7.12.10


ROBERTO GIL ZUARTH:
YO NO QUIERO LLEGAR PARA GESTIONAR LA DERROTA”
Compite por la presidencia nacional del PAN, junto con Gustavo Madero, Francisco Ramírez Acuña, Cecilia Romero y Blanca Judith Díaz.

Su juventud –incluso aparenta menos que sus 33 años– contrasta con lo institucional de su discurso. De habla firme, de repente como que deseara decir más pero su adoctrinamiento partidista lo frena. Roberto Gil Zuarth es el quinto de los aspirantes que buscan ser elegidos como presidente nacional del PAN. El quinto porque fue el último en registrarse, y porque resultó una sorpresa hasta para los mismos panistas. Aparte de su corta edad se le cuestiona su reciente militancia en el panismo, amén de ser señalado como uno de los dos –el otro es Gustavo Madero– que se impulsa desde Los Pinos, desde la Presidencia pues, aún fragmentada en sus afectos entre el senador y viejo lobo de mar chihuahuense y Zuarth ex subsecretario de Gobernación. Los otros tres contendientes, Francisco Ramírez Acuña, Cecilia Romero y Blanca Judith Díaz han hecho un frente común donde sesgadamente reprueban “ruido” a favor de Madero y Zuarth colocándoles punteros en las preferencias de los consejeros nacionales del PAN; conminan a no propiciar la confusión y actuar con libertad a la hora de elegir.
En entrevista con ZETA Roberto Gil Zuarth niega haber sido impuesto candidato desde la Presidencia de la República; además de que la decisión fue propia obedece a una reflexión muy meditada de su parte; afirma: “Acción Nacional está pasando por un momento de desánimo, en el que falta un sentido de pertenencia. Estoy convencido de que mi generación tenía que estar presente en este proceso en el cual el partido va a definirse y construir una propuesta quizás para los próximos 25 años”.
En referencia a la cantidad de candidatos, cinco, que ha sido mayor a la que se tenga memoria para buscar la dirigencia nacional del partido, Gil lo analiza y lo atribuye, como lo declaran todos los panistas, a la democracia interna de su partido: “Ya quedó demostrado que éste no es un partido ni de los ´dedazos´ ni de imposiciones ni, tampoco, de las cargadas. En este partido no hay gobernadores detrás de un ungido para estar cerca de un candidato a la Presidencia”.
Cuando se le cuestiona a Gil sobre las diferencias que tendría su gestión –en caso de lograrla– a las de Germán Martínez o César Nava, responde después de enumerar su currículum panista, desde militante adolescente en los ochentas hasta su paso por la Legislatura LVII (la primera sin mayoría priísta) y Gobernación: “Soy de la generación de políticos profesionales que se han dedicado de manera permanente a esta actividad, que la dignifican, que tienen las competencias y habilidades para la gestión de los asuntos públicos, para el ejercicio de la actividad política, a diferencia de las dirigencias nacionales precedentes”.
—Martínez era el dirigente de “las designaciones”, Nava el de las “alianzas”. ¿Gil de qué será?
“Yo voy a ser el dirigente que va devolver más política hacia dentro de Acción Nacional. Hay una paradoja en el partido, nos dedicamos de manera permanente a hacer política con nuestros adversarios pero hemos dejado de hacer política hacia dentro de nosotros. Eso significa conciliar las legítimas aspiraciones que tenemos como políticos, como ciudadanos que aspiran al poder; más política para armonizar nuestros planes de vida. Más política también significa más debate. Yo estoy proponiendo que regrese a la sesión del consejo nacional el apartado de agenda política, porque estoy convencido que en la medida que el partido delibere sobre los asuntos de interés público se fortalecerán los brazos de solidaridad entre los panistas”.
Pero hablando de debates, los cinco contendientes se echaron para atrás respecto a un encuentro público que les proponía Televisa, se dice que César Nava se los prohibió. “Yo he dicho reiteradamente que el debate engrandece al partido, fortalece nuestros aprecios sociales, la gente ve bien que un partido debata internamente. Yo no tengo miedo a la forma en que los panistas debatimos; lo hacemos con la camaradería castrense que nos define. Lo cierto es que el partido tiene que profundizar en esa dinámica, tenemos una buena oportunidad de diferenciarnos entre el proceso de renovación de la dirigencia del PRI, por ejemplo, en el cual no hay competencia, no hay ni debate, lo único que hay son un grupo de gobernadores a galope tendido detrás de un perfil”.
—Entonces ¿tú si querías el debate?
“Siempre he dicho que estoy listo para debatir, para deliberar. Como políticos debemos cultivar esas habilidades, esas competencias. Me he forjado en el debate, lo he demostrado en la Cámara de diputados, en el Consejo nacional del IFE como representante del PAN. Yo creo en el debate, porque mueve conciencias y subleva inteligencias”.
El joven Gil se niega a decirnos quién o quiénes rehuyeron al debate entre aspirantes panistas a su dirigencia, argumenta que él no estuvo presente en la reunión donde se acordó aquello, se enteró cuando el aún dirigente César Nava le informó la decisión.
En torno a la animadversión que su registro despertó entre consejeros y resto de militancia, el panista oriundo de Chiapas y creado en Chihuahua, presume que ha ido conquistando simpatías incluso con aquellos que ni lo conocían: “Se han convencido de que hay sustancia, que hay proyecto, hay una idea de partido, que conozco cuáles son los dilemas y dificultades que enfrentamos. Me ha ido bien con los consejeros después de platicar con ellos directamente. Hay en el partido ganas de definiciones, ganas de trabajar y hay profunda pasión de triunfo. Yo no quiero llegar a la dirigencia nacional para gestionar la derrota. Yo no tengo prisa por regresar a la oposición, quiero llegar para conquistar el triunfo electoral en el 2012”.
Previo a la entrevista con ZETA analistas políticos colocaban a Roberto Gil con 120 adeptos dispuestos a votar por él, de 318 consejeros con esa facultad; es decir, por debajo de los 206 que se requieren para ganar sin discusión. El aspirante desestima el sondeo y se escuda en su propio diagnóstico: “Estoy trabajando con el ánimo de ganar en la primera vuelta. Muchas veces se comete el error de decir: ¡ah yo traje al líder y él tiene 5 votos!, ¡entonces ya son 6! No creo que los consejeros nacionales sean una borregada adormilada que simplemente está esperando la consigna; son líderes de partido y por eso yo los trato y los considero como líderes, como personas y lo individual, y sobre todo como panistas que quieren lo mejor para el partido”.
—La semana pasada Gustavo Madero nos dijo que él está esperando el voto de Felipe Calderón. ¿Tú también esperas el voto del Presidente?
“Yo estoy convenciendo al Presidente que vote por mí. Ya le envié algunas cartas, le he enviado mi proyecto. La ocasión que tuve de platicar con él le expuse cuáles eran mis consideraciones sobre el partido, cuando nos reunimos los candidatos con él le insistí sobre mis definiciones fundamentales. Yo aspiro a conquistar el voto del Presidente Calderón, aspiro a que lo voy a convencer, como aspiro que voy a conquistar y convencer a la gran mayoría de los consejeros nacionales”.
Lo malo que el 4 y 5 de diciembre, fecha de la elección interna del PAN, el Jefe de la Nación andará de gira en la Cumbre Latinoamericana de Mar de Plata en Argentina, por lo que le será imposible votar por estos dos o cualquiera de los otros contendientes. Al margen de ello, Calderón ya había expresado que no tenía un “favorito”, sino una “preferencia”.
— ¿La recta final será Madero-Gil?, se le infiere al entrevistado.
“Hay cinco candidatos y cada uno ha hecho su trabajo”, responde como se estila, políticamente correcto. “Yo me siento muy honrado de estar participando con cuatro panistas de esta talla. Yo seguiré trabajando para ganar la elección y seguramente otros candidatos están haciendo lo mismo. Yo no quiero hablar ni de favoritos ni de ‘punteros’”.
El caso es que cualquiera que asuma la próxima dirigencia nacional del PAN, de cara a las elecciones de 2011 y la presidencial del 2012, no tendrá la gestión más placentera frente al resto de las fuerzas políticas y el entorno nacional. Roberto Gil lo asimila, lo expresa demagógicamente: “Sin duda…, sin duda es un período que se avizora complicado, pero cuanto más intensa y más difícil se vea la adversidad, más responsabilidad tienes de ponerte de pie y ponerte a trabajar. Ése es el sentido del panismo, la pasión de la convicción, y sobre todo de la responsabilidad, porque Acción Nacional nunca ha evadido su responsabilidad y asume los sacrificios y los costos de decidir. Eso es lo que quieren los ciudadanos, gobiernos que le entren a las decisiones y que no le saquen la vuelta.
— ¿Madero, Ramírez Acuña, Cecilia Romero, Blanca Judith Díaz, Gil, cualquier de los cinco tiene la capacidad para hacer remontar al PAN?
“Yo creo quien garantiza la unidad, quien garantiza la capacidad de debate, quien garantiza la capacidad de operación política, quien garantiza la energía y sentido vital para poder emocionar a este partido, soy yo”.

(Juan Carlos Domínguez)

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