16.1.12

LA POLÍTICA ALEGRE
Antonio Valadolid
Juan Carlos Domínguez

GUAPO TOÑO
Imaginándose andando por el mundo como el más guapo de los guapos, el berrinche por no ser ungido como candidato a diputado ya hasta se le olvidó a Antonio Valladolid, que pretendía becarse de nuevo en San Lázaro. El titular del Instituto Nacional de Migración (INM) destila alegría desde que se vio como unos de los candidatos del concurso que organiza el periódico Frontera para que sus lectores elijan al funcionario y funcionaria de mejor ver. Valladolid va en tercer lugar y por nada del mundo quiere rezagarse. Va con todo por alcanzar al primero, y porras no le faltan para lograr su objetivo. Presidente de su club de fans es Oscar G. Sánchez, empleado de Valladolid en el INM quien el lunes prontito y en horas laborables mandó el siguiente correo incentivando a los militantes del PAN: “Necesitamos el apoyo de los amigos para votar por mí delegado el Lic. Antonio Valladolid en esta encuesta de Frontera, es importante siempre estar en los primeros lugares…”, y anexa el correspondiente link. Qué importa a cuántos paisanos se atendió en esa dependencia, la eficiencia es lo de menos mientras sobresalga la “guapura”.

ZACATÓN
De cobarde y zacatón no bajan al diputado del PAN, Max García, ahora que dejó plantados a los reporteros en una reunión de la Asociación de Periodistas de Tijuana, en la que también fue invitada la diputada del PRI, Rosana Soto. La legisladora, que preside la comisión de Hacienda en la actual legislatura, fue a plantear su iniciativa de la Ley del Periodista, que mediante un fideicomiso de 10 millones de pesos, pretende brindar prestaciones sociales como servicios médicos, seguro de vida, apoyos para estudios académicos y finalmente un buen morir. Sobre todo ahora que la agonía de la reportera Sonia García sensibilizó al gremio “porque después de 20 años chambeando, no tenía ni para el cajón”. El gobernador José Osuna Millán no quiere aprobar la mencionada Ley, y Max, presidente actual del Congreso, pues nomás baila al son que le toque el Góber. No vaya ser que el Góber lo deje sin su candidatura a la alcaldía de Tijuana, tal como se la tiene prometida al muchachito.

INSENSIBLE
Cual si fueran salas de espera del seguro social o cualquier otra dependencia de salud pública, las oficinas de los regidores o de gestoría social en el Palacio Municipal se ven atiborradas de personas humildes, de todas las edades, que como almas en pena andan con la receta médica en la mano a ver quién les echa la mano para surtir sus medicamentos. La queja constante es que en el Seguro Popular nomás les prescriben medicamentos o les requieren análisis clínicos o radiológicos, y “san se acabó”, los echan a la calle a la buena de dios. Y ahí empieza el largo y, literalmente, doloroso peregrinar. Pero esas son minucias que ni atiende ni le interesa conocer a Mirna Rincón, directora del Seguro Popular en Baja California. Y menos ahora que anda toda alborotada con querer ser la “señora alcaldesa” de Rosarito. Claro, si su partido, el PAN, la candidatea. Eso sí, las carencias de la dependencia que encabeza no se reflejan en el uso de recursos para su campaña interna.





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