16.2.11



LA POLÍTICA ALEGRE
Juan Carlos Domínguez

RAPAZ
Si el afán recaudatorio y, sobre todo, la insensibilidad del actual Ayuntamiento de Tijuana se encarna en algún funcionario, eso es en la persona de Malvina Méndez, titular del área de Arrastre de Vehículos. La mencionada no cede ni un ápice cuando ciudadanos con evidente escasez de recursos solicitan un descuento en las multas por almacenamiento y arrastre de grúas. No hay ruego ni lágrimas que la ablanden: “¡Junte el dinero, y cuando lo tenga, venga a pagar!”, despacha con un palmo de narices a los usuarios.
Por cierto, la oficina que ocupa la funcionaria Méndez tiene una particularidad: Es la única de Palacio Municipal que tiene las puertas y ventanas polarizadas, dicen que para ocultarse de los fisgones y entrarle con ganas al mole verde y la Coca Cola.

TIRANA
Pero Malvina no se manda sola. Tras su tiranía está Yolanda Enríquez, sindica procuradora del Ayuntamiento. Ella es la mano dura tras actitud de rapiña para con los ciudadanos, incongruente, pues debería ser la encargada de defender a los tijuanenses de los abusos de poder, y es precisamente la que se desenvaina la espada para fregar a quien se pueda, comentan. Incluso hasta al secretario de Gobierno, Roberto Alcides Beltrones, lo trae de un ala. Se ampara en la gratitud que presume le confiere el presidente municipal, que porque aquél le debe mucho, argumenta que por ella ganó la alcaldía porque “le movió a mucha gente”. Así pues, Enríquez se suma a Antonio Cano y a Rufo Ibarra (sin que ello signifique que están haciendo equipo) en tambalear a Beltrones.
Todos se escudan en la amistad que les tiene el mero mero, es decir, el alcalde Bustamante; subestimando, y olvidando, que al secretario “incómodo” Beltrones el ímpetu le llega nada menos que de parte de una persona muy importante en el Senado de la República.

UNGIDO
No vaya a ser que el “milagrito” se le caiga, por eso Leonardo Fernández Aceves le prende a todos los santos habidos y por haber, San Judas, San Martin de Porres, la Virgen de Guadalupe, por supuesto a San Francisco Blake, y hasta a Malverde, para que esta vez sí le dure el gusto como titular de una especie de subdelegación de Gobernación en la entidad, que el flamante Secretario de Gobernación tuvo a bien regarle. Como en todo ha fracasado Fernández Aceves, no duerme pensando que pueda perder el dinero, la seguridad y el “prestigio” que ahora lo arropa en ese cargo. Cuentan que es capaz de regresar la Hummer que compró con sus ahorritos como pago de la “la manda” que prometió para que no lo dejaran fuera de la ubre gubernamental.

ATENIDO
Donde de plano se pasan de... veras, es la Delegación de La Mesa, cuyo titular es Manuel Trasviña. Resulta que cuando cualquier tijuanense llega a hacer un trámite ordinario, tal como solicitar una carta de residencia o un recibo de predial, o cualquier otro asunto que de hecho es gratuito, los empleados de la oficina exigen a cambio una despensa. Así le pasó a una señora que solicitaba un trámite y le dijeron, “sí, pero tiene que aportar con una despensa”.
El delegado Trasviña, además de andar muy ocupado en labores proselitistas de los burócratas, ahora quiere que los ciudadanos le resuelvan la asistencia social que él está obligado a gestionar. Ahora sí que el hambre le pide a la necesidad.

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