28.7.10

“EL PEJE" Y SU JUNIOR SE DEJAN QUERER
Sin acarreos, en Tijuana llenó dos salones del Grand Hotel

Desde 2006, Andrés Manuel López Obrador no ha dejado de hacer campaña para la presidencia de la República. Si bien es cierto la perdió –o se la robaron como él declara–, su intención, por más que lo diga y luego se desdiga, es convertirse en candidato a suceder a Felipe Calderón en 2012.
En estas condiciones llegó a Tijuana. Fue el jueves 15 de julio y atiborró de seguidores los salones del –alguna vez perredista, alguna vez panista, hoy priísta– Grand Hotel. Y eso sí, sin acarreos.
La plática del “Peje” ante sus cientos posibles votos era predecible; muy ad hoc a su carrera política, a su movimiento de “izquierda”, aquella descalificada por los partidos conservadores y empresarios aliados como “un peligro para México”, y para ellos, claro. Ese jueves AMLO adoctrinó con información de primera mano sobre el “saqueo” al país y el “atraco” de los poderosos que han llevado a la miseria al pueblo. De paso –ni modo que no– reafirmar lo que hace poco ventila a los mil vientos: que él sí levanta la mano para la sucesión presidencial.
El pretexto de su visita a Tijuana fue la presentación de un libro de su autoría: “La mafia que se adueñó de México… y el 2012”. Una redacción sintética y documentada sobre distintos escenarios políticos o económicos que dieron pie al enriquecimiento o a la concesión de privilegios de unos cuantos, según AMLO, de “30 barones del dinero” que son los que manejan y pilotean al país a sus anchas.
Las críticas, en las explicaciones del “Peje”, no faltaron. Directo, sin tapujos y delator de las mafias en el poder, el presidenciable hacía reventar en aplausos y gritos a sus adeptos del norte. Lo mismo cuando chasqueaba a Carlos de Salinas, al PRI, al PAN, a Televisa, a Tv Azteca o a Fecal. “¡Obrador para presidente!”, le festejaban los señalamientos de la complicidad de los medios de comunicación y las cúpulas burguesas.
AMLO recordó el Fobaproa. Como buen disidente habló pestes de los empresarios que se beneficiaron de la transa. Sin prestar atención a que el edificio que usaba para dirigir su mensaje es de Don Carlos Bustamante, presidente electo y uno de tantos que aparecieron en la lista del “fraude” y que según datos de López, ha costado unos 500 mil millones de dólares en cubrir los impuestos que ha generado aquel chanchullo.
López Obrador se fue sobre la yugular de los partidos políticos que –como lo llamó– practican la doctrina de la hipocresía: el PRI y el PAN. Para crear una mímesis alegórica y de paso ahorrar saliva, el “Peje” prefiere nombrarles “PRIAN”, “pues son las misma cosa”. Para el PRD y los partidos que le juegan de compañeros electorales también hubo: rechazó a las alianzas con las que en algunos estados el PRI perdió su poderío como en Oaxaca, Sinaloa y Puebla. Pero en su crítica, una aclaración: que respeta a los priístas y panistas de abajo, los del pueblo, “con ellos no es el pleito”.
El público de Obrador lo llama presidente legítimo. “Gente humilde”, como luego se dice, era la mayoría de los presentes, uno que otro trajeado. Pero todos le demostraron la devoción. Le llovían fotos, piropos y otros ademanes de lealtad.
A los medios locales, López Obrador les hizo el feo. Nada de entrevistas hasta no atender al pueblo. Pues antes que dejara de explicar un capítulo de su libro, la fila para que su “presidente legítimo” les autografiara la adquisición no tenía fin. “Con todo el afecto”, así firmó durante más de tres horas a todos y cada uno de los interesados.
En el merequetengue por el autógrafo, algunas señoritas salían a empujones entre el gentío que rodeaba a AMLO con su libro ya firmado, apretaban el ejemplar con el pecho y brazos, aparentando no creer de alegría su insólita dedicación.
No sólo el ex candidato presidencial levantó suspiros entre las señitos con sus ojos cerrados por la sonrisa. Su hijo, Andrés Manuel –muy parecido a su padre y quien de los hijos más converge con el movimiento– lo acompaña en su gira. El retoño del “Peje” no se daba abasto por tanta demanda. A él también le pedían fotos y autógrafos. El júnior con toda facha como se dice de “gente bien”; camisa abierta hasta el pecho, rasurado uniforme, buen calzado y con el “peinadito que usan en objetivo fama” le ayuda a su padre a asegurar votos. Carismático con las señoras y buena onda con los más jóvenes, Andrés Manuel Júnior también se une a la lucha del pueblo.
Esta fue la escena: cual estrella rock dando cientos de autógrafos y en la compañía de su vástago “revolucionario”, Andrés Manuel López Obrador se pasea por el país en víspera de construir “un gobierno del pueblo y para el pueblo” que promete representa y que por medio de las urnas construirá en México.

Isaí Lara Bermúdez

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