10.7.08

BioTecnoloGía
Para tratamiento o remedio de enfermedades incurables


Cuando se menciona el término biotecnología, muchos lo asocian casi a la ciencia ficción, y más cuando lo relacionan al proceso de clonación, ya de por sí satanizado. Pero la biotecnología es más antigua de lo que podríamos pensar. Para ser precisos, data de seis mil años atrás, cuando las culturas milenarias la utilizaban para la producción de vinos, cerveza, pan, yogurt o quesos.

Pero ¿qué es la biotecnología? Es la técnica en la que se toman microorganismos o proteínas de una célula de un microbio, planta, animal o ser humano, para crear otro producto o modificar características de otro ser vivo. Como se decía, los pueblos de la antigüedad aplicaban la biotecnología “tradicional” para la producción de levaduras, procesos de fermentación o enriquecimiento de semillas. Aplicaban la técnica sin tenerla muy clara por lo que hasta efectos mágicos le atribuían a los resultados.

A principios del siglo XX, con los descubrimientos de Luis Pasteur, “lo mágico” dejó de serlo y se tomó conciencia de lo que es la microbiología. Luego Fleming descubrió la Penicilina, lo que fue determinante para esta rama de la ciencia, y para la historia de la humanidad en general, pues con el uso de ese medicamento, durante las dos guerras mundiales, se salvaron miles de vidas que anteriormente hubieran estado condenados por los padecimientos infecciosos. La Penicilina fue entonces el primer producto biofármaco.

A partir de los años cincuentas arranca la etapa “moderna” de la biotecnología. Se empieza a hablar del ADN; luego de Ingeniería Genética, Insulina Humana, Genoma Humano. El detonante ocurre en 1973, cuando todos esos procesos ya no sólo se lo dejan a la naturaleza, sino que el hombre descubre e interviene los compones del ADN, y logra aislar genes específicos de un organismo para transferirlo a otro y generar nuevos organismos. Tal como lo ilustra el Doctor Tonatiuh Ramírez, Jefe del Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del Instituto de Biotecnología de la UNAM: “Entonces la humanidad descubre el corte y confección; cómo podemos cortar el ADN y luego cómo zurcirlo”.

Tres son las aplicaciones en las que la ciencia tiene puestas sus mejores expectativas respecto a la biotecnología: Primero en el ramo médico farmacéutico, cuyos beneficios ya se dejan ver claramente; en el sector agrícola y alimenticio, donde apenas empieza su aplicación; y en el campo químico energético, donde todavía la biotecnología se ve como una alternativa para generar nuevos combustibles dado a que el petróleo terminará por agotarse.

En lo concerniente al campo de la farmacología, la más grande apuesta de la biotecnología está en el tratamiento o curación de las enfermedades crónicas degenerativas o incurables. Un caso concreto donde ya está probada toda la eficacia de la biotecnología es en la fabricación de insulina, que antes nada más era posible extraerla de ganado porcino o bovino, o de cadáveres humanos, lo que conllevaba muchas veces complicaciones infecciosas. Otro caso es el SIDA, en donde la biotecnología ha ayudado a comprender cómo se comporta el padecimiento y cómo generar medicamentos para su tratamiento. Cada vez la conocida como “peste del siglo XX” va siendo menos una sentencia de muerte, y la esperanza es que en un futuro no muy lejano se puedan fabricar vacunas en su contra. Por lo pronto el avance más presumible es la posibilidad de afrontar enfermedades que antes eran intratables o de medicación muy costosa.

El Doctor Jorge Revilla Beltri, director de Investigación de los Laboratorios PROBIOMED, reveló que en dónde se están aplicando con más fuerza las investigaciones es en los diferentes tipos de cáncer. Así como en otras enfermedades de compresión de su origen y complicado tratamiento tales como la esclerosis múltiple, hepatitis, artritis, y anemia.

Aunque los medicamentos biotecnológicos –que siempre son inyectables- empezaron a comercializarse hace 25 años, en México fue hasta 1997 cuando los laboratorios PROBIOMED sacó a la venta el primero de ellos, según presume, Jaime Uribe de la Mora, Presidente y director general de esa firma. El crecimiento de los biofármacos en comparación con los medicamentos tradicionales ha sido desmesurado, pero el fenómeno se ha dado sobre todo en los países desarrollados, quienes consumen el 90 por ciento de estos productos. A nivel mundial existen 150 medicamentos biotecnológicos aprobados para su comercialización, y 500 están en proceso de serlo. De los 60 medicamentos que más se venden en el mundo, México tiene 50, siendo uno de ellos la eritropoyetina, indicada para el tratamiento de la insuficiencia renal crónica.

Hablando de números y para hacer un comparativo del consumo y aprovechamiento de los biofármacos, hay que citar que durante 2007, Estados Unidos consumió 38 mil millones de dólares en ese tipo de medicamentos, contra 380 millones de dólares en México. En nuestra nación existe la capacidad humana y tecnología para acrecentar el campo de la biotecnología pero es necesario hacer modificaciones a la ley general de salud, regular más las importaciones, incentivar a la industria y la investigación farmacológica, y romper con viejos vicios que tienen que ver con el gobierno y la corrupción.

Apenas estamos viendo la punta del iceberg, pero el campo está abierto para sacarle todas las ventajas a la biotecnología, una de las cuales, que sirve de ejemplo para las bondades que se pueden esperar, es el diseño de medicinas individualizadas para cierto paciente o grupo de pacientes. Es decir, llegar a la farmacia y pedir un medicamento que, de acuerdo a su padecimiento y particularidades e historial clínico, fue creado especialmente para Usted.

*JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ

1 comentario:

Hache dijo...

lo que hacen unas minivacaciones, hasta de biotecnologia se puede escribir