Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
Al pueblo, pan y circo; lo dicho, nada ha cambiado en este país, los mexicanos seguimos siendo los mismos, es decir, maleables, enajenables, aborregados pues. Como siempre, el espectáculo y la televisión — ¡siempre la televisión!— bendito invento, son las mejores herramientas que usa el sistema para mantener la calma. Para mantenernos felices.
Como sacado de la manga, resulta que ahora tenemos un “Campeonato Internacional de Baile”, producido por la protectora de nuestras dichas desde los tiempos primeros: Televisa. El consorcio, apenas terminado su reality de Timbiriche, sin tregua ni aliento, enlazó la continuación de su proyecto “Bailando por un Sueño”. Pero ahora más emocionante, porque, vienen representantes de muchos países, que salieron así, de la nada, como por arte de magia. Y dando la cara —y los músculos— por México, el Latin Lover, no podíamos estar mejor representados, de verdad.
En México hay sana competencia entre las televisoras — ¿competencia?, ¿o complicidad más sofisticada?— por lo que TV Azteca también entra al quite, y preocupada de que los mexicanos no tengan un segundo de aburrimiento, lanzó por su parte “¿Quién tiene estrella?”, otro concursito más de talento artístico —el que sea, así se trate de echarse maromas o revolcarse por el piso— que tienen en un hilo a los televidentes. Estuve en los castings de la producción y parecía un proyecto serio. En realidad se trata de un moderno circo de fenómenos, verdaderamente grotesco y de mal gusto, nada alejado a los espectáculos circenses de aquellos tiempos: la mujer barbona, el gigante deforme, los enanos, el hombre elefante, tal cual.
La diversión está garantizada con TV Azteca, porque inmediatamente de su reality del domingo, continúa el “¿Te la sabes? Cántala”, un “amenísimo y original” programa donde los famosos tararean al son que les toquen. ¿Y quiénes son los famosos?, pues el elenco de la televisora de Salinas Pliego. ¿Y quién conforma el elenco?, pues los 10 ó 15 personajitos que la empresa explota en dos o tres programas cada uno. Así se le ve a un mismo “talento” actuando en una telenovela, conduciendo un programa mañanero, de entrevistador, y ahora hasta un programa especial para lanzar berridos. Y con todo ello, la felicidad garantizada para los televidentes, con las caras de siempre, las entrañables.
La desgracia nos deja una enseñanza, y de quien tendremos mucho que aprender ahora será nada menos que de Fabián Lavalle “El Fabiruchis”, por lo menos así lo aseguró el director de cine que piensa llevar a la pantalla los avatares y sinsabores de las jornadas románticas del “periodista” de espectáculos. El público está expectante y seguramente más rápido que veloz estaremos viendo en imágenes la conmovedora historia de la que ya los medios nos han ido relatando capítulo a capítulo. Por lo pronto, en torno a este caso, los periódicos Reforma y Metro tendrán que enfrentar una demanda por parte del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, porque han tratado de manera y grosera —dicen— la tragedia de Lavalle. Dicen que es indignante el trato de estos medios para las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales, travestís… —¡caray!, cuánta diversidad sexual— y hasta clonados.
Nuestra tragedia nacional —la “peje tragedia”— también será llevada al cine. En sus ínfulas de querer emular a Michael Moore (Fahrenheit 451), o tal vez por su gran espíritu democrático, el director Luis Mandoki ya tiene listo su documental “¡Fraude: México 2006!”, que será estrenado a lo grande en 200 salas del país. Felipe Calderón vive las mieles del poder, sin culpas ni remordimientos; Manuel López Obrador levita ahora en el nirvana, el resto de los mexicanos nos hemos adaptado a las convulsiones de nuestra historia. Tendrá que hacer una trama muy hollywoodense Mandoki, si es que quiere emocionar o sacudir alguna conciencia.
1 comentario:
Buenisimo...gracias por tu perspectiva.
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