31.10.07

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez

Siguen aferrados los mutualistas. No quitan el dedo del renglón en torno a las maniobras de las que acusan a su actual presidente y, de acuerdo a carta enviada a este espacio, dicen que lo que más les colmó la paciencia es que los implicados todavía tuvieron el descaro de presentársele a Sergio Vela, presidente del CONACULTA e insistir sobre el apoyo de 11 millones de pesos para la remodelación del Teatro Zaragoza. La Fundación “Vamos Cachito” les causa agruras a muchos de los agremiados y tachan de falsa, amenazan beligerantes: “en este mes que viene pondremos las cosas en su lugar”.

Leobardo Sarabia se las sabe de todas todas en eso de la promoción cultural y es ágil para convencer hasta al mismísimo diablo. Su último “hit” es el primer Festival de la Ciudad Tijuana 2007, para lo cual logró un presupuesto de un millón de pesos, brincándose todas las instancias municipales, estatales y hasta al CECUT, para dirigirse directamente a las oficinas del CONACULTA en la capital del país.

Otro atentado a la cultura, así lo ven, es la amenaza de cancelar el programa “Inéditos” que se transmitía en Radio Tecnológico. Músicos urbanos aprecian que tal emisión es la única que verdaderamente apoya en un cien por ciento el talento local pero los directivos de esa estación consideran que a la comunidad no les interesa tal contenido, olvidándose que las estaciones culturales no deben precisamente regirse por los “ratings”.

“Aquí no es el Palacio Municipal, es el Palacio de la Cultura”, es la respuesta recurrente de los guardias que se apostan en la puertas de las oficinas del Instituto Municipal de Arte y Cultura. Construido y bautizado con el auspicio de Jorge Hank Rhon las instalaciones de ese espacio están muy bien, mas el mismo sigue siendo tan ajeno a la comunidad en general. Salvo cuando hay eventos por la noche, durante el día permanece desolado y las más de las veces cerrado a cadena y candado. Dicen que la gente que por ahí pasa nada más entra a orinar. De las exposiciones que ahí se ofrecen ni se enteran.

Triple tragedia nacional para el medio del espectáculo. El mundo perdió a Gerardo Alfaro, Francis y Manuel Ávila Camacho. Al primero de ellos lo catalogaron como un gran periodista de investigación, yo creí que nada más había sido conductor del programa de chismes “La Oreja”. El segundo, pues un homosexual (bueno, igual que los otros dos) que bien canalizó su condición por el lado del “arte”, cuya mayor virtud fue vestirse muy bien con ropas femeninas y hasta fue considerado de las mejores “vedettes” de México. Ya hasta Niurka se comprometió a preservar el “legado” que dejó Francis.

Un caso especial era Manuel Ávila Camacho, cuyo mayor mérito era pertenecer a la estirpe que tuvo la franquicia de este país por décadas. Luego un productor de cine más o menos activo, y últimamente un viejo decrépito, dicharachero y mal hablado que aprovechando su muy cercana amistad con estrellas de la farándula y de la política, se dedicó en los últimos años a ventilar los más delicados chismes. Se ganó muchos enemigos y su muerte repentina. Aseguró su médico que el personaje era muy sano, pero le pegó de repente un infarto masivo.
*
A “Lupillo” Osuna Millán, gobernador electo, el otro día lo vi en la televisión muy parecido a Víctor Trujillo (el personaje real, no “Brozo”), hasta con los mismos tips y el estilo modosito. Y pensar que lo contemplaremos durante seis años.

No hay comentarios.: