10.5.07


AGRESORES
Lágrimas, Sudor y Sangre


* Juan Carlos Dominguez
*
Aunque con un origen oscuro, fueron bien bautizados. Se amparan en una trayectoria rociada con agua bendita, pese a su naturaleza contestataria. Hablamos hasta aquí del grupo Mercado Negro, pioneros del punk rock tijuanense. Desde el año 2005, la vuelta a la raíz se llama Agresores.

Conformado por el guitarrista Jorge Jiménez (ex Tijuana No), Luis “Anahuac” Sandez (ex Liberated Youth y Samadhi) en voz y percusiones, además de los hermanos Martín y Jesús Hernández (ex Mercado Negro), bajista y baterista, respectivamente, el grupo nace tras el homenaje póstumo rendido al músico Luis Güereña. Con ello, llega un período de intensa actividad de presentaciones para el “naciente” grupo, aunado a la composición de canciones, todo a lo largo de 2005. En 2006 entran al estudio de grabación para empezar la ardua labor -y a veces heroica- de producir el disco debut “Tixuanarkía”.

En dos meses tuvieron listo el material, lo llevaron a Los Ángeles, California para ser masterizado nada menos que por John X (Rolling Stones, David Bowie, Joe Strummer, Whitesnake), quien los llama al auto juicio, de tal forma que lo que pudo ser un golpe al ego para los músicos tijuanenses, se convierte en una lección de honestidad. El disco estaba muy bien técnica e interpretativamente, pero algo apresurado; se notaba la urgencia por grabar. El resultado: seis meses más para volver a masterizar, atendiendo a la precisión y tacto para cada instrumento, para cada sonido. Finalmente, quedó un álbum que regresa a los orígenes, a la filosofía y esencia del punk rock, una vuelta de tuerca al panorama actual: “¡Porque si Panda es punk rock, entonces yo soy el vómito del diablo o el Anticristo!”, grita una voz no identificada del grupo.

La energía y contundencia del género se centra en la música de los 12 temas de “Tixuanarkía”, líricas que concentran la visión de Agresores frente al mundo actual de sometimientos, abusos de poder, desencanto y anarquía. Títulos como “Dime”, “Alerta Roja”, “Tomando Vidas”, “Ciegos”, “Tixuanarkía” y, con mención especial, “Sangre”, melodía de soberbia factura.

La propia trayectoria de los integrantes de Agresores le imprime de por sí un sello de calidad al disco, que se vio enriquecido, casi fortuitamente, con las colaboraciones de Rocco (Maldita Vecindad), el violinista Don Clemente Zúñiga y el sui generis intérprete español Albert Plá, quién un día se apareció en el estudio de los hermanos Hernández, sin conocer éstos la estatura artística del susodicho.

El disco grabado de forma independiente, costó lágrimas, sudor y sangre, asegura quizás de forma dramática el baterista Martín Hernández, quien está a punto de un grito de “Auxilio, ¡quedamos quebrados!”, refiere. Mas, por otro lado, no se han querido valer de artimañas publicitarias o amparándose en glorias pasadas. Van de cero. En el proceso han tenido que tocar mucho, y gratis, abrir para grupos que no se lo merecen.

“El proyecto de Agresores no es una cuestión pretenciosa o apantalladora. Las cosas se dan por sí solas. La propuesta es real, es auténtica…”.

Aquí andan, pues, los Agresores enraizados en su género, bien puestos a enfrentar quizás la denostación o menosprecio que su naturaleza les ha hecho ganarse una que otra vez. Habrá que escuchar “Tixuanarkía” para avalar la sentencia de Hernández: “Minimizarnos en este momento, es como blasfemar…”.

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