17.12.10


TERCER INFORME DE GOBIERNO:
LA ÚLTIMA Y SE VAN…

Los alcaldes panistas de Ensenada, Tijuana y Mexicali, así como el priísta de Rosarito –el de Tecate se está desarrollando al cierre de esta edición– han realizado ya su tercer y último informe de actividades. Le pusieron toda la “carne al asador” para resaltar no solamente todo lo que realizaron en el último año, sino en los tres de su gestión. En el caso de los ediles panistas, con especial sentimiento y hasta melancolía, considerando que por el próximo trienio, por lo menos, el panismo en la esfera de los poderes municipales estará en la banca. Cada uno de ellos resaltó su obra pública, desoyó las críticas y minimizó la polémica. Desde su perspectiva, cada uno de los alcaldes cambió la ciudad que les tocó gobernar. La hicieron mejor. Se despiden pues, con el autoelogio propio del que cumplió y se va, pero también con un poco de la pesadumbre del quién sabe cuándo regresemos.

TIJUANA
JORGE RAMOS
:
TRIUNFANTE CON SUS ALIADOS

Al concluir el acto Jorge Ramos no quería bajarse del templete. Con los brazos en alto se negaba a dejar de escuchar los aplausos y ovaciones, por última vez. En su tercer informe, el presidente municipal de Tijuana no se quiso quedar atrás, al igual que el senador Fernando Castro Trenti –que dio su informe una semana atrás en el mismo lugar– recurrió a cientos de “acarreados”, pero no le alcanzó para provocar tumultos, cuando mucho un poco de alboroto. Se valió del gremio de taxistas amarillos y de doñas y viejitos de colonias populares, todos agradecidos con el mandatario municipal.
Entre los funcionarios públicos que hicieron acto de presencia estuvieron los panistas Antonio Valladolid, Carlos Torres, Óscar Arce y Héctor Osuna Jaime; la presidenta del Congreso local Nancy Sánchez, el vocero del legislativo Ariel Lizárraga; el líder comercial Óscar Escobedo. No acudió el gobernador José Guadalupe Osuna Millán, en su lugar mandó a Cuauhtémoc Cardona Benavides, secretario de Gobierno. Los que sí tenían que estar ahí eran los funcionarios municipales, para lo que también era la despedida. Previo al inicio del acto platicaban sobre planes, aguinaldos y finiquitos. Sus principales temas de interés. La orquesta juvenil de Tijuana ejecutaba música de cámara que nadie atendía, ni público ni los acarreados, menos los funcionarios.
Durante todo el evento los taxistas amarillos estuvieron en los barandales de los pisos de arriba de Palacio Municipal, como canarios en el alambre. Le brindaban estrepitosos aplausos, o acallaban con su barullo a burócratas inconformes que llegaron para reclamarle a Jorge Ramos. Después del himno a Baja California, que los funcionarios sólo balbucearon, empezó el desfile de regidores para dar un diagnóstico de la administración saliente. El primero en pasar fue Luis Moreno, regidor del Partido Encuentro Social, que tal cual panista de cepa tuvo puras adulaciones para la administración de Ramos. Un blando Juan Pablo Rodríguez, regidor del PANAL, con voz de chamaco y timbre estridente presumió como propias las obras del alcalde panista. El turno fue para el PRI y entonces sí se le puso algo de sabor a la cosa; fue José Luis Parra que reprochó que Jorge Ramos prefirió ahorrar recursos que darle seguridad a los tijuanenses; que la administración municipal tuvo una vocación meramente recaudatoria, que el PIRE fue un atropello para la vida cotidiana de los ciudadanos; y acusó el adeudo millonario que se deja al Issstecali. Entonces ocurrió una combinación de aplausos de unos y bullas de otros. Mucha gente no entendía ni por qué, sólo que debían gritar. El panista Alejandro Cuéllar, con serias y lamentables dificultades para leer entró al quite para defender al alcalde saliente; en sus halagos incluyó al secretario de seguridad pública Julián Leyzaola: “Tijuana es otra”. Aparte de que no hilaba el discurso, Cuéllar era interrumpido por los burócratas que le reclamaban a Jorge Ramos “¡la salud es más importante que el PIRE!”; y los colonos a modo reviraban: “¡Jorge…”! ¡Jorge…!”; eran niños, gritos y música; todo puesto para acallar la rechifla al presidente municipal.
Los gritos de los inconformes no paraban y entonces se soltó el informe vídeo grabado, a todo volumen. En primero en hablar y aparecer en las imágenes fue el capitán Julián Leyzaola: “Ésta fue una guerra abierta, declarada”. El Presidente Felipe Calderón se refirió a Tijuana como la “ciudad esperanza”. Ramos se escudó: “La inseguridad no llegó en esta administración”. Más elogios para Leyzaola. Presumió Ramos, con orgullo, que en esta frontera se pudo lograr el decomiso más grande de mariguana en la historia de México. “Tijuana es la policía que más resultados ha dado en el país”. También resaltó que Tijuana tuvo el sexto lugar nacional en recaudación por impuesto predial; no podía dejar de mencionar el PIRE como el “proyecto más ambicioso de vialidades”; se refirió a los conciertos masivos que organizó, con Alejandro Fernández, Intocable, Yuri, y todos: “Los tijuanenses cantaron como nunca antes”. Tuvo reconocimiento para los empresarios locales: “A pesar de vivir secuestrados, no huyeron”. Y retomaba las loas para Leyzaola y hasta para el general Sergio Aponte Polito. “Rompimos esa historia de corrupción, Tijuana cambió”; “Tijuana cambió porque cambió la policía”. “¡Eso es ganar la guerra!”, gritó fuertísimo. “Ésta es la administración que más ha hecho por Tijuana”. Jorge Ramos llamó a todos los funcionarios a su lado; con los brazos en alto y tomados de la mano, cual campeones olímpicos trepados en el podio para recibir sus medallas.

(Juan Carlos Domínguez)


ROSARITO
HUGO TORRES:
DESAIRADO Y QUEBRADO

No hubo mejor escena que refleje lo quebrado de las finanzas municipales de Rosarito que el tercer y último informe de su alcalde Hugo Torres Chabert. A comparación de los primeros, este informe fue realizado con pura humildad y buenas intenciones, modesto pues, por no llamarlo paupérrimo. Antes había muchos acarreados en camiones y en carros particulares, gozando de la esplendidez de su presidente municipal, mimados con comida, bebidas y botanas. Esta vez ni acarreados hubo. Menos canapés, muy a fuerzas botellitas de agua para los invitados VIP.
Muy a fuerza los asientos se llenaron, y en ausencia de la porra que tradicionalmente se hacía traer desde las colonias marginadas llegaron policías municipales. Uno de ellos, a quien le nombraban “comandante”, estuvo desesperado hablando por radio para que se “dejaran venir” el resto de los agentes; hasta que uno le dijo “ya no les digas, siempre es lo mismo”.
Las oficinas del Ayuntamiento se adecuaron al informe. En los barandales del segundo piso se pusieron lonas alusivas, cada una con los “ejes rectores” de la administración priísta. El primero, el de la seguridad pública, era una foto de Hugo Torres entregando a un agente policiaco un arma larga, por cierto casi más larga en tamaño que el propio alcalde. Cuando Torres llegó, más de la mitad de los asientos lucían vacíos, pareció que le hicieron el feo, lo desairaron. El caso es que ni siquiera llegaron los asistentes que debieron estar de cajón, por ejemplo el mismo alcalde electo Javier “Tito” Robles, que mandó a un “representante” en su honor, lo mismo hizo el gobernador del estado, la diputada presidenta del Congreso Nancy Sánchez, la titular del poder judicial en el estado María Esther Rentería y el general Alfonso Duarte Mújica. Pero en cambio –y eso que ni en pintura pueden verse– llegó el ex presidente municipal de Rosarito, Antonio Macías. Nomás iniciado el informe y aquello se transformó en un acto escolar, como de graduación de la secu, donde el que toma el micrófono da las gracias a medio mundo con declaraciones como: “estamos con sentimientos encontramos, felices porque cumplimos, tristes porque nos vamos”, como lo hizo la regidora del PRD Norma Gutiérrez, que en vez de manifestar su postura desde la oposición se desbarató en halagos para ella y para el presidente Torres. Lo mismo hicieron el regidor del PEBC Manuel Ciprés y la regidora del PANAL Rosa Cornejo.
Pero cuando tomó la palabra la regidora del PAN, Yaneth Sepúlveda, se le acabó la fiesta al alcalde. La panista recordó que en la administración de Torres Chabert los altos funcionarios se aumentaron el sueldo casi un 80 por ciento, y que gracias a eso se infló la nómina al tal grado que era “insostenible”, se tuvo que despedir a personal invalorable, como el caso de los 15 bomberos que se les dio de baja por no “tener” billete para cubrir sus pagas, que el Ayuntamiento se convirtió en una “administración de salarios”.
También le dijo que fue una administración “incapaz” y “corrupta”. Que el presidente municipal hasta a sus propios funcionarios les faltaba el respeto, resonó cuando Torres Chabert le dijo “chivo en cristalería” al síndico municipal por haber denunciado los actos de corrupción. Y no se detuvo. Después la panista le reprochó al alcalde que fue una “administración sin rumbo”, que dejó las “arcas vacías”, que no sólo afectó el presente sino que afectará el futuro por la “corrupción” y la deuda de más de 220 millones de pesos. “Éstos son los grandes logros de un gobierno para todos”, remató con sátira. La regidora, por supuesto, todo el tiempo fue abucheada por el público priísta.
En su turno el primer edil devolvió las embestidas de la panista. Primero dijo que él recibió el municipio “cuando estaba entregado casi totalmente al narcotráfico”, y sacó a colación las declaraciones de un presunto narcotraficante detenido por el ejército, donde aseguró que al menos 500 mil dólares de dinero ilícito fueron a parar a las “campañas panistas de Rosarito”. Habló de la policía “involucrada con el narco” que heredó de las administraciones del PAN. “Ojalá que hubiera sido congruente con los principios de su partido para revertir la situación del narcotráfico”, le inquirió el alcalde a Sepúlveda. De ahí pa’l real el munícipe leyó durante una hora sus “logros”. Volvieron las maravillas de su administración, desde la depuración policíaca y la reducción de la delincuencia hasta cosas menores, tales como la visita a iglesias para alentar a sus dirigentes a continuar educando por medio de valores. Con decir que hasta presumió que la escolta de una secundaria de Rosarito ganó un concurso nacional.

(Isaí Lara Bermúdez)

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