Pan y Circo
Juan Carlos Domínguez
Con Vicente Fox pareciera que se institucionalizó la comicidad en la política. Basta ver a Marcelo Ebrard en el Distrito Federal, o a Kurt Honold en Tijuana. Poco conocemos de los demás gobernantes en el país, pero les puedo jurar que son igual o más chistosos que los que llegamos a saber al dedillo por nuestro contexto inmediato o por la difusión nacional.
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Descubrimos la vis cómica de Marcelo Ebrard, nada menos que uno de los presidenciables para el 2012. Con un tipo así gobernando al país no extrañaremos el limbo lúdico en que nos sumía Vicente Fox. Si se mantiene en ese plan para allegarse simpatizantes, ya podemos ir perfilando los desfiguros que habremos de testificar del aspirante a ser el próximo presidente de México, sobre todo porque los medios de cobertura nacional nos mantendrán al tanto de cada pormenor, obviamente matizado de la tonalidad que cada empresa periodística apetezca.
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Mira que montarse en bicicleta con un traje deportivo anticuado y chafa, es de risa loca. Pero el hecho que todo el séquito del gobierno de Ebrard le siga la corriente, resulta desesperanzador, porque nos evidencia que ésa es y será la tónica de cuanto gobernante nos toque en lo sucesivo. Y es que cuando los discursos demagógicos ya no se los creen ni ellos mismos, el mejor recurso, lo estamos viendo, es la comicidad. Cierto, le dan a los medios de comunicación toda la materia prima para sostenerse en la nota diaria y de color. Los políticos se ponen “de pechito” para que los periodistas los hagan trizas, pero, ¿y eso qué?, lo importante es seguir contando con las simpatías del pueblo, y si no, por lo menos con la complacencia, que está garantizada mientras el humorismo de nuestras autoridades sea como un paliativo en medio de las calamidades.
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Los chilangos son un caso. A muchas amistades capitalinas les hacía la burla de que el cine mexicano siempre ha explotado el cliché de la familia pobre, marginada y chilanga que entre sus anhelos tiene el sueño “de conocer el mar”. Y pues me daban la razón. Típico, las grandes vacaciones para los defeños son el sol y la playa. Tan enajenados los tiene el asfalto. No sé quién esté más enfermo, si el Jefe de Gobierno con su idea de las “playas artificiales” o la población capitalina que fue y se revolcó entre la arena y las palmeras de utilería. ¿Puede haber algo más naco que eso?
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No lo quería creer, pero mi visión cambió. Cuando por primera vez el Distrito Federal estableció el cambio de horario para verano e invierno, andaban todos trastornados y susceptibles. Sentían que les cambiaban todo el esquema. No faltaron las protestas e indignación ante la “irreverencia” de tener dos horarios diferentes por año. No sabían cómo enfrentar la situación. Yo no lo creía, lo repito, pero cuentan que hasta se vendían afuera de las estaciones del metro “relojes con el nuevo horario”. Yo, que viví en las entrañas del monstruo, no lo dudo ni tantito.
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Qué divertido es ver a un nacote haciendo declaraciones vestido con lentes y ropa de diseñador, acompañado de una actriz con cuerpazo y haciendo alarde de refinamiento con los reporteros. Ése es mi México de las oportunidades. Si no, ahí está el futbolista Cuauhtémoc Blanco para corroborarlo.-
1 comentario:
Bueno, no cabe duda que la añoranza que tienes por estas tierras es notoria. Cuando vivías en las entrañas del monstruo, te atrevías a comer las mismas víceras con las cuales los tacos de camello, bizonte o perro de la pradera eran servidas en ellos.
Sobre lo de las playas tiene razon, la realidad es que a uno cuando va a Acapulco, los lancheros y demás oriundos de ese puerto expresan "Chingada madre... ya llegaron estos pinches chilangos".
Y ahora nuestro Jefe de Gobierno nos trae playas artificiales, que chido... ah, por cierto tambien esperamos unas brisas automaticas que nos traeran a la Ciudad. Las brisas dicen que son como rociadores de pasto y que cuando pase el chilango nos daràn una leve remojadita. Sòlo imagina la remojadita que les toque a las mujeres que tù bien conoces, esas que alguna vez espantante en las aulas iberoamericanas.
Saludos desde el Defe, donde no tenemos pinches narcos que andan ocupando cargos pùblicos, y que aunque no tenemos Hospitales Generales baleados, sì tenemos con que presumir con bandas de delincuentes de la Buenos Aires que se amparan para no dejar sus chivas.
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