12.2.07

Pan y Circo

Juan Carlos Domínguez

Sigo sin poderlo creer cómo puede tener éxito un producto tan nefasto como la telenovela "La fea más bella". Detenerse a ver un minuto tal bodrio apenas es soportable, es increíble que la gente pueda seguir a pies puntillas la "trama". Los diálogos, las actuaciones, los personajes mismos, todo es bobo; pero es presentado tan natural que pareciera que la idiotez es la situación normal de las familias mexicanas.

El colmo de los absurdos es que ahora Lety (creo que así se llama la protagonista, interpretada por Angélica Vale) en su transformación, o embellecimiento, pasó de la insignificancia a lo grotesco. Para ser que así es para lo realizadores y será el nuevo modelo que se quiera imponer, el travestismo como sinónimo de belleza. Porque de señorita boba, frígida y reprimida, la heroína de la telenovela ha pasado a ser un travesti, vean la cara de "la fea más bella", francamente desagradable. Y el público feliz, comiéndose lo que le sirvan. ¿Se irá a poner de moda que las protagonistas de las telenovelas sean feas? ¿No era suficiente ya con que fueran tontas?

Más no todo está perdido. En medio de tanta podredumbre de contenidos televisivos pueden encontrase uno que otro programa que nos regrese la certidumbre de que no hemos diminuido nuestras capacidades mentales. No todos.

Facundo es la neta y el programa "Incógnito" una opción de dónde asirse entre tanto contenido insustancial. Aún con el desenfado y relajo que caracteriza a la emisión mencionada, se puede encontrar un contenido de fondo, cuestionador, denunciativo, para reflexionar. Aparentemente frívolo, Facundo puede, por ejemplo, recorrer hoteles de paso y hacer un acopio de "vestigios" de jornadas clandestinas de amor. Más que el mero morbo, el resultado puede ser un interesante diagnostico sociológico. Facundo no es tonto, lo sabe. Y así sucede en muchos de los reportajes y entrevistas aparentemente absurdos pero que finalmente llevan a la reflexión. Pero el mayor atributo de Facundo es la irreverencia, el cinismo, el desenfado. El conductor es capaz de criticar y destrozar a los mismos productos de Televisa, la empresa que le paga. No tiene empacho en ridiculizar y evidenciar lo detestable que son los programas y personajes creados en esa parafernalia monopolizada (Fabián Lavalle, "Otro rollo", Ninel Conde, "La oreja"). Facundo es la prueba de que no hay que escudarse en la censura cuando es más la autocensura la que nos mantiene en el hoyo. La mediocridad tiene su revés, hacen falta más comunicadores de esos; pero más falta hacen públicos que lo exijan.


Tijuana gótica y gélida. Así lucía nuestra ciudad, por ejemplo, el viernes pasado. Desolada, abandonada, fría y hasta podría decirse que tranquila; en pleno viernes, en pleno Tijuana. Sería lo helado del clima (igual todo el mundo estaba encerrado en los antros y no en sus casas),o el miedo a pasar enfiestado en medio de los retenes o que los maleantes andan escondiditos (y hablar de delincuentes es como hablar de un alto porcentaje de la población); pero la ciudad ha sido otra. Francamente Tijuana estaba desquiciada y los policías municipales andaban desatados. Eran noches siniestras las de apenas hace unas semanas. Hay que aceptarlo, si a cambio de un poco de paz habremos de tolerar estar franqueados por soldados, pues !venga!.

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