7.6.10


EL TOUR DE TORRES
UN DÍA EN LA CAMPAÑA VIP DEL CANDIDATO DEL PAN

Más que una campaña política, la de Carlos Torres parece un tour por la ciudad y, por cierto, en primera clase; un mundo de coordinadores, secretarios, asistentes y demás servidores le facilitan todo, le cuidan hasta el mínimo detalle. Torres y séquito, se trasportan en un camión de esos “ejecutivos” acondicionado para su comodidad, y en camionetas de último modelo escoltadas por otras iguales. Cierto: una que otra vez, se da su baño de pueblo, pero nunca pierde el gusto por la comodidad del servilismo y la pulcritud de su imagen.
ZOOM POLíTICO acompañó al candidato panista a la alcaldía de Tijuana en uno de sus días de proselitismo; fotógrafo y reportero viajaron a su lado a los eventos que Carlos Torres tuvo programados el martes primero de junio.
Las jornadas de campaña son maquinadas de principio a fin. Cada día le arman su agenda, su discurso, las visitas con los medios, los eventos en las colonias, los compromisos que va a “firmar”, etcétera. Durante el día le entregan unas hojitas donde le dicen a dónde llegar, qué decir, y qué hacer. En el ínterde cada acto, antes de bajar de su ‘carlitosmóvil’ las repasa como si fueran una oración, como si las memorizara. Y a veces, durante el suceso, las revisa como si se tratara de un acordeón.
Por las mañanas generalmente Torres se reúne en eventos públicos con empresarios u organizaciones civiles, o en entrevistas con medios de comunicación, de ahí, presenta el “compromiso” del día. Después realiza “trabajo interno” y por la tarde se va a una o dos colonias para el acto populachero.
El pasado martes así fue. A las 8 horas presentó su “propuesta” ante el sector turístico, luego se fue a la UABC para el debate organizado por el Instituto Estatal Electoral y en la tarde cumplió en dos eventos con gente de colonia.
A todos lados al candidato, además de sus varios “asistentes”, lo siguen también un fotógrafo personal y un equipo de filmación profesional que le retratan o graban en cualquier cosa para su álbum político.
El ‘carlitos móvil’ es un camión de pasajeros acondicionado para la comodidad del panista que lo trasporta a algunos eventos, especialmente aquellos en los que acarreados se impresionan al ver llegar a su candidato como una estrella de cine: aire acondicionado, baño, dvd, sistema de sonido, una pequeña sala, mesas, provisiones y asientos de piel reclinables. Es fácil distinguirlo, el camión por fuera luce tapizado con una imagen de la cara de Carlos Torres además de varias camionetas que le abren el paso.
Una joven asistente se encarga de lo que se le apetezca al abanderado panista o a sus invitados (pero dentro del camión, afuera otros lo atienden), agua fresca, café o una sodita para mitigar el calor, que poco se siente por el aire acondicionado. Vaya, hasta al grado de que antes de cada presentación la asistente le arrima un perfume y un listerine para un aliento fresco.
La colonia Castillo fue la primera en recibir ese día a Torres en lo que él llama su “evento comunitario”, entre acarreados y su mismo equipo –que estos últimos parecen ser más– se repletó las canchitas de futbol que lo esperaba.
Uniformados con banderas y camisas del PAN se abalanzaron a la puerta del camión para darle la bienvenida a Carlos Torres con gritos y abrazos. Lo acompañó el candidato en ese distrito Raúl Meza. “¡Meza!... ¡Meza que más aplauda le mando al candidato!”, le corearon entre otras porras. Dos payasos –unos que contrataron– ondeaban sus banderines panistas más desanimados que las seños que se tapaban los oídos por lo fuerte del sonido por donde se hacia escuchar Carlos Torres.
“¿No dan comida?”, preguntó un niño que andaba en el acto panista. “Es que quiero comer”, insistió, y fue a preguntarle directamente al aclamado, pero antes de llegar al asiento de Torres lo interceptó Loreto Quintero, candidata a regidor, el morrito le mostró la cara de hambre y le pidió comida. La ex funcionaria nomás le dijo que no había y siguió en lo suyo.
Pero los asistentes no se fueron con las manos vacías, después del arengo del candidato y de prometerles la rehabilitación de un centro comunitario y más áreas verdes en su colonia, la animadora les dio “una sorpresa”, un “regalo” de Carlos Torres para todos: una foto con él. Así que los congregados hicieron una fila para retratarse y ahí mismo les entregaban el souvenir. Todavía ni se acababa la cola y por las bocinas ya reunían a los acarreados: “¡a ver!… los que vienen de la colonia Porvenir… ya va a salir el camión, vámonos”.
De ahí, el camión se dirigió a la colonia Divina Providencia; lo mismo. En unas canchas, la misma animadora, la misma batucada, las mismas palabras, unos penales con niños de la zona y su mismo discurso y la foto de regalo. Pero sobre todo la pleitesía de sus leales que al igual que en todos lados le sirven en cuanto él da la señal, igual le espantan perros callejeros que niños curiosos que se le acercan a Torres o al diputado Miguel Osuna Millán.
La botarga de Carlos Torres fue mejor recibida que él mismo, los niños la abrazaron como si estuvieran con los personajes de Disney, pero la quimera infantil, rápido se rompería por un olor a drenaje que atravesaba el parquecito donde el panista fue a prometerles también un centro comunitario. El olor era tan fuerte que algunos presentes mejor decidieron irse.
De vuelta, Torres y equipo abordaron sus camionetas, pues el camión lo habían dejado lejos del evento para llegar sin complicaciones. Y de nuevo, a la comodidad de su campaña y al servilismo de los que piensan con sus “servicios” asegurarán un lugar en la nómina panista.

(Isaí Lara Bermúdez)

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