8.11.10




LAS ELECCIONES INTERNAS DEL PAN
UN GOBERNADOR EN LA LONA
Y UN PARTIDO MÁS DIVIDIDO
La elección de dirigentes en cada uno de los municipios vino a confirmar la soledad del gobernador José Guadalupe Osuna Millán, claro, en términos políticos y a la postre electoreros. Se nota que le hace falta el operador político pertinaz que era Francisco Blake, ex secretario de gobierno y ahora secretario de estado con Felipe Calderón. Y es que a decir de los mismos panistas, el sucesor Cuauhtémoc Cardona Benavides “no sólo ha hecho las cosas mal, sino ¡retemal!”, en cuanto a conciliaciones o trato a los funcionarios con derecho a voto, por ejemplo les duele que “ha hecho corredera de gente”. En la lona Osuna Millán, ya no tiene aliados, mucho menos operadores políticos. Y ni ganas, pues consideran en el PAN que el mandatario ahorita ya tiene demasiados problemas con el Congreso –que para nada estaba proyectado en su último trienio– como para meterse en más “broncas” con las dirigencias municipales.
En todos los frentes los candidatos resultaron ser una “mezcolanza”, en los que si bien no había ni “cargadas” las simpatías del gobernador u opositores directos, si se diluyó toda presencia del Lupillo. En Tijuana José León Romero, hijo del “Jefe León” e impulsado por “los rojos” de Héctor Osuna Jaime, logró mezclar corrientes que en otras circunstancias ni de chiste convergen, con un discurso hecho que apostaba a la unidad del partido y la reunificación de fuerzas, nomás no pudo y la supuesta suma de aliados fue una farsa; Carlos Torres, Javier Castañeda, Kiko Vega, Alejandro Monraz estarían con él, dijeron, pero a la mera hora la alquimia no les favoreció contra el operador número uno, Jesús Gónzalez Reyes, que ahora tiene más poder no sólo con su “Kiki”, sino con el resto del comité directivo. En Rosarito por el estilo, tampoco pudo Manuel Ochoa Magallanes vinculado al gobernador y al aparato reforzado por Enrique Díaz Félix, Silvano Abarca, Raúl Leggs y Francisco Blake, a pesar de que se pusieron “duros” y amenazantes; pudo más la influencia de Antonio Macías, que pese a todas las culpas y deshonras para su partido, se jacta de que las puede todas aún; al equipo también se sumó Juan Gabriel Esquivel –frustrado precandidato a la alcaldía en la elección pasada– y hasta Jorge Ramos, y claro, Jesús Gónzalez Reyes y Eugenio Elorduy. Tal como en Mexicali donde el descalabro para el gobernador fue en la persona de Carlos Astorga Othón, contra un Modesto Ortega, representando a la vieja guardias panista como Victor Hermosillo y al propio ex mandatario Elorduy. En Ensenada si acaso, el gobernador puede cantar un poco de victoria con la elección de Alejandro Campoy, y más por la operación a cargo de César Mancillas, ex alcalde y actual diputado federal. Ahí Chuy González no pudo extender sus tentáculos lo suficiente para hacer ganar a Eloísa Talavera. Tecate sí que gracias a un denostado Donado Peñalosa, el gobernador Osuna Millán no derramó más lágrimas, ganó Filiberto Suárez impulsado por el ex alcalde Pablo Contreras, y pagó la factura Óscar Pulido.
Está visto que en el PAN cada vez se fragmenta en más corrientes, mientras el gobernador nomás apechuga. Liderazgos como el de Gónzalez, Mancillas, Macías, Ramos, Elorduy; cada uno desde los pequeños feudos, logran sostener e imponer conciencias donde el gobernador ya no es visto como la figura omnipresente, le están cobrando por la derrota a la que los llevó en un pasado muy reciente, como para olvidar que ahora ya no les puede hacer creer que nomás sus chicharrones truenan.

Juan Carlos Domínguez

1 comentario:

mensajes claro gratis dijo...

Juan carlos , Muy buen articulo.