DesairadoS
* Juan Carlos Domínguez
Los tijuanenses le cobraron la factura a Plastilina Mosh por tantos años que los tuvieron “castigados”. Tras el memorable -ni tanto- botellazo que recibiera Alejandro Rosso durante un concierto en los terrenos del Hipódromo Caliente, en 1998, el dueto regiomontano registró en su lista de los lugares no gratos a nuestra ciudad y prometieron nunca más regresar.
Por esos rencores, o por la saturación de espectáculos que ha habido en las últimas semanas, o simplemente por ser miércoles laborable, el caso es que la gente no respondió al reencuentro con Plastilina Mosh. Un reducido e indefinible público fue apenas el que lograron convocar en el Box Underground, que lucía -contra la costumbre- espacioso y ventilado. No fueron más de 250 personas las que se reunieron, después de dos cambios de sede: Primero El Foro, en el que caben 3 mil asistentes; y después el Tía Juana Tilly´s, para mil.
“De alguna manera digamos que la regla que tenía la banda, de no tocar en Tijuana, ya por fin la pudimos erradicar ¿no?”, comentaba Jonás días antes a ZETA, entusiasmado y con muchas expectativas.
¿Ya perdonaron a Tijuana? Se le cuestionó, respondiendo sin ese hito de rencor que antes experimentaba: “Digamos que sí… Pero no se puede decir que no es un perdón porque no se estaba castigando a nadie tampoco, era más bien… ¿cómo se podría decir de la manera más apropiada? Era como una cuestión de seguridad”.
Jonás asegura que no son rencorosos -después de 9 años de tocar en la ciudad-, y que en realidad siempre han venido pero en plan personal: “Y aparte tampoco somos nadie para castigar a una ciudad nomás por la cagada de una persona ¿no?”. El hecho de ver que en sus presentaciones en Mexicali, Ensenada o Rosarito acudía mucho tijuanense, los llevó a reconsiderar a esta frontera: “Aparte que la escena va estar rica, la gente trae ganas de escuchar música más que otra cosa. Y a lo mejor ya son otros tiempos y es más divertido”.
El dueto conformado por Jonás y Alejandro Rosso tuvo dos conciertos en Rosarito, la buena respuesta y la cercanía con Tijuana, también fueron factores determinantes para su cambio de actitud: “Para serte honesto, nos cagábamos por regresar. Yo personalmente siempre quise regresar -se lava de culpas Jonás-, fue una cuestión democrática dentro del grupo esa regla, y como la mayoría votaba, pues yo tenía que votar”.
Son otros tiempos, la gente es otra, Plastilina es otra, y a eso apelaban también los músicos regios: “No sé para bien o para mal, pero hemos cambiado bastante, entonces yo creo que regresar a Tijuana ahora va a ser como ver una banda nueva probablemente”. Pero ni tanta banda nueva, ni tampoco tan fieles. La propuesta electrónico-jazzera-hip-hopera nunca ha sido asimilada por los grandes públicos en la región, a la que, evidentemente, poco le importó el perdón concedido por Plastilina Mosh.
Muy flexibles
Plastilina Mosh surge a finales de los noventa dentro del movimiento que se bautizó como “La Avanzada Regia” -Control Machete, Jumbo, Zurdok, Cabrito Vudú, El Gran Silencio-, y son a la postre de los pocos sobrevivientes de esa racha ya en declive: “Había un chingo de cosas muy malas y lo que ha estado sobreviviendo son las cosas buenas, con un par de excepciones, como Panda por ejemplo, pero de ahí en fuera casi todo tiene calidad, está muy divertido”, aprecia Jonás.
Ahora bien, aunque metidos en ese “paquete”, Rosso y Jonás han preferido desatenderse de etiquetas: “Somos como muy individuales en ese aspecto, nunca hemos creído que somos parte de un movimiento o de la escena de una región del país o Latinoamérica, creo que sería como apoyarte en algo que no existe palpablemente, y que finalmente no te va a sacar de ninguna bronca. Hasta ahorita seguimos haciendo nuestra música, y sí, mucha gente nos hace partícipes de algún movimiento, y eso hace que nos escuchen, pues la verdad tampoco nos sentimos ofendidos ni mucho menos”.
En aras de autodefinirse de alguna manera, el guitarrista de Plastilina añade: “Somos simplemente un grupo que está tratando de hacer las cosas que piensa que son correctas, entonces no sé en dónde colocaría a mi banda en todo este mapa de la música en español. Tal vez somos la banda que no es tan joven ni tan vieja, que tiene cuatro discos y puede formar un buen show casi de puros singles. Entonces estamos en una posición que todavía es fresca y privilegiada”.
“Aquamosh”, álbum debut del dueto regio, fue un éxito rotundo que acaparó listas de popularidad tanto nacionales como extranjeras, pero ese disco no fue un fantasma. Según Plastilina, ha buscado superarlo con las producciones siguientes. De hecho no han logrado impactar igual: “Por eso nos fuimos por otro lado, yo creo que sin nos hubiéramos puesto en la actitud de tener que hacer un single que fuera más poderoso que el de ‘Mr. P. Mosh’, nos hubiéramos hastiado tanto que hubiéramos terminado haciendo cosas muy feas”.
Y decidieron hacer un siguiente disco diferente -aparentemente-, tal si fuera un nuevo grupo. “Así también acostumbras a tu público de que no espere lo mismo de ti. No sé si escuchaste ‘Juan Manuel’ -su segundo disco-, es mucho más ecléctico, más electrónico en algún momento, no tuvo el éxito comercial en México que tuvo el primero, sin embargo, sí nos colocó en muchos países donde ni nos imaginábamos que íbamos a sonar, como Japón o Sudáfrica, o Israel”.
Dice que los que son verdaderos fans entendieron su afán de experimentación “y de tratar de seguir buscando otras cosas que nunca habíamos hecho en nuestra vida, que a lo mejor para mucha gente es muy obvio, pero para nosotros eran cosas nuevas, como tocar otro ritmo, componer otro tipo de letras, hacer más música instrumental”.
Antes de pisar Tijuana, Plastilina Mosh hizo escala en Los Ángeles, California para continuar con la grabación de su quinto disco, el cual saldrá a la venta en el mes de abril del próximo año. Por supuesto que los seguidores más compenetrados con el oscilante estilo del dueto, esperan con especial expectación los próximos sonidos, que lo mismo pueden fluctuar entre el jazz, trip-hop, lounge, punk u otras mezclas desconcertantes: “Sí, y es lo que nos gusta, de alguna manera así somos nosotros, te lo digo sinceramente. Alejandro y yo siempre hemos andado con gente que no se repite, que siempre está en la lucha constante de buscar ideas nuevas, sonidos nuevos, y obviamente por influencia directa hacemos las cosas así y la gente lo entendió.
“Es de las cosas más lindas que pueda haber, que llegue el momento y dices ‘ya tengo cinco discos, todo es lo mismo, ya estoy harto y me voy a otra banda que me permita hacer otras cosas’. En este caso eso no existe, Plastilina para empezar es una antibanda ¿no? Son dos cabrones nada más, entonces es tan flexible como quieras, no tenemos un formato de sonido, no es el grupo típico de rock que tiene batería, una bajo, una guitarra, un teclado y la voz; sino al contrario, somos dos tíos que si queremos un tema que sea completamente instrumental, que ni siquiera venga el piano de Alejandro ni mi guitarra, lo podemos hacer y la gente como quiera lo acepta bien, en vez de decir ‘¡Ah cabrón, estos tipos qué están tocando!”. Es lo que más aprecio de este proyecto y fue lo más inteligente que lo pudimos diseñar así desde el principio”, concluye Jonás.
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