22.3.11


A LA (POCA) MEMORIA DE COLOSIO

Como siempre, el homenaje al ex candidato dependerá del ánimo actual priísta

El próximo miércoles, se estará conmemorando un aniversario más, el 17, del asesinato de Luis Donado Coloso Murrieta. Como siempre, el recuerdo y la honra a la memoria del malogrado candidato del PRI a la Presidencia de México, estará sujeto a la volubilidad, a las circunstancias políticas y a los intereses de la clase priísta que le sobrevive.
Sea porque hay o no elecciones en puerta; sea porque el PRI gobierna o no en esos momentos; sea porque hay ánimos o no de los priístas para dejarse ver; el caso es que Colosio ha pasado “del olvido al no me acuerdo” prácticamente desde el primer aniversario de su muerte en La Plaza de la Unidad y la Esperanza construida a su figura en la colonia Lomas Taurinas. Los esporádicos actos llamativos han ocurrido sólo cuando la ambición o el protagonismo de sus correligionarios así lo han requerido. Lo del legado “colosista” es lo de menos. Ha sido el pretexto, y cuando éste no lo hay, solamente el “cumplir”. Y a veces ni eso.
Este 2011, en que el PRI está con todos sus fueros a nivel nacional, y que en el estado ha recuperado todas las presidencias municipales, podría esperarse que el homenaje a la memoria del ilustre priísta sea la ocasión para manifestar la fuerza que en pasadas -y desafortunadas- ocasiones, los tricolores se empeñaban en demostrar. Mas no se tiene contemplado un acto relumbrante, y es que ni en tiempo de elecciones están. No es nada festivo, es un día de duelo para el priísmo”, advirtió René Mendivil, dirigente estatal del tricolor. “No es un evento de cantidad, ni de cuadros, ni de movilidad”, enfatizó.
Si bien refiere que estará la presencia de “una nueva fuerza partidista en Baja California”, es decir, el PRI revivido, y que por lo tanto nada les costaría hacer un evento masivo y con mucha convocatoria para lucrar con el evento, “será de respeto”.
Por otra parte, a ZETA adelantó un asesor de Enrique Pelayo, alcalde de Ensenada, que éste, junto con el resto de los presidentes municipales de Tijuana, Carlos Bustamante Anchondo; de Mexicali, Francisco Pérez Tejada; de Tecate, Javier Urbalejo; y de Rosarito, Javier Robles, ahora sí que harán un frente común. Y ese día aprovecharán para dar a conocer un acuerdo para enfrentar nada menos que al senador Fernando Castro Trenti. En el discurso que pronunciará Enrique Pelayo, le harán ver al senador que como autoridades que fueron electas y que tienen en sus manos el timón de mando en cada uno de los municipios de Baja California, les corresponde a ellos fijar y dirigir planes, posturas y programas de gobierno, ahora que él anda tomándose atribuciones que rebasan su esfera de legislador y proyectándose en lo individual.
Lo dicho: el emblemático 23 de marzo de Colosio, será de nuevo la vitrina para ver cómo anda el PRI, independientemente de lo que quieran mostrar.

LA HISTORIA SIN FIN...

1994: Asesinato del candidato Luis Donaldo Colosio, un miércoles 23 de marzo en Lomas Taurinas.

1995: Empezó el exhibicionismo de los políticos en torno a la figura de Luis Donaldo Colosio. En la conmemoración del primer aniversario de su asesinato, a Lomas Taurinas llegaron muchos sólo para mostrarse ellos, y evidenciar poco dolor. Caía una fuerte tormenta. El entonces priísta Jaime Martínez Veloz encabezó la guardia de honor; el obispo Carlos Emilio Berlié Belazuarán ofició la misa; los familiares de Othón Cortés, aún encarcelado, exigían justicia; incluso hasta nuevos parientes que no se le conocían a Colosio aparecieron esos días. También cumplieron con su presencia los miembros de la recién creada Fundación Colosio. Por esas mismas fechas Miguel Montes García, fiscal especial para el caso, cambió su hipótesis de la acción concertada por la del asesino solitario.

1996: En el segundo aniversario luctuoso ya pocos se acordaron de Luis Donaldo Colosio. Ese año Luis Colosio Fernández, padre del ex candidato, culpó del crimen José Córdova Montoya, al presidente Ernesto Zedillo, a Carlos Salinas de Gortari, a Manuel Camacho Solís y Antonio Lozano Gracia.

1997: Las ausencias marcaron ese 23 de marzo. En la Plaza de la Unidad y la Esperanza en Lomas Taurinas no había ni la décima parte de asistentes del mismo día pero del fatídico año 1994. La kermesse con bandera a media asta la encabezó Silvia Justina Castro Trenti, entonces dirigente municipal del PRI en Tijuana. El que había prometido llegar pero plantó a los priístas, fue Humberto Roque Villanueva, presidente nacional del tricolor.

1998: La premisa fue simple: “Dejarse ver”. Sobraron declaraciones de los 400 asistentes al cuarto aniversario. El evento no duró más de media hora; suficiente para que diputados locales y hasta miembros de la Cruzada Nacional de Participación Ciudadana exigieran justicia. Los dirigentes del PRI entregaron a los diputados de la comisión para el caso Colosio, un expediente con datos y les exigieron resultados pronto.

1999: A cinco años del asesinato, hubo más declaraciones del padre de Colosio; de la Fiscalía Especial, y de los priístas denunciando complot. Pocos prominentes llegaron a recordar a su mártir, vaya, ni un solo diputado. 250 personas presentes, y muchos de ellos niños de un kínder de la zona. Asistieron, Humberto López Barraza, líder estatal del PRI; Roxana Soto, líder invasora; Fernando Castro Trenti, Juan Medrano Padilla, Arturo Gonzalez Cruz, Lucy Ocaña, David Ruvalcaba, Carlos Mora, César Moreno, Juanita Pérez y Carmen López Segura. Se entregó una carta de exigencia a la PGR, y se tomaron la foto de rigor.

2000: Sexto año y plena campaña para la elección presidencial que ganaría el PAN por primera vez con Vicente Fox. El PRI sepultado en Baja California se reflectó en la Plaza de la Unidad y la Esperanza en Lomas Taurinas. Literalmente una tumba. ZETA ilustró con fotografías ese 23 de marzo del 2000. Tres ancianos y un par de niñas sentadas en un muro de la explanada. Jesús Blanconerlas, director del semanario, narró cómo varias personas, incluyendo a voceadores, le pidieron que ya dejara en paz al personaje, que ya no escribiera más de él: “La gente ya no quiere nada de Colosio”.

2001: Y al año siguiente, ZETA no publicó nada respecto al aniversario luctuoso. Y es que tampoco había qué decir; como tampoco nadie tuvo impulsos para el acostumbrado lucimiento.

2002: Ni declaraciones, ni fotografías, ni el recuerdo.

2003: Un asiduo participante de “Cartaz” en ZETA lo resumió en un corrido: “Ya nadie visita el lugar donde caíste/ donde a tanto pueblo que viste/ donde con ellos sonreíste/ y el dolor humano sentiste./ Bien dice ese refrán vergonzoso/ el muerto al pozo/ y el vivo al gozo,/ es verdad, pero penoso…”.

2004: En el décimo aniversario se agudizó la costumbre. La pasarela política incluso fue más grotesca. Se trataba de impulsar la candidatura de Jorge Hank, candidato a la alcaldía de Tijuana. Acarreados y lonches. Temprano llegaron los priístas a la Plaza de Colosio para barrerla, pintarla y colocar flores. Todo a modo para contagiar el entusiasmo de campaña. Cuentan cercanos a Jorge Hank que cuando éste se enteró del asesinato de Colosio hasta se carcajeó; pero el 23 de marzo de 2004 era la figura principal en el escenario montado en Lomas Taurinas; no pronunció discurso, sólo se dejó tomar muchas fotos, y cuando le preguntaron si él seguía el ideario de Colosio, balbuceó “Algunas cosas”.

2005: De nuevo Luis Donaldo Colosio y Lomas Taurinas quedaron en el olvido. Y en el primer año del regreso del PRI al gobierno municipal de Tijuana.

2006: Plena campaña electoral para elegir Presidente de la República y diputados federales. Todos los priístas de rojo; Jorge Hank, el primero. Descaradamente se repartieron souvenires, calcomanías, calendarios proselitistas. Se lucieron antes las cámaras y como funcionarios de gobierno, Fernando Castro Trenti, Yolanda Enríquez, Abelardo L. Rodríguez y Alejandro Ruiz Arretche. Mucho baño de pueblo de los “flamantes” funcionarios y, por no dejar, para Colosio un minuto de aplausos, globos blancos y par de palomas blancas lanzadas al cielo.

2007: La Fundación Colosio convocó “a los priístas y la sociedad civil” al acto por el 14 aniversario luctuoso a las 11 de la mañana en la Plaza de la Unidad y la Esperanza. No tuvieron mucho éxito.

2008: Apenas si hay registro de la soledad de la plaza de Colosio ese 23 de marzo. Ya para qué, pensaron hasta los “colosistas” más entusiastas, gobernaba en Tijuana de nuevo el PAN, y a nivel federal el PRI era la tercera fuerza política. No hubo ni la “tradicional” foto.

2009: Y la placita de Colosio se volvió a llenar. 500 personas, candidatos, líderes y acarreados. Era la elección de diputados federales. Se dejó de lado el rojo hankista, y vistieron de blanco. Tuvieron la decencia de no soltar discursos. El “plato fuerte” fue un mensaje –vía telefónica– de don Luis Colosio, padre el ex candidato y quien meses después fallecería. La “ola blanca” era grande: José Luis Hernández Silerio, Roberto Alcides Beltrones, Enrique Acosta, Chris López, Carlos Barboza, Eligio Valencia, Juanita Pérez, Jesus Beltrán Lachica, Antonio Salgado Ruffo, Bernardino Sevilla. Hasta Carlos Bustamente Anchondo, se dejó ver, ni cuándo asegurar que sería el próximo candidato y alcalde priísta. Transmitieron video del célebre discurso de Colosio, el último. Se lanzaron los globos y las palomas blancas de rigor.

2010: A diferencia del año pasado, no hubo la gran fiesta. “Para que los medios no digan que lucramos con la figura de Colosio”, explicó René Mendívil, líder estatal del PRI. Por eso apenas un camión con unos cuantos simpatizantes a pesar de ser tiempo electoral. Aunque los precandidatos sí asistieron. Carlos Bustamente, Rafael García Vázquez y José Luis Ascolani.
Esta vez ni los priístas alcanzaron siquiera a limpiar la plaza y borrar los grafitis en las paredes de la cada vez más triste Plaza de la Unidad y la Esperanza.

(Juan Carlos Domínguez)

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