18.1.12

LA POLÍTICA ALEGRE
Rufo Ibarra, secretario de Finanzas. 
Juan Carlos Domínguez

LAUREADO
Como medallista olimpico en el pódium de los campeones se sentía Rufo Ibarra hace unos días cuando una agrupación de los tribuneros de radio le entregaron la “medalla de oro” –que no es otra cosa que una rueda pintada de amarillo- por ser el funcionario más atento y respetuoso del Ayuntamiento de Tijuana, según esto. También le dieron diploma y cuanto reconocimiento se les ocurrió, durante el convivio en el restaurant Maracas. Como estrella se sentía Rufo, y si resultó ganón es porque al resto de funcionarios que se invitó, incluyendo a panistas, no acudió. Así que a Rufo le tocaron reconocimientos como en barata de Waldos.

ROSCA
En el mismo acto, a Manuel Medrano, director de Desarrollo Social y mismo que anda que se le cuecen las habas por quedarse en el lugar de Saúl Guakil, de secretario de Desarrollo Social ahora que quiere ser Senador, le reclamaron los tribuneros que su coordinadora de eventos, Laura Ayala Sáenz, se pasa de rosca con eso de que les entrega pasteles echados a perder y comida a punto de caducar. Alegaron los tribuneros que una cosa es ser gente pobre y otra servir de recicladora de desechos que por cierto a Desarrollo Social no les cuesta, sino que recibe como donaciones. Aún con todo eso, apoyaran a Medrano en sus aspiraciones.

LOCOMOTORAS
Será por la tensión que les genera evadir un día sí, y otro también, a los reporteros de la fuente que solicitan entrevistas con sus respectivos jefes, pero parece ser que el vicio del tabaco es lo único que mitiga la ansiedad y el estrés de diferentes empleados de las áreas de comunicación de distintas dependencias dentro del Gobierno Municipal, a los que se les ve varias veces durante la jornada laboral, postrados en las escalinatas y puertas que dan tanto a la calle como a la explanada de Palacio Municipal, con el cigarrote en mano y trompa. Voceros de Finanzas, Desarrollo Social, o de la misma dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento de Tijuana, indistintamente se viven las horas fumando fuera de sus oficinas, pero eso sí con sueldazo seguro. Que ya los traen en salsa, aseguran. Nomás falta que les vayan a poner sus cubículos especiales para que arrojen humo a sus anchas.

MI CASA ES TU CASA
Entre la bola de doñas y niños amontonados en el patio central de Palacio Municipal, el martes pasado, el alcalde Carlos Bustamante les decía al micrófono: “Estoy muy contento de que estén aquí en su casa, Palacio Municipal es de ustedes, y de todos los tijuanenses”. Y mientras tanto policías en los barandales, policías en las escaleras, y policías en los pasillos, como perros guardianes cuidando al amo, vigilaban y frustraban el libre tránsito de toda persona, valiéndoles cualquier tipo de explicación. Y los acarreados, en la entrega de vales para cena de navidad y cobijas para el frío, le echaban porras y vivas a Bustamante y Guakil. Y temerosos de sabrá dios qué cosas, los policías seguían resguardando como fieras la “casa de todos los tijuanenses”.





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