14.2.11



DESPERTARON
LOS PACEÑOS
La gente tenía ganas de votar. Dicho más puntualmente, ganas de echar fuera al gobierno perredista.


Los ciudadanos salieron temprano y el primer inconveniente fue encontrar las casillas todavía sin armar y tener que esperar hasta una hora para poder emitir su sufragio en las casillas que debieron abrirse a las 8 de la mañana. “¿Nos vamos o qué?”... “Es muy importante que votes”, era el diálogo entre un matrimonio “de edad”, desesperados en la fila de la casilla 181 de la Escuela Primaria Francisco Cota Moreno en La Paz, capital del estado. “No sabes la cantidad de gente que murió para que tuviéramos derecho al voto”, un tipo le comentaba a alguien a través de su celular. Mientras tanto en la casilla 183 ubicada en una vivienda de la colonia Guadalupe, la alegata era porque los representantes de la coalición PAN-PRS traían pegadas en sus prendas una calcomanía mucho más grande que los 2.5 centímetros autorizados por la ley electoral.
Pasaban las 9 de la mañana y era hora que no abrían la casilla 182 instalada en el Centro de Desarrollo Comunitario del DIF en la colonia Roma. Los ciudadanos estaban verdaderamente molestos. Una señora: “¡Qué irresponsables!”; unos jóvenes: “Vámonos, un voto menos”; un funcionario electoral: “Estamos tardando, pero sí se va a abrir…”; votantes contra los funcionarios de casilla: “Dejen de alegar, apúrense, hay cosas que hacer”; el presidente de casilla: “Siempre se ha hecho así”; una doña: “Me vine temprano y sin bañar, ni modo de echarme el agua, está muy helada, hay que votar primero”; otra doña: “Yo ya no voy a venir a votar, tengo quehacer”; responde su vecina: “Pues yo no vivo de eso”, “Yo sí anduve apoyando a Barroso”, “Porque está muy guapo… y más Axel (Sotelo”): “Yo no les pido nada, que den trabajo, nomás eso”, “Mejor me voy a ir a poner frijol”, “Vino mucha gente y ya se fueron”, “Ahí están haciendo fraude”.
Después de la demorada apertura de la casilla 182, la discusión fue por la forma en que se colocaron las casillas. Representantes de partidos reclamaban que las urnas fueron colocadas al interior del edificio y no en el patio; además querían cerrar las puertas y permitir el acceso a persona por persona: “Qué buena idea”, protestó con ironía una ciudadana, “que cierren la puerta y no se la van a acabar… ¡ya ganamos la elección!”. En esa misma casilla ZETA advirtió un “pequeño detalle” que para todo el mundo pasaba desapercibido: Las urnas pegadas junto a una ventana abierta, misma que daba a los patios de tránsito de mucha gente, es decir, como puestas como para que cualquiera la “embarazara”.
Fue de todo el día el ver rondando en los centros de votación unidades de la policía preventiva del municipio. Pero los paceños nunca se inhibieron, “¡la gente sí está saliendo a votar!”, expresaba entusiasmado un líder social. El desánimo para muchos surgía de la forma de conducirse de los funcionarios de casillas. “Los presidentes de casillas tienen ´línea´; no nos permitieron contar las boletas”, afirmó un operador del PRI. “En las zonas rurales el gobierno está haciendo una repartidera de todo”, acusó otro. Cuando algunas casillas abrieron hasta las 9:40 de la mañana, otras, las especiales, ya estaban cerradas a las 10:30. Fue el caso de la casilla especial (una de las 10 localizadas en todo el estado y donde se repitió el mismo problema) de la Escuela Normal Urbana, donde sólo se repartieron 200 boletas, cuando la afluencia fue de casi un millar de habitantes al término de la jornada.
Para las 11 de la mañana, de acuerdo a un “tanteo” de votos al que ZETA tuvo acceso, los sufragios casi se repartían al 50 y 50 por ciento entre el PRI y el PAN, con un mínimo porcentaje para el PRD.
A lo largo de la jornada muchos especularon en torno a la elección. A los teléfonos celulares llegaban mensajes como “PAN reconoce derrota y triunfo de Barroso”. Militantes panistas repartían celulares y dinero en algunas delegaciones. La cadena Radiofórmula transmitía una supuesta cubertura de las votaciones y llenaba el tiempo con cápsulas turísticas pagadas por el gobierno estatal. TV Azteca realizaba sondeos de salida, aunque estuvieran prohibidos por la ley electoral estatal. Hasta Ulises Ruíz, ex gobernador de Oaxaca, publicaba en su twitter que el PRI había perdido en la Baja Sur.
Los ciudadanos comunes y corrientes opinaban: “Yo sinceramente me voy por el PRI. Hubiera ido por el PAN si fuera otro candidato. Si queremos un cambio no hay que votar por el PAN, ése no es un cambio”; platicaba un taxista. “Barroso no está maleado, pero hay mucho gaviota viejo atrás de él y que están esperando que gane”, opinaba una empleada. “Y es que también el PRD se maleó mucho”; confirmaba un vendedor. “La tendencia es con Covarrubias, pero ahorita la traición y el desengaño está cabrón; la política es así”, refirió un maestro simpatizante del PANAL, mismo que le ofrecía a otro ciudadano prestarle su credencial electoral porque aquél había perdido la propia.
Por la tarde la concurrencia a las casillas disminuyó, y en las sedes de algunos partidos ya se vislumbraban algunos estados de ánimo. En la casa de campaña de Luis Armando Díaz, candidato a gobernador del PRD, estaban acuartelados y de “capa caída” los militantes: “Se canceló la rueda de prensa”, sentenciaron. En la sede del PRI había mucho movimiento, y en la casa de campaña de su candidato, Ricardo Barroso, algarabía. Pero la fiesta grande ya la preparaban en la casa de campaña de Marcos Covarrubias, abanderado del PAN.
En la casilla 252 de la colonia Guadalupe la gente estaba molesta por el mal trato a los ancianos y gente minusválida a la que no se le daba preferencia. En la casilla 155 de la Escuela 18 de Marzo, lugar a donde acuden las tradicionales familias paceñas, todo era tranquilidad. En la casilla 155 de la Escuela Emma Osuna en la colonia Loma Linda los votos eran muy parejos entre las tres principales fuerzas políticas, en el conteo una por una de las boletas se alternaba la preferencia. Un funcionario rezongó: “La tendencia es clara”, “pues cuál tendencia, güey”, le respondió otro. En la mayoría de las casillas los funcionarios echaron afuera a los representantes de los partidos, y a candado y reja de por medio, hicieron el conteo de los votos. Fue el caso de las escuelas Primaria Ignacio Allende, Secundaria David Peralta, Primaria Vicente Guerrero. En una de estas ubicaciones, al pasar una camioneta cargada con 10 elementos de la policía municipal, los agentes gritaron de forma burlona “¡todo bien… todo bien…!”.
La tardanza y el sigilo con que se contaron los votos fue la característica de todas las casillas. Eran muchos votos, como nunca, las urnas se veían repletas. Dos horas después se estaban terminando de contar los sufragios y consignando en actas. La estrechez de los resultados, incluso hasta de forma por demás curiosa, puede resumirse en un conteo de la casilla 208 del distrito 5 de la colonia Pueblo Nuevo. Ahí en la casilla básica el PRI obtuvo 108 votos, el PAN 84 y el PRD 65. En la contigua, prácticamente los mismos números pero repartidos a la inversa; PRI 89, PAN 103, y PRD 45. “Están muy `barajeados´ los números”, dedujo un elector. Sospechoso el asunto, como quiera que se le ponga. Pero era mayor el consuelo con tal de que haya perdido el candidato perredista: “¡Nomás con que ya no sea amarilla!”.
El resto de la noche la ciudad de La Paz hizo honor a su nombre, “aquí no ha pasado nada”. Pero pasada la medianoche, el malecón fue desfiladero de carros celebrando el triunfo panista. El jolgorio ya había empezado en la casa de campaña de Marcos Covarrubias, en un galerón, con muchas cervezas, abundante comida, hasta para llevar, señoras con 10 ó 20 burritos envueltos, baños portátiles a media calle, grupo de banda sinaloense, cual fiesta de la Zona Este de Tijuana, es decir, mucho sinaloense o sureño, muy “buchona” la cosa: “¿Y esta gente? A nadie conozco”, expresó un hombre nativo de La Paz. “Ya se fue Covarrubias”, festejaba uno, en realidad más contento por la “peda” que por los resultados electorales.
“Todo el mundo pensaba que iba a ganar Barroso”, comentaba al día siguiente un burócrata del Ayuntamiento de La Paz, sin embargo no simpatizante de los gobiernos perredistas. En su delegación, Los Planes, Marcos Covarrubias le ganó por solo un punto a Ricardo Barroso. “Pero nos da mucho gusto que perdió el PRD”. Piensan los colonos que les tocó una “pizca” de democracia, pues saben bien que el triunfo de Covarrubias fue comprado: “Repartió casas, puso drenaje, apoyó a indígenas, pero todos eran programas federales ya establecidos y se colgó el cuello”. “¿Si te están chingando de hambre tú vas a votar por el mismo?”, externa eufórico a propósito de la derrota perredista y en base a ello asimilan el triunfo de un dizque panista que hasta hace unas semanas pertenecía al mismo clan culpable de la desgracia sudcaliforniana: “¡No hay pedo!”. Pero que no se le olvide: “Prometió cárcel al ex gobernador”.

(Juan Carlos Domínguez)

No hay comentarios.: