5.8.11

LA POLÍTICA ALEGRE
Juan Carlos Domínguez

MUY SU DINERO
Un caballero tijuanense hace un par de años se quejaba que un funcionario panista se andaba haciendo guaje para pagarle la friolera cantidad de 100 mil dólares por concepto de la venta de una casa, en la colonia Postal. Lo típico, eran vueltas y vueltas, excusas y esquivadas, y Enrique Méndez, diputado local primero, secretario de gobierno en Tijuana después, nomás no cumplía con su compromiso. Hasta que un buen día, ¡wow!, se apareció con el dueño de la casa y así, contaditos unos tras otro, le entregó los billetitos verdes hasta sumar 100 mil. Ahora el caballero tijuanense, el que le vendió la casa a Méndez, trae otro penar, a propósito de aquella transacción. Cuenta que elementos de la Sindicatura del Ayuntamiento de Tijuana lo hostigan porque andan averiguando detalles de aquella compra. Les llama la atención el pago en efectivo, sobre todo venido de una persona que pocos años atrás, ya como regidor, andaba pidiendo hasta para “la gota”.

ALGO TRAMAN
¿Qué hacía Rodolfo “el Tito” Enríquez a las 12 del día en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Social del Ayuntamiento de Tijuana? Hay que recordar que el “Tito” fue secretario de gobierno en la administración pasada, panista, cargo que, por cierto, fue ocupado después por Enrique Méndez cuando el alcalde Jorge Ramos echó a la calle a Enríquez. El susodicho se fue a encontrar con Saúl Guakil, comerciante entrado a funcionario público en esta administración priísta. “Nada inocente están planeado”… “algo negocian…”, despertaron suspicacia alrededor. Más conociendo que Guakil es pero re´bueno para los negocios, y el “Tito” Enríquez en estos momentos no puede demostrar una forma honesta de vivir. Al menos que anden pidiendo apoyos para su afición bicicletera. A diferencia de colonos, ciudadanos y priístas desempleados que se pasan ahí semanas y semanas en espera, Guakil recibió al panista rápida y expeditamente.

HOMBRE INVISIBLE
Pues resulta que ciudadanos, reporteros, líderes civiles o todos aquellos que requieran encontrar al regidor del PAN Ricardo Franco, no son los únicos que se topan con su oficina vacía y sin nadie que dé razones de él. Hasta sus mismos correligionarios en el partido, dicen que el contacto con el también ex diputado federal es nulo. No lo encuentran, le llaman y no contesta, lo citan y no llega; en fin, anda muy distanciado de su partido. ¿Será que ya no piensa buscar otro cargo de elección popular en el futuro? Porque así no se va ganar el apoyo de la membrecía panista, ni el de colonos y doñas que le hacen comparsa cuando anda en labor proselitista, advierten. Aparte, no está jalando parejo con el resto de los regidores de su fracción, les lleva la contraria, no los apoya en iniciativas ni acuerdos; ya lo empiezan a tachar de traicionero. Pareciera que la intención es nadar “de muertito” durante todo este trienio, a la espera de nuevos tiempos electorales y a saber con qué color en la camiseta.

DIPUTADO CONSENTIDO
Lo que se ve no se niega. Pero algunos panistas dicen que se llega al descaro. Se refieren al apoyo irrestricto que recibe el diputado del PAN, Max García, por parte del gobernador José Guadalupe Osuna Millán, del secretario de gobierno, Cuauhtémoc Cardona; y en fin, de toda la estructura gubernamental qué se ponen al servicios de unos cuantos y que para otros diputados del mismo partido, no está dispuesta. Por eso, se excusa, el diputado Max puede impulsar iniciativas y encabezar programas y atraer muchos reflectores, mientras el resto de los diputados panistas tienen que rascarse con sus propias uñas. Incluso, lamentan que Max es muy dado a robarse propuestas e ideas de sus compañeros en el Congreso. Abusado pues; y consentido.

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