23.9.10

SE “ESTRENA” ÉLITE PRIÍSTA
Inauguración de spa, primer acto político-social de alcaldes electos

La inauguración de un spa en la Hacienda Santa Verónica fue el pretexto para dejar bien claro quién conformará la nueva élite política en Baja California.
Propiedad del empresario Alfonso Bustamente, el invitado de honor no fue solamente el próximo alcalde de Tijuana Carlos Bustamente, sino cada uno de los presidentes municipales electos: Javier Urbalejo de Tecate, Enrique Pelayo de Ensenada, Javier Robles de Rosarito y –aunque no asistió– Francisco Pérez Tejada de Mexicali. También hubo mesa de invitados distinguidos para diputados electos y priístas “de toda la vida”. Entre la concurrencia se encontraban: Raúl Pompa Victoria, David Saúl Guakil, Alberto Beltrán Lachica, José Luis Hernández Silerio, Joaquín Sandoval, Gregorio Barreto, Gustavo Almaraz, Elma Acosta, Alcides Roberto Beltrones, Bernardo Sevilla. El ambiente fue muy mexicano, a ritmo de tambora y música ranchera, borrego asado como platillo fuerte, chicharroncitos y queso fresco como botana. Edecanes muy llamativas vestidas de azul: “Debieron venir de rojo y no de azul…”, expresó ingenuamente el maestro de ceremonias con mucho espíritu priísta. No faltaron halagos para los alcaldes electos. De Robles, Aguirre y Urbalejo se dijo: “Ellos son muy jóvenes pero con gran experiencia”. En especial del que será alcalde de Tecate se escuchó: “Es muy bueno para hablar, sobre todo”. Del equipo de alcaldes que gobernarán a partir de noviembre, el animador pronunció: “No es un paquetito, es un paquetazo el que nos dejaron… Hay mucho trabajo, nos dejaron destruida Baja California, en 20 años se acabaron todo”.
La hora de la comida y el corte de listón del moderno y confortable “El Descanso” se retrasaron por estar esperando al alcalde electo de Ensenada, Enrique Pelayo. En cuanto aplicaron la tijera Bustamente y el resto de los alcaldes, “agarraron monte” y entraron a las instalaciones hasta que alguien observó: “Ahí viene el padrecito… es el más importante”. Esperaban la bendición: “Mi papá no cree mucho en la Iglesia pero…”, confesó en lo corto uno de los herederos de la familia Bustamante. En el jacuzzi, en los baños, en las regaderas, en las camas de masaje, los que serán nuestros gobernantes posaban para las cámaras de la prensa; sigilosamente Eligio Valencia, director de El Mexicano, siempre buscó –y lo logró– colarse en todas y cada una de las fotografías. A Bustamente, Pelayo, Urbalejo y Robles, ya todos los llamaban –y entre ellos así se dirigían–: “Señor presidente”. Para que no quedara duda, Lourdes Inzunza, compañera de Carlos Bustamente, maravillada por las instalaciones del spa, expresó: “¡Son dignas de Presidentes!”.

(Juan Carlos Domínguez)

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