta sigilosa en el conocido anteriormente como “Parque de la Amistad”, un pradito sereno; Estados Unidos que se ve desde el Faro de Playas de Tijuana.
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De este lado, el panorama es diametralmente opuesto. Es la fila de autos varios kilómetros a la redonda, el alboroto que empieza en la Plaza Monumental, la expectativa de ver a un artista provocador y contestatario de ese sistema discriminatorio; es Manu Chao en su reencuentro con Tijuana. En la reiteración de su canto de libertad y tolerancia, precisamente ahí, a unos cuantos metros donde una malla de acero ha cobrado más vidas que el muro de Berlín, según reflexiona el propio Manu:
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“Cantar una canción como ‘Clandestino’ ahí, tendrá un simbolismo más fuerte que en otros lugares. Ese lugar tiene su peso, tiene sus muertes, tiene sus desgracias, tiene su tragedia… y lo tomaremos con todo respeto…”.En efecto, el intérprete franco-español toma el sitio, y con él, un ejército de alrededor de once mil tijuanenses arremetiendo con cantos y ritmos contra la hostilidad de las imposiciones, cualquiera que éstas sean.
¡
Artista provocador
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El espectáculo de Manu Chao empieza desde un día antes del concierto, en una rueda de prensa, a donde acude una veintena de reporteros no solamente de la fuente, sino de información general, incluyendo a corresponsales de medios nacionales, algunos de los cuales no conocen bien a bien la música del cantante. Van más por la postura política que tienen como referencia de Manu. No saben lo que significa su música, o si viene a presentar un nuevo disco. La conferencia de prensa se desarrolla, van diez preguntas y nadie le ha cuestionado por su música o nuevo disco.
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“Sí, es curioso, yo estoy aquí dispuesto a hablar de todo lo que sea. Puedo hablar de amor, de política, pero si empezamos con política, pues es un problema que evidentemente preocupa a todo el mundo”, expresa a ZETA.
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– ¿Cómo equilibras que tu plataforma política no se coma tu parte artística?
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“No lo sé. Yo creo que voy del día a día y tampoco me paso el día entero pensando en política. Tengo mi guitarra, tengo mi música, y evidentemente en ella está un poco reflejado mi entorno. Desgraciadamente, a donde viaje hoy en día por el mundo, nunca he encontrado un lugar donde la gente me diga que está bien y feliz”.
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Las preguntas se suceden en torno a la migración, las opresiones, los gobiernos. Manu señala que hasta en los países que se dicen democráticos existe una dictadura, la del dinero: “Y México no es la excepción”.
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Manu, que ha andando hasta por los barrios más bajos de Tijuana, gozando su plena libertad, hoy, a su regreso, se ha encontrado con los retenes militares, con un tanque de guerra que lo franquea a unos cuantos pasos del escenario donde tocará. Se impacta, pero advierte que eso lo está viendo en todas partes: “Ahora mismo en Barcelona no puedes dar cuatro pasos, está plagada de policías”.
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Libre pensador y abierto a todas las experiencias, Manu es consciente que la militarización es por culpa del narcotráfico, y reflexiona en torno a ello: “Durante años y años y años, hubo una permisividad tan grande que se les ha hecho tan fuerte (a los narcos), que ahora va a ser muy difícil erradicar eso”.
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Vociferar la libertad
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Sin una identidad propiamente, ni modas marcadas, se conglomeran miles en torno a quien pregona por el libre tránsito por la Tierra, por la vida, sin documentos de identificación, sin fronteras. Así aparece Manu Chao en el escenario, con la multiculturalidad reflejada en ritmos energéticos y punzantes, bañando toda la plaza de sus fusiones de salsa, raggae, rock, ska, rai angelino y chanson francesa. Llenándolo de Manu, de su canto, de su grito, que al son de los acordes prende al público, que aun en medio del hacinamiento, se desfoga y van de aquí para allá, cada quien a su modo, lo mismo en un slam, bailando para sí, o simplemente absortos en las verdades que salen de la boca del intérprete.
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Por momentos más roquero y con más guitarras en esta ocasión, Manu ofrece arreglos diferentes para sus emblemas hechos canciones: “Clandestino”, “Desaparecido”, “Lágrimas de Oro”. Cada frase, cada estrofa que aboga y abraza a los errantes, a los sin futuro, a los que cargan la etiqueta de ilegalidad por no sujetarse a las fronteras: “…llevo en el cuerpo una condena que siempre me echa a caminar…”.
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La euforia, el baile y el canto colectivo no cesan, por el contrario, se van cubriendo de los vientos de liberación que arroja Manu hacia el cielo, en el que, con el transcurso de la noche, se van descubriendo las estrellas hasta hace poco muy ocultas.
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Si alguien contribuyó al gran afecto que tiene el intérprete franco-español por esta frontera, es el fallecido músico Luis Güereña. A él le dedica un himno a nuestra ciudad, para muchos no el más digno, pero ciertamente el más honesto: “Welcome to Tijuana”, en esta ocasión a ritmo de baladita. No hay empacho en corear “Tijuana… tequila, sexo y marihuana…”, los únicos incómodos ahora, son los cadetes y policías esparcidos por todas partes.
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El cantante anuncia consignas en contra de George Bush y todos aquellos gobiernos imperialistas. La gente se enardece, agradece que se vocifere así. Un joven abajo juega y baila con unas improvisadas antorchas, otro se sube a bailar al escenario, los guardias intentan bajarlo y Manu arremete contra los de seguridad.
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“Qué sucede en la calle… qué sucede en la calle...”, canta el líder musical seguramente porque afuera, la vida real y cruda continúa. “Tú no tienes la culpa, mi amor, que el mundo sea tan feo…”.
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Del desencanto a la ilusión
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“Se nos ha negado la felicidad. Puedes ser feliz en tu propia vida en un momento dado, pero es una felicidad súper egoísta. Nunca podré ser feliz, pensando que hay tanta gente que no lo es. A veces estoy con mi hijo en la playa y me puedo sentir feliz, pero a los dos días me entra un ansia de pensar en todos mis amigos que siguen en la vida dura del barrio. Tendría que olvidarme de todo para ser feliz, y no puedo…”.
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Manu también le canta al desencanto. Pero también al amor: La atmósfera entonces se torna melancólica y melodiosa, en un vaivén de lucecillas azules y naranjas, celulares y encendedores que anuncian cada uno la existencia de un alma conmovida que asume la poesía de la travesía diaria: “La Despedida”, “Mi Vida”, “Viento”, “Día Luna, Día Pena”, “Si me Dejas Elegir” y hasta la mexicanísima “Volver, Volver”.
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Entre la rebeldía y el amor, el desencanto y la esperanza -esa que Chao ha hecho su estación y en la que en esos momentos están instalados todos, hasta los que nada más van a verlo porque es lo cool-, el cantante mantiene su convicción, aun a pesar de toda la parafernalia que lo rodea últimamente. “Si mantengo la esencia, eso tiene que decirlo la gente, los periodistas, yo no te voy a decir ‘no te preocupes, mantengo la esencia’, porque yo no lo sé. Yo hago mi caminito y cada noche me voy a la cama intentando hacer mi caminito como persona honesta, y busco que no se desvirtúe mucho lo que quiero hacer…”.
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Y sigue siendo él, no hay duda:”Hoy día luna día pena… hoy me levanto sin razón… hoy me levanto y no quiero…”. “Si me das a elegir… entre tú y ese cielo…yo me quedo contigo…”. “Mi vida, lucerito sin vela… mi último refugio, mi última ilusión…”; y la multitud con él, en un frenesí que empieza a llegar a su fin, pero que el público no lo permite; una, dos, tres veces regresa al escenario. En realidad Manu no se quiere ir, le cuesta trabajo. Tijuana, el río de gente, le dan eternidad.
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“La manera más evidente de nunca envejecer es estar ilusionado. Eso es estar siempre joven, estar siempre vivo, y eso es lo que a mí me ayuda mucho en la música. Tengo una pasión tan fuerte con eso que nunca llego a estar cansado. Estar ilusionado es la eterna juventud. Yo veo a maestros de 70 años que tienen esos ojitos de adolescente, que es pura ilusión. O como mi vecina de Galicia, una campesina de 70 años, que le calcularías 15… Me casaría con ella…”.
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Manu Chao es protesta, es rebeldía -hasta de defensor del terrorismo vasco se le ha acusado-, también es pesar, amor o solidaridad. Siembra la semilla y espera la cosecha al final de cada concierto, buscando la aprobación en la luz de la mirada de cada persona: “Eso es suficiente para ver, para entender, para sentir el corazón de esa gente. Te das cuenta que has hecho una buena presentación con esas miradas de agradecimiento; es súper elocuente”.
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Se despide con una gran iluminación encima, pero no es la de los reflectores o juegos de luces, sino la de su público tijuanense que desde ya le pide el reencuentro, muy pronto.
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6.6.07

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez

No hemos entendido la gravedad del asunto, a veces pienso. Ante el crimen organizado y el narcotráfico desbocados, de repente siento que los medios de comunicación, las autoridades y, la población en general, no han asimilado del todo que el hecho de que la delincuencia organizada sea el tema nacional en estos momentos (quedó atrás el fraude electoral, o temas como la migración, o las revueltas sociales en el sur del país) es una situación sumamente alarmante. Sin embargo, nadie se atrevería a dudar que ahora, como nunca se había visto, el Presidente del país pudiera estar en “la mira” del narco. Las ejecuciones a altos mandos policíacos es apenas un aviso de que se va con todo. Cuando la ferocidad de los cárteles toque a las altas investiduras del poder gubernamental (ya no nada más a las corporaciones policíacas) entonces sí México estará entrando a un caos insostenible.
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Pero sólo son un puñado de gente, los narcotraficantes, afirmó muy consoladoramente Genaro García Luna, nada menos que Secretario de Seguridad Pública Federal. Dijo que más bien hemos mitificado a los narcos, cuando son puras personas sin mucha inteligencia y educación. Y me pregunto ¿Nuestros policías no adolecen acaso de los mismos atributos? ¿Y los mexicanos en general? Más aún, aseguró que si cree que estamos en estado de guerra, por lo menos ésta se está ganando. Yo creo que sí, solamente así se puede explicar que los públicos no dejen de contentarse con el clásico Chivas-América, “Los Cinco Magníficos” o “Juan Querendón”. Además, el gobierno federal está lanzando comerciales muy bonitos, como ese en que una niña que junto con su familia llega a un retén militar y le regala su muñequita a un soldado enternecido. No, pues así sí, cuando menos pensemos ya le habremos ganado la guerra al crimen organizado.
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Recibió un regalo inolvidable el Día del Maestro. Una profesora de edad avanzada, acostumbra a tomar los autobuses turísticos Mexicoach para trasladarse de Tijuana a San Ysidro. Lo hizo el 15 de mayo, se acomodó en el asiento lateral que está atrás del chofer. Ese día, a bordo del camión, estuvo a punto de hacerse acreedora a un obsequio por demás trascendental: Su pase “al otro mundo”. El autobús circulaba por el puente que conduce de Plaza Río hasta Palacio Municipal, cuando de repente sintió un fuerte estruendo tras su cabeza, y un airecillo que le pasó como a diez centímetros de su rostro. Se trababa de un balazo que “alguien” disparó desde la calle, a la altura de donde están los edificios de Infonavit Río. La bala dejó un orificio en la ventana que daba justo en la cabeza de la usuaria. Cabía un dedo pulgar en el agujero. El chofer se paró, lánguido y pálido preguntándole si se encontraba bien. Viajaban ocho pasajeros, entre ellos tres norteamericanos. Superado el susto, el chofer continuó su marcha, y todos tan contentos. Nadie se preocupó por averiguar qué pasó, ni denunciar el hecho. Un balazo a un transporte público y la posibilidad de una tragedia que lamentar, no inmutó a nadie. Ésa sí es cultura de asimilación de la violencia.
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“Nunca pensamos que la inseguridad iba llegar a los payasos, que no le hacemos mal a nadie”, expresó “Dulcerita”, una cómica callejera que junto con sus compañeros vio cómo a su colega el payaso “Flaquín”, lo asaltaron apenas saliendo de su casa en pleno día en una colonia de Tijuana. Le quitaron los 50 pesos que traía para sus taxis, además de estrellarle una piedra en la cabeza, que lo mató.