Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
Ya ni pa’dónde correr. Porque la hostilidad y el peligro ya le llegó a Tecate, el único municipio que mantiene –o mantenía- un aire de pueblo, con cierta pasividad y provincianismo, porque ya ni Ensenada y menos Rosarito. En la pequeña ciudad, que apenas llega a 100 mil habitantes, ya empieza a hacer estragos el crimen organizado.
Los tijuanenses somos unos apestados, así lo dejaron ver en su momento los tecatenses, cuando a principios de este año el Gobierno Federal y Estatal presumieron con bombo y platillos el desarrollo del Valle de las Palmas, un complejo poblacional o ciudad satélite que albergará a un millón de habitantes, mientras que para ellos la noticia fue más que lamentable. El entonces alcalde de Tecate, Joaquín Sandoval Millán dijo que con esa nueva zona (ubicada a sólo 30 kilómetros de ese municipio” iban a ser invadidos “por la mancha anárquica de Tijuana”. Y con justa razón, vaticinó que mucha gente del Florido, Mariano, El Refugio y todas esas feas colonias ya no iban a ir al cine o de compras a Tijuana, sino a Tecate; además de incrementarse el cruce fronterizo por esa garita. Le faltaba mencionar lo peor: El incremento de la delincuencia y el crimen organizado.
Adiós tranquilidad para los tecatenses. Ellos que tanto defendían, y con justa razón, su tranquilidad y aires pueblerinos, ahora se enfrentan a la crudeza de la realidad regional que sentían un tanto ajena. El lunes descubren uno de los narcotúneles más grandes y sofisticados que se hayan localizado en los últimos años, y al día siguiente asesinan al comandante de la policía Juan José Soriano, quien mientras gozaba del sueño y la compañía de su mujer, fue destrozado del rostro y el abdomen a punta de 45 balazos disparados por un comando negro compuesto de dos camionetas. Al mero estilo tijuanero pues.
Ni Ley Seca se aplicaba en Tecate. Por ejemplo, en las pasadas elecciones, fue el único lugar donde se estuvo expendiendo licor todo el día. Su placita principal, lucía como cualquier fin de semana. Un cuadro típico provinciano, donde las familias y las parejas van y vienen por el parque –hay mucha gente “del sur”- y los visitantes beben tarros de cerveza placidamente observando todo el colorido. La pasividad se extiende al Bar Diana, lugar predilecto de los intelectuales y artistas de ese terruño; o la fiesta en el Jardín Cerveza en donde por varios años se celebró un buen festival cultural. Por eso muchos tecatenses no vieron con muy buenos ojos cuando el triunfo del panista Donaldo Eduardo Peñaloza, ahora Alcalde, porque su afán es “desarrollar” Tecate y convertirla en una ciudad pujante (muchos sí lo anhelan), urbanizada, en fin, convertirla en otra ciudad caótica y crecida para beneficio, como siempre ocurre, para unos cuantos “inversionistas”.
Pueblo chico infierno grande, literalmente eso es ahora Tecate. Aunque se dice que en Tecate hay muchos narcos y todo el mundo sabe quienes son, por lo menos el clima de violencia no estaba desatado en las calles y los comandos negros se veían como algo lejano. El horror les llegó: “En 28 años en tengo viviendo aquí nunca había pasado algo así”, comentaba un ciudadano en una muy buena nota que realizó la reportera Cintia Gómez de Notivisa. Los ciudadanos entrevistados se veían nerviosos, incrédulos, confusos. No están tan acostumbrados a declarar frente a las cámaras porque tampoco estaban habituados a ser noticia. Ya no hay resquicios pues para la mala fama en Baja California. Tecate se estrena fuerte como proveedor de notas negras.
Los tijuanenses somos unos apestados, así lo dejaron ver en su momento los tecatenses, cuando a principios de este año el Gobierno Federal y Estatal presumieron con bombo y platillos el desarrollo del Valle de las Palmas, un complejo poblacional o ciudad satélite que albergará a un millón de habitantes, mientras que para ellos la noticia fue más que lamentable. El entonces alcalde de Tecate, Joaquín Sandoval Millán dijo que con esa nueva zona (ubicada a sólo 30 kilómetros de ese municipio” iban a ser invadidos “por la mancha anárquica de Tijuana”. Y con justa razón, vaticinó que mucha gente del Florido, Mariano, El Refugio y todas esas feas colonias ya no iban a ir al cine o de compras a Tijuana, sino a Tecate; además de incrementarse el cruce fronterizo por esa garita. Le faltaba mencionar lo peor: El incremento de la delincuencia y el crimen organizado.
Adiós tranquilidad para los tecatenses. Ellos que tanto defendían, y con justa razón, su tranquilidad y aires pueblerinos, ahora se enfrentan a la crudeza de la realidad regional que sentían un tanto ajena. El lunes descubren uno de los narcotúneles más grandes y sofisticados que se hayan localizado en los últimos años, y al día siguiente asesinan al comandante de la policía Juan José Soriano, quien mientras gozaba del sueño y la compañía de su mujer, fue destrozado del rostro y el abdomen a punta de 45 balazos disparados por un comando negro compuesto de dos camionetas. Al mero estilo tijuanero pues.
Ni Ley Seca se aplicaba en Tecate. Por ejemplo, en las pasadas elecciones, fue el único lugar donde se estuvo expendiendo licor todo el día. Su placita principal, lucía como cualquier fin de semana. Un cuadro típico provinciano, donde las familias y las parejas van y vienen por el parque –hay mucha gente “del sur”- y los visitantes beben tarros de cerveza placidamente observando todo el colorido. La pasividad se extiende al Bar Diana, lugar predilecto de los intelectuales y artistas de ese terruño; o la fiesta en el Jardín Cerveza en donde por varios años se celebró un buen festival cultural. Por eso muchos tecatenses no vieron con muy buenos ojos cuando el triunfo del panista Donaldo Eduardo Peñaloza, ahora Alcalde, porque su afán es “desarrollar” Tecate y convertirla en una ciudad pujante (muchos sí lo anhelan), urbanizada, en fin, convertirla en otra ciudad caótica y crecida para beneficio, como siempre ocurre, para unos cuantos “inversionistas”.
Pueblo chico infierno grande, literalmente eso es ahora Tecate. Aunque se dice que en Tecate hay muchos narcos y todo el mundo sabe quienes son, por lo menos el clima de violencia no estaba desatado en las calles y los comandos negros se veían como algo lejano. El horror les llegó: “En 28 años en tengo viviendo aquí nunca había pasado algo así”, comentaba un ciudadano en una muy buena nota que realizó la reportera Cintia Gómez de Notivisa. Los ciudadanos entrevistados se veían nerviosos, incrédulos, confusos. No están tan acostumbrados a declarar frente a las cámaras porque tampoco estaban habituados a ser noticia. Ya no hay resquicios pues para la mala fama en Baja California. Tecate se estrena fuerte como proveedor de notas negras.
1 comentario:
hola juan carlos
felicidades del invierno, navidad, anyo nuevo y todo!!!!
he estado leyendo tus escritos con interes y hoy mero encuentro uno que me llama mucho la atencion
ese de tecate
con tu permiso quiero traducirlo y editarlo en http://www.tijuanagringo.com/escrits donde ya aparece tres obras tuyas
tecate seria el cuarto escrito
de mi trabajo te recomendo http://www.youtube.com/watch?v=xJ5Xt0BAsLY
feliz navidad y anyo
Daniel Charles
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