1.12.06

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
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Gustavo Cerati pudo ser el mejor concierto del año. Casi lo fue, de no haber sido por la malísima acústica de El Foro y el repertorio elegido por el rockstar, que prefirió golosinarse con su último álbum, “Ahí vamos”, agotando medio concierto con puras canciones de éste y relegando momentos que pudieron haber sido sublimes si hubiera incluido más temas de producciones como “Bocanada”, “Amor amarillo” o “Cosas imposibles”. Ni siquiera se trata de exigirle éxitos de Soda Stereo, eso es para los nostálgicos.

Lo más placentero del concierto: “Crimen”, “Té para tres”, “Me quedó aquí”. Lo más climático: “Bomba de tiempo”, “Juegos de seducción” y “Cosas imposibles” (no es necesario transcribirles aquí las letras, ¿cierto?).

Manú Chao fue la gran sorpresa al presentarse en el concierto del domingo. De pura casualidad, pues se encontraba en ese mismo momento en el bar Dandy del Sur, acompañando al colectivo Nortec en la filmación de un video. Para muchos fue desquiciante ver ahí al cantante gitano entre la presentación de Zoé y Cerati. Sin embargo, cuando uno puede pensar que para todo el mundo el momento es muy significativo, no falta quien te ponga los pies en el suelo. Una dama joven, pero doña, nos preguntó: “Disculpa… el que está cantando quién es… cómo se llama…”. Hubo que darle una leve explicación. No tenía ni idea: “Yo vengo con mi esposo… por Cerati, por Soda Stereo”; explicó.

Pero qué mala leche Cerati. Hizo un berrinche feo cuando Los Tres decidieron invitar al escenario a Manú Chao. Temía lo previsible: le robó cámara, por lo menos en esos cuatro minutos, qué intolerancia. Más preocupado aún su manager preguntaba al día siguiente: “¿Qué publicó la prensa?, ¿mencionaron a Manú?”. Y ante la respuesta afirmativa: “¡Mierda!”.
Un muy buen concierto, decía, por la presencia de Los Tres y la propuesta tan particular que cargan; Zoé, grupo al que no ubicaba lo suficiente (a pesar de que ya están muy vistos en Tijuana) pero de quienes reconozco una “actitud” (pareciera que hoy en día es muy difícil exigirle a alguien asumir una actitud) y Cerati, del que poco hay que agregar.

Entre la presentación del domingo y el lunes, hubo pocas diferencias. La más notoria, obvio, la presencia de Manú Chao, hecho del que los asistentes del lunes ni por enterados se dieron. En el repertorio, apenas la incorporación de un tema por parte de Cerati, “Avenida Acorta”. Otra diferencia: la entrega del público, el lunes estuvieron más apagadones. Luego, quizás, un Cerati un poco agotado (los excesos y las grupies del “after party” anterior no eran para menos) Otra dato, quizás intrascendente pero curioso: La abundancia de gente obesa en el evento del lunes.

¡A mí me vale que sea Cerati o un artista famoso!; expresó la mesera enojona del Bar Dandy del Sur, al desalojar a la gente a las tres en punto de la mañana. Ahí me tocó ver cómo llegó Cerati, a pie, como “Pedro por su casa”, junto con otros dos músicos. Pero a la media hora fue sacado a empeñoles, como cualquier otro. Está bien, para ubicarlo, para verlo muy diferente a la celebridad que es capaz de responder (así sea a la fan más atractiva): “Okay, me tomaré la foto contigo si esto satisface tu autoestima…”.

Muy bonita y llamativa resultó la inauguración del Antiguo Palacio Municipal (ahora oficinas de Instituto Municipal de Arte y Cultura). Fue una verbena popular, y al mismo tiempo toda elite del arte estuvo presente. Muy al modo hankista, el evento se vistió de gran acontecimiento más allá de la limitada fauna cultural tijuanera. Los priístas se saben aplicar para eso. Se brindó con cerveza y hasta con champaña. Mucho oropel y sonrisas. ¿Ya ven? No hay mucha diferencia entre la farándula y el circulo culturoso. Y con la política… ¡ni qué decir!

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