20.3.07


Ely Guerra en Concierto

Intimo, romántico y tedioso


*Juan Carlos Domínguez


Íntimo, romántico y tedioso; así resultó el concierto que Ely Guerra ofreció en el Box Underground el pasado martes 13 de marzo.El público disfrutó, o hizo el esfuerzo, aun entre el apretujamiento y la sofocación dentro del que en realidad es un “cuartucho” donde retacaron a 500 personas que no solamente no se podían mover, sino tampoco ver a la cantautora sobre el escenario.

La larga ausencia de Ely en Tijuana sembró la expectativa, y los más agradecidos fueron los promotores que se avorazaron no nada más con retacar hasta el sobrecupo el Box Underground, sino también a revender hasta en 30 ó 40 dólares los boletos que originalmente se ofrecieron a 15 y 18 dólares. “¿Por qué se piratean tanto con la reventa?”, protestó un fan indignado, como tantos otros.

La intérprete tapatía retomó el look de sus inicios y ofreció una tocada totalmente acústica, haciéndose acompañar nada más de una guitarra. Ofreció las canciones más representativas de sus cuatro discos de estudio, pero con versiones más introspectivas, delirantes y “fumadas”.Con “un gracias Tijuanita” saludó a su audiencia, y así fue el tono, muy coloquial y amigable, que mantuvo con los espectadores durante la hora y 15 minutos que duró su presentación.

Desfilaron éxitos -bueno, éxitos es mucho decir- como “Ángel de Fuego”, “La Playa”, “Ojos Claros, Labios Rosas”, “Tengo Frío” y “La Tumba Falsa” (de Los Tigres del Norte).

Adultos jóvenes en su mayoría, con una gran prominencia de la comunidad gay (de ambos sexos), conformaron el público de esa noche de martes 13, los que se consolaron con básicamente nada más escuchar la voz de Ely, porque era imposible distinguirla entre la muchedumbre y la oscuridad. Algunos otros vieron todo el concierto valiéndose de su camarita digital que elevaban sobre las alturas para dirigirla hacia el escenario. Ya podrán disfrutar el concierto en video, porque en vivo fue casi imposible.

La noche fue un desfilar de gente que entra y salía, o de plano mejor se largaba, porque el hacinamiento fue asfixiante y, lo peor, la desesperación les ganó porque la penumbra no les permitió ver los destellos de su “estrella”.

“Yo nada más estaba viendo su sombra, qué pinche caso tiene…”, expresó a ZETA un grupo de jóvenes que prefirieron sentarse en los escalones del acceso al Box Underground, como tantos otros que constantemente salieron a tirarse en el suelo, quejándose de sus cuerpos adoloridos y magullados.

Ely continuaba casi en trance, pasando del canto dulce o meloso, al desquiciado o desgarrado. En ocasiones coreada por la masa que tenía enfrente. A la media noche se despidió: “Me mandan a la camita muy pero muy feliz…;” dijo coqueta. “Fue una noche llena de pasión…”, expresó provocativa. “Espero que lleguen a su casa a hacer lo que les corresponde…”, continuó picara. “Háganlo por mí porque yo ando solita…”, remató ya de plano cachonda.

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