9.3.08

Pan y Circo
Juan Carlos Domìnguez

¿Y dónde quedó el ensueño? Ese de la magnánima Tijuana cultural, la del ‘boom’ del que todos se colgaban y cuelgan. Si bien no se ha dejado de producir arte, los que lo siguen haciendo son los mismos. Ya están muy vistos. Hay un bajón. La situación es seria y las instituciones —y sus funcionarios— culturales, todas, no ayudan en nada, están más anodinas que nunca.

Están estancados los artistas tijuanenses. Eso se dejó ver, por ejemplo, en la inauguración de la Bienal estatal, en el Instituto de Cultura de Baja California, a cuyo evento, ni siquiera asistió la mayor parte de los artistas seleccionados y ganadores. Será la cuesta de enero que se extendió, o acaso el miedo a andar por las calles, o de plano el hartazgo, el desencanto de los artistas, pero estamos muy distantes de la efervescencia que se sentía hace no muy mucho tiempo. Pero lo más lamentable, no hay arte nuevo. O por lo menos no tan destacable.

Lo mismo de hace cinco años, comentó un artista tijuanense que lleva cuatro años radicando en el extranjero, y en su visita a Tijuana y a la exposición de la Bienal de Baja California (ya ni hablar del desprestigio que carga este certamen por aquello de los favoritismos o premiar trabajos plagiados), encontró, según me comentó, un estancamiento en los artistas regionales. En efecto, además de ser los mismos de siempre, no hay evolución ni en aquellos que han sobresalido. Reitero, no lo digo yo, lo dijo un artista plástico probado y con fogueo en el extranjero. A lo mejor muchos de esos creadores, están más entretenidos ahora en dar clases en la Universidad, en la carrera de Artes Plásticas, en la loable labor de formar nuevas generaciones.

¡Ah, pero qué clase de generaciones saldrán! Un joven pintor marginal, como tantos, y tal vez buen artista, llegó un día al Bar Nelson de la Plaza Santa Cecilia (ahora que a muchos congales les ha dado por volverse “culturales” o “alternativos”) y se encontró con dos de sus cuadros colgados en una exposición para la que no fue invitado. Las obras estaban a nombre de otra persona, una señorita de la carrera de Artes Plásticas de la UABC, quien le había comprado dos cuadros a razón de 500 pesos cada uno, para aprobar el examen de cierta materia impartida por cierto maestro en esa Máxima Casa de Estudios. Entonces, ¿quién se está haciendo tonto en todo esto?; ¿los maestros?, ¿los alumnos?, ¿la institución? Solamente dos maestros (un filósofo y un dibujante extranjero) que imparten clases ahí, salen bien librados del sondeo que en varias ocasiones hemos aplicado a los alumnos de esa carrera para saber de la calidad de sus mentores. Por su parte, los maestros desacreditan a la mayoría de sus discípulos y argumentan que no hay mucho que hacer por ellos.

Pero qué poca vergüenza y falta de ética la de tantos “académicos”. Sé de muchos colegas que dejan mucho que desear como profesionistas (por ser muy “equis”), o de plano por su mediocridad, que están muy campantes dando clases y uno se pregunta, ¡cómo se atreven! Unos hasta imparten materias que ni llevaron en la Licenciatura (típico: la “libraron” porque no había maestro), u otros de plano cínicamente confiesan que nada más es cuestión de meterse al Internet y ponerse al tanto de la materia que van a impartir. Si todo eso pasa en la UABC, imagínense en las universidades privadas o “patito”. Ahí el negocio es primero, luego por eso hasta en escuelas del crimen se convierten.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen blog me sacaron como 30 minutos de mi trabajo solo para leer sus artículos, solo quiero saber si no cuentan con un servicio de distribución de noticias tipo RSS así me sería más facil seguirlos cada que publiquen algo.

Ser Iulián
www.Tijuan a Eventos.com

Alberto Ribas dijo...

Coincido con ser: es un blog muy interesante y desde hoy vas a mis bookmarks.

Un abrazo catalán desde el norte de la línea.

Anónimo dijo...

Que tal Juan Carlos..

Estas lleno de razon en lo que publicas, pero no pierdas la fé yo se por que lo digo.

(te he estado soñando, espero estes bien)

laura aro

Anónimo dijo...

Gracias a los tres por leerme y compatir sus apreciaciones.