7.11.06

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
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El subcomediante Marcos en Tijuana. El circo a todo lo que da. La nueva generación de rebeldes sin causa haciendo cola para la foto. El séquito de guerrilleros evitando la entrada a todo aquél reportero que no sea de medios "independientes". Ya se les olvidó cuando Marquitos fue a contar malos chistes al programa de Carlos Loret de Mola en Televisa. Y concierto en honor del mesías, con roqueritos y músicos oportunistas (muchos de ellos), disfrazados de hippies y con el infaltable rostro del Che Guevara sobre el pecho. Se nos da tan fácil el llamado Teatro del Absurdo.

Tijuana está sitiada por Jorge Hank y sus cofradías. Y la intención es extender la oligarquía a nivel estatal. Y así nos iremos… Tomando en cuenta que los peleles blanquiazules que ostentan el poder sólo lo son de membrete. El Consejo de Ancianos lo siguen ostentando los de siempre, los cachorros de la Revolución, los innombrables.

Ya nadie habla de El Peje en el Distrito Federal. Somos un país de desmemoriados, más que eso, de resignados. De la filosofía de "la aceptación".

Bueno, El Peje, ya no es tema colectivamente. Pero en lo corto, en la conversación cotidiana entre amistades y conocidos, "el 2 de julio no se olvida". Nadie se quita la idea de la cabeza del gran fraude. Están convencidos de ello y cada quien aporta su testimonio de primera mano. Pero ya ni se reniega. Aceptan que El Peje está perdido, que le faltó inteligencia, que fue muy visceral, que se puso a las patadas con todos los Sanzones, que necesariamente tenía que haber negociado con alguien, con quien fuera, uno sólo de "los grandes", para no estar llorando ahora tan vergonzosa derrota.

Es el colmo que en el Distrito Federal, en cualquier Oxxo o Seven Eleven los dependientes revisen minuciosamente hasta un billete de 50 pesos para ver si no es falso. Poco importa que uno tenga el aspecto de persona decente. A ese grado llega la desconfianza, la intolerancia, el salvajismo.

Tijuana está en las manos del hampa. Empezando por las autoridades municipales. Mazatlán es una tierra sin ley, a los policías ni siquiera los tienen que sobornar los narcos, solitos se acurrucan del miedo. La Ciudad de México es la capital de la corrupción, ahí se gesta el destino del país entre los cabecillas de las distintas mafias: Narcotráfico, empresarios, políticos. El polvorín en Oaxaca es el anuncio de los conflictos políticos-sociales que se pueden ir extendiendo por todo el territorio nacional. En el Estado de México anuncian que cada vez hay más delitos con el sello de "ejecuciones". En Tamaulipas, ya se vio, ni una redacción de periódico es buen resguardo para los periodistas. Can Cun y Los Cabos son botín para los grandes y "limpios" inversionistas. El país está descompuesto. Apesta.

Pero siempre hay un rayito de esperanza. Ya tenemos un nuevo santo mexicano: San Rafael Guízar Valencia (michoacano como nuestro futuro Presidente), nada menos que tío abuelo de otra eminencia eclesiástica: Marcial Maciel. Qué importa que no sepamos mucho de sus milagros. Pero con tantos santos ya (México tiene el record en Latinoamérica), los mexicanos estaremos más protegidos. Y el Arzobispo Norberto Rivera menos nervioso.




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