25.6.08

Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez

El éxito de la Feria del Libro de Tijuana, si hay que sustentarlo, habría que basarlo en la asistencia del público a la presentaciones literarias, sobre todo del público incrustado en el mismo Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC), pues siempre, en primera fila, están como espectadores cuatro o cinco funcionarios o empleados de esa dependencia, desde los del puesto más alto, al más bajo. Puro entusiasmo, no vayan a creer que para hacer “bola”.

El ICBC dará de qué hablar en los próximos días. Desgraciadamente para mal, pues funcionarios de esa institución andan haciendo cosas que no están nada bien.

El arte tijuanense es patrocinado por los narcos, asevera una revista capitalina llamada “Elemento”. Es cierto que hay muchos artistas malísimos y oportunistas que se han colgado de los clichés y el “boom” que tomó nuestra ciudad, pero de eso a que los narcotraficantes les estén comprando obra, es hablar de más y a lo bruto. “!Pero si los artistas siempre andamos chupando calcetín para que nos den dinero!”, expresó el diseñador Alejandro Cruz. Y es cierto, hay muchos ricos en Tijuana (independientemente del origen de sus fortunas), muchos empresarios, pero lo que menos les interesa es comprar obras de arte. Son pocos lo creadores que llegan a vender sus obras, y generalmente se la compran sus amistades pudientes.

Tijuana ¿arte inflado?... ¡Sí! Eso sí. Ese es el título del artículo firmado por Raúl Curiel, editor de la publicación y quien prácticamente escribe toda la revista. En efecto, el arte tijuanense está sobrevalorado, pero básicamente por culpa de los medios y todos aquellos que se han visto cautivados por los lugares comunes que genera la frontera. El artículo en mención apenas si abarca unas cuantas líneas para aseverar que en Tijuana pasa lo mismo que en Colombia hace 15 años, cuando los narcos compraban cuanta “obra de arte” se les presentaba sin la más mínima noción y nomás por despilfarrar y decorar sus mansiones. Lo mismo pasa con los artistas tijuanenses, que luego llegan a galerías internacionales y les hacen ver el fraude que es su trabajo. Eso lo asevera un tal Oswaldo Agudelo, supuestamente crítico y especialista de arte pero que nadie ubica; colombiano por cierto.

Qué feo artículo, y no porque nos difame –en ciertas líneas- o porque nos abra lo ojos de lo echados que estamos de nosotros mismos –en otros párrafos-, sino porque no tiene sustancia ni coherencia. El título y el tema principal sensacionalista apenas si abarca los primeros dos párrafos, y el resto son los temas de siempre: La Avenida Revolución, la frontera, Nortec, Los Tucanes de Tijuana, La Ensalada Cesar, los videastas, las cebras. Y no falta aquel nativo que se erige como vocero o experto y está presto lucirse para lucirse bajo el reflector, en este caso el productor René Peralta, que recurre a lo trillado: “Lo único bonito de Tijuana es San Diego” La fuente: el típico clasemediero “cool”. El artículo: En efecto, una Ensalada Cesar, pero sin los suficientes ingredientes y con aderezo seguramente comprado en “Waldos”.

“Mala leche” es lo atribuyen algunos artistas locales respecto al artículo difamatorio. Para otros es simplemente un texto escrito sin rigor. El caso es que, es cierto, Tijuana y sus artistas han despertado muchas veces la hostilidad o hasta le envidia de artistas de otras ciudades, entre ellos los capitalinos; por lo mismo, por tanta “fiesta” que nos han hecho.

Lo único que funciona en Tijuana, parece ser, es el deporte, particularmente el juvenil. Eso sí atendemos los entusiastas encabezados de los periódicos locales a próposito de las olimpiadas juveniles: “Jornadas de oro”, “Cosecha oros”, “Esmeralda es dorada”, “Acaparan oros”, “Llenos de oro”, “Se cuelgan el oro”; o los efusivos reportajes de Notivisa: “!Con el oro a cuestas!”. Y pues el hecho es que llevan como 140 medallas los bajacalifornianos.

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