22.11.06

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez


Qué mal Calimax. Dicen los organizadores de un importante proyecto de arte que se acercaron a los empresarios dueños de esa firma de supermercados, pidiendo el apoyo y patrocinio para una exposición de cultura y arte regional, y la respuesta de los representantes fue: “Nosotros no nos vemos en la cultura de Tijuana”. Qué desfachatez de la dinastía que por décadas ha mamado de la ubre de la generosa Tijuana, han formado su caudal aquí, han regado sus supermercados por todas partes (a veces impuesto sus influencias para desaparecer canchas de fútbol en colonias populares como la Sánchez Taboada, y plantarse ahí), y han explotado a miles de empleados -con el consabido argumento de que generan gran cantidad de empleos (mal pagados claro)- y todavía desconocen a su “gallina de lo huevos de oro”: Tijuana.

De empresarios nacos estamos llenos en Tijuana. No solamente ignorantes sino insensibles a cualquier manifestación artística y cultural, a la que si acaso llegan a concurrir es porque lo consideran un acto social, hasta ahí. Pero nunca dejan de “enseñar el cobre”. Pero es lógico, qué se puede esperar de los ricos de nuestra región. Es una riqueza sin abolengo, de puros “ricos nuevos”, sin la tradición y la clase que pueden tener los pudientes de Monterrey, Guadalajara o la Ciudad de México, en las que sí hay un bagaje y una educación cabal. Pero los riquillos de Tijuana, quiénes son: Principalmente dueños de cantinas y bares, políticos repugnantes, rancheros buenos para los negocios, lavadores de dinero y narcos, muchos narcos. No abundan pues los ricos cultos en Tijuana, no se le pueden pedir peras al olmo.

Cuenta un funcionario de cultura de primer nivel que un ricachón, Carrillo Barrón, dueño de Hacienda Aguacaliente y suegro del panista Antonio Valladolid, tiene su casa como de cuatro pisos, muebles clásicos y muy lujosos y las paredes decoradas, con posters, sí ¡posters!, ni siquiera litografías que simulen cuadros. Le dijeron al acaudalado empresario que por qué no compraba obras de artistas locales –de perdida-, que había muy buenos y prestigiados: “Pos no conozco ni un artista…”, prácticamente respondió el señor. Les digo, así cuándo se puede esperar que los capitales locales -oficiales y privados- le apuesten a nuestra cultura.

Qué lamentable que la OBC (Orquesta de Baja California), con el prestigio que se carga, se vuelva también polémica cuando los asuntos personales de sus directivos y funcionarios trascienden a la opinión pública –por estrecha que pueda ser la opinión pública culto rosa tijuanera-. Más triste es aún que esos asuntos de “puertas adentro” mermen después en el funcionamiento digno de las instituciones y funcionarios. Habrá que recordar el caso del ICBC Tijuana. Luego los funcionarios andan lloriqueando su fracaso. Olvidando que los problemas ellos mismos se los buscan. Y si aparte en los equipos de trabajo tienen sus “judas”, pues todo facilita la debacle.

2 comentarios:

pika dijo...

Que típico, pero que se puede esperar de gente cuyo único propósito es enriquecerse. Porque habrían ellos de soltar un peso para alguien más o para que esta ciudad que los ha hecho lo que son mejore.

Desafortunadamente Tijuana es una ciudad llena de parásitos de todo el mundo que solo busca consumir y degradar. Siendo que los nacidos aquí son personas (la mayoría) de pueblo, rancho y sin educación. Así como quieren exigir?

Anónimo dijo...

Obviamente no tienen idea de que clase de personas son los fimbres, son gente de bien que lo unico que han hecho es ayudar y levantar a tijuana.
En lugar de echarles tierra deberian de estar agradecidos con ellos, por tanto que invierten en tijuana.
Naco usted que le aseguro no ha cruzado ni media palabra, ni con los fimbres ni con ninguna otra familia importante de tijuana.