3.11.06

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez

Qué bien por Nortec al seguir cosechando éxitos. Siempre estará bien que surjan talentos que hagan enorgullecernos a los tijuanenses. El colectivo de música electrónica-norteña suma más logros esta semana: Una nominación a los Premios Grammys Latinos, y el contrato de Hiperboreal para incluir una composición suya en la banda sonora de "Babel", la más reciente película de Alejandro González Iñarritu. Igual otros elementos de Nortec han colaborado con importantes directores de cine y músicos a nivel internacional. Todo eso está muy bien, se comparte el gusto no solamente por ser paisanos, sino por formar parte de una misma comunidad cultural en Tijuana. Lo que sí es preciso es controlar el ego que a veces les gana a algunos de sus integrantes. Aquellos que pueden encontrar un reportaje de dos planas donde se les reconoce todos sus atributos, y bueno, "está chido", pero que son esos mismos que se indignar y vociferan si se encuentran con un par de renglones donde se les critica algún detallito. No se puede andar así por la vida.

Es increíble nuestro gobernador. Para no creerse, la sarta de estupideces que puede pronunciar Eugenio Elorduy Walter en una entrevista (ver ZETA de la semana pasada) y que resulta casi ilegible, incoherente, absurda. Lo grave no es solamente que intente fingir demencia sobre su pobre gestión y proceder respecto a la inseguridad del estado, sino que no sea capaz de coordinar frases, palabras. Okey, se trata de otro ranchero-empresario entrado a político pero, digo, de qué sirven los comunicólogos que tienen a su servicio. ¿En cinco años no han podido darle algunas clasecitas elementales de español, de perdida para salir del paso? Y lo peor que para dónde volteemos estamos amolados. Si de Presidente de la República tenemos a un pusilámine y mandilón al que ya ni sus "ocurrencias" le salvan el paso, y luego, aquí en Tijuana está un Jorge Hank, represor y violento que disfraza su petulancia con su actitud de dicharachero y campechano. Lo único que nos queda es enfrentarnos al dilema: llorar o reír.

Yo creo que vamos a extrañar a Fox, dijo en alguna ocasión el comediante Andrés Bustamante "El Guiri Guir", respecto a lo tanto que nos ha hecho reír el Presidente a lo largo del sexenio. La risa, remedio infalible, porque con Felipe Calderón lo más seguro es que los medios reculen un tanto respecto a la libertad –o libertinaje- con la que han tratado la figura presidencial, y el resto de los mexicanos habremos de cambiar las carcajadas por una mueca ríspida y ambigua, a tono con la personalidad de nuestro nuevo gobernante.

Ni tan tonto Vicente Fox ¿eh? Sobre todo tratándose de dinero. Ahora resulta que también le gusta embolsarse el dinero de los mexicanos. El señor desapareció casi 25 millones de pesos que desde el inicio de su gestión la Iniciativa Privada (Comercial Mexicana, Cemex, Telmex, Pulsar, etc.) destinó para el Fondo Nacional de Becas. Bueno, "desaparecer" es un decir, la cantidad fue depositada en un fideicomiso privado en Inbursa cuyo titular es nada menos que Vicente Fox Quesada. Se supone que después la cantidad sería transferida al fondo para ayudar a los niños más necesitados del país, pero nunca sucedió tal. En la revista Proceso de esta semana se dan todos los detalles, la misma publicación critica que Fox "ya había bajado la cortina" de su administración y que nunca aclaró que pasó con ese dinerito. Lo más triste es que tampoco en seis años nadie le pidió cuentas al respecto. Pero pues, millones más millones menos, para los mexicanos es como quitarle un pelo al gato.

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