27.9.09


EL APAGADO GRITO DE RAMOS


Con reducida asistencia y exagerado cuerpo de seguridad, el Alcalde celebró el día patrio

En la ceremonia del Grito de Independencia en el Palacio Municipal, lo más llamativo fue el “baño de pueblo” que se dio el Alcalde Jorge Ramos.
En cambio resultó deslucido el convivio privado al interior del recinto oficial, donde la ausencia de muchos funcionarios, la excesiva seguridad que resguardaba al Alcalde, y hasta la austeridad en los antojitos mexicanos que se ofrecieron, fueron las características. Eso sí, montaron una escenografía muy bonita como foro para los artistas locales que desfilaron, sin pena ni gloria los más. Incluyendo a Laura Caro, “orgullo” tijuanense de La Academia. Más bien a los asistentes se los fueron las horas haciendo fila para las flautas, tostadas y quesadillas; mientras que los vendedores ambulantes invitados no se daban abasto desgranando elotes y azucarando churros. Las mesas se cubrieron de mantelería con colores alusivos al mes patrio, con pequeños arreglos florales, y velas, las mesas que alcanzaron, porque muchas quedaron a media luz o de plano en penumbras.
No hubo como en otros años pantallas de video en el Patio Central de Palacio Municipal, y muchos comensales apenas si se enteraron que Jorge Ramos ya pegaba “el grito” en el balcón y ante la muchedumbre. Como nunca, también se restringió el acceso al palco oficial; donde la instrucción fue “no dejar pasar a nadie más”, y hasta se dio un connotado de bronca suscitado por un camarógrafo de Televisa México quien prepotente espetó “ellos me pagaron por venir” refiriéndose al Ayuntamiento de Tijuana, mientras amenazaba y peleaba el reducido espacio contra el fotógrafo de ZETA; mientras Miguel Ángel Bernal, subdirector de Comunicación, abogaba por el camarógrafo capitalino. “!Esta es la verdadera cara de Tijuana!... ¡La gente feliz… festejando!”; gritaba abajo el animador que se dirigía a la masa y como si de transmisión en cadena nacional se tratara. La plana mayor que sí estuvo palmo a palmo mientras Ramos lanzaba loas a los héroes de la Independencia la conformaron Alejandro Monraz, Javier Castañeda Pomposo, Rodolfo Enríquez, Carlos Torres, Héctor Magaña, Julián Leyzaola, Jorge Ramos padre; y esposa, hijos y hermana del Alcalde. “Voy a saludar un poco a la gente y me regreso a la mesa”, expresó en corto a sus asistentes el Alcalde Ramos, después de dar el grito y extasiarse, como el resto, con los juegos pirotécnicos que más tardaron en encenderse que en tronar.
Con menos asistencia que en épocas anteriores, en la explanada exterior de Palacio sólo se notaba “bola” por dónde pasaba el Presidente Municipal y su séquito de escoltas y asistentes. Todo el tiempo junto a él iba el ex diputado Carlos Torres, y por momentos también la Primera Dama Alicia Llanos. Muchos abrazos, palmadas y caricias para los niños repartió el edil durante su paso; saludos para señoras y caballeros; fotos y más fotos se dejó tomar con señoritas y pequeños. “¿Quieren abrazarlo?”, se le preguntó a una adolescente que se afanaba en acercarse al mandatario; “no, quiero pedirle una beca”, respondió. “Aquí está su admiradora”, una doña le presentaba a su hija. Otras señoras batallaban para moverse entre la multitud: -“!Ah! pues es Jorge Ramos”, -“Pues te dije”, -“!Uta pues a dónde nos venimos a meter!”. Ya los asistentes daban instrucciones para que le fueran preparando dos “huaraches” al Alcalde en el puesto que acostumbra visitar. Aquel seguía repartiendo abrazos a los niños mientras les preguntaba: “¿Qué te pareció el evento¡ ¿Te gustó?”.
El Alcalde Jorge Ramos y el ex diputado Carlos Torres se disponían a tomar asiento y entrarle a las garnachas cuando el edil se dio cuenta que no tenía a la Primera Dama a su lado. ¿”Dónde está la señora… dónde está la señora…?”, peguntaban entre divertidos y angustiados las señoritas de protocolo. Contrariado el Alcalde pensó que no tenía caso sentarse a comer: “A la que le gustan las tostadas de cueritos es a ella…”. Cuando encontraron a Alicia, le dijo, “¿o vas a querer tus tostadas de cueritos”; pero ella ya las había pedido “para llevar”. Y al Alcalde se le frustró la foto degustando fritangas.
Ya de nuevo dentro del Palacio, la música seguía pero la gente ya se retiraba. Apenas eran las 10:30 de la noche. La mitad de las mesas ya estaban vacías, Ramos ocupó sus últimos minutos a saludar casis uno por uno a los que quedaban; el personal de Relaciones Públicas “arrejuntaba” los arreglos florales; y apenas pasada la medianoche callaron al mariachi.

(Juan Carlos Domínguez)

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