30.9.09


Vendimia L.A.Cetto
CARLOS CUEVAS Y EL MARIACHI VARGAS DE TECALITLÁN
Al Son del Romance

Se metía el sol en el horizonte, y la combinación no podía ser mejor: Música mexicana, el paisaje mediterráneo del Valle de Guadalupe y el vino tinto y blanco deleitando el paladar de los casi dos mil que acudieron al primer concierto de las Fiestas de la Vendimia de la casa L.A. Cetto.
Los primeros sones del Mariachi Vargas de Tecalitlán enmarcaron justo el ambiente del momento: “Allá en el rancho grande”. Luego vendrían “El Pastor”, “El cascabel”; y justamente cuando los rayos solares se diluían: “Deja que salga la luna”; el mariachi ostentando sus buenas voces y sonidos.
El romanticismo y la sensibilidad de los presentes se acentuaban con temas clásicos como “Cruz de olvido”, “Hay unos ojos”, “La Barca”. Las parejas se amelcochaban como si fuera el Día de los Enamorados, en pleno junio. Y los suspiros se hicieron más ruidosos al escuchar “Hermoso Cariño”. Tema inconfundible, que todos corearon, jóvenes y viejos, sin importar edad u otras diferencias, fue “Sabor a mí”. Después el Mariachi Vargas pasaría a un set de temas más recientes pero que igualmente se han quedado en los anales de la música romántica en español: “Jamás”, de Camilo Sesto; “A pesar de todo”, de Nelson Ned”; la “Adoro” de Manzanero; y hasta de José María Napoleón, “Vive”. El frío del aire iba en aumento pero lo amedrentaba el calor corporal y emocional de la gente entregada al canto del mariachi.
“!Nos vamos hasta Jalisco…!”; gritaron los músicos; y en efecto, el espíritu se fue al canto de “…de Cocula es el mariachi de Tecalitlán los sones…” y “México lindo y querido, si muero lejos de tí..”. Al fondo se dibujaban las siluetas de las montañas del Valle cual estampa o tarjeta postal.
Iban a ser las nueve de la noche cuando el mariachi desapareció y dejó al escenario a un grupo de cuatro músicos. Y detrás de ellos, Carlos Cuevas, que se presentó ante el auditorio con “Mi juramento”. Y de allí una lista de boleros que parecía interminable: “Usted”, “Veracruz”, “Yo lo comprendo”, “Verónica”, “Nomás contigo”, “Rayito de luna”, “Sin ti”, “El reloj”, “La Barca”, “Bonita”, “No me quieras tanto”; y de esas que enchinan la piel hasta más indiferente: “Contigo aprendí”.
Aunque en pleno ruedo de la plaza de toros de L.A. Cetto, el romanticismo se extendía por todas las mesas, y en las terrazas. Carlos Cuevas cantaba “Perfidia”, “No me vuelvo a enamorar”, “Y cómo han pasado los años”. Con el sonido tradicional del bolero y a sólo dos guitarras, “Gema”; con su necesario “requinteo”. Entre tanta canción amorosa el interprete se permitía pequeñas dosis de buen humor: “Para mi madre, que no tengo la fortuna de verla… así que ¡recuérdenmela!..”; risas y canto: “La gloria eres tú”, “Tres regalos”.
Carlos Cuevas luego prometería, pero no en serio: “! Vamos a cantar con el Mariachi… hasta las seis de la mañana…!”Ni que fueras Chente”, comentaría alguien del público. Pero finalmente sólo cantaría tres con los de Tecalitlán: “Se me olvidó otra vez”, “No volveré”, “El sinaloense”. Apenas una hora duró en el escenario Cuevas, y si bien la gente esperaba más, ya al calor del vino ni reparó, porque el Mariachi Vargas regresó para amenizar una hora más, con “Cielo Rojo”, “La Bikina”, “El Rey”; y todas las que le pedían las personas a través de papelitos que les hacían llegar. La velada romántica terminó en baile colectivo y eufórico. Las últimas que se escucharon fueron “El Cachanilla” y “El Mariachi Loco”. Colmados de amor y música, artistas y público se despidieron. Sobre el Valle ya caía la medianoche.

Carlos Cuevas: Nacer con el bolero….

“Un bolero” se llamaba aquella canción con la que ganó el Festival OTI Internacional en 1990. El título del tema, a la postre, fue como un vaticinio, el sello indeleble que marcaría la carrera profesional de Carlos Cuevas, entonces poco conocido, más identificado como “hermano de…” la cantante de vernáculo Aída Cuevas.
Aquel joven cantante hoy es nombrado “El Rey del bolero”: “Tienes que nacer con eso… yo soy bolerista no por moda, sino por convicción”; asevera Carlos Cuevas para aclarar que no hay recetas para cantar un género u otro, se “trae”. Lo suyo son esas canciones, aunado a la fortuna que son temas que, como ningunos otros, siempre están presentes en el gusto del público; de las parejas enamoradas: “La gente mexicana hemos nacido gracias a los boleros. A la gente le gusta la música romántica; ya sea con trío, con mariachi, con orquesta… sigue siendo un bolero”.
Elegir y disfrutar de los boleros, advierte el interprete, no es cuestión de edad ni de tiempo: “¿Tú con qué llevas serenata?... Llegas con ‘Gema’, con ‘Sabor a mí’; nunca cambia, es más, los chavos siguen llevando serenata, y se van acompañados de un mariachi o de un trío.
Como suele ocurrir, cuando se habla de la “resurrección” del bolero ó del nuevo auge del género, sale a relucir el nombre de Luis Miguel, quien a partir de sus discos “Romance” ya no soltó las viejas canciones. Para Carlos Cuevas ese es un ejemplo a seguir: “Eso es lo que hay que hacer, que los chavos canten boleros, que los nuevos interpretes canten boleros, para que los chavos se identifiquen con ese artista, con esa corriente musical. De hecho yo creo que las generaciones de 20 años para arriba casi todos conocen los boleros… aunque crean que son de Luis Miguel…”, expresa con risa.
Cuevas, que al margen de lo que canta, refiere escuchar música de todo tipo menos rock pesado, y tener como canción favorita de todos los tiempos “Smile” de Charlie Chaplin, actualmente sigue promoviendo su disco “Piano y Voz”; y sugiere sin afirmar que la próxima producción podría ser precisamente con mariachi. ZETA le cuestionó sobre sus planes de ir a España, viaje que realizaría este verano: “No se ha cumplido… pero por lo menos ya fuimos a todo Sudamérica con el disco ´Bolero Ópera’… Puerto Rico. Nos fue a todo dar…”. De España acota: “A ver si el año que entra ahora sí… o este año”. Lo cierto es que sea en Europa, Latinoamérica o cualquier otra región, la conquista con los boleros mexicanos es segura: “Por eso nos contratan”; presume. “Tengo la invitación de ir próximamente a Bogotá, Colombia a su Festival del Bolero, en septiembre”, concluye.

JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ

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