Pan y Circo

Juan Carlos Domínguez

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Ambulante fue mucho ruido y pocas nueces. En términos generales, el proyecto de exhibición de documentales pasó sin pena ni gloria. Ni en la sala comercial de cine ni en los espacios “culturales”, donde se presentó tuvo mayor injerencia. Ni pagando ni “de gratis” despertó el entusiasmo. Es más, las premiers para medios y ruedas de prensa, fueron la desolación total, con los organizadores chilangos implorando porque llegara uno que otro entrevistador que nunca llegó. Para los reporteritos de espectáculos no tenía chiste si no venía Diego Luna o Gael García (inspiradores de esta iniciativa); los periodistas de cultura, anduvieron más entretenidos en las lecturas y exposiciones que por el “Día Internacional de la Mujer” atiborraron las agendas de las instituciones; y pues los reporteros de nota general, menos, estuvieron más ajetreados entre asaltantes, secuestradores y alcantarillas explosivas.

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Quien tenga casa que la atienda, dicen. Y parece ser que las luminarias Gael y Diego no delegado en las mejores manos ese proyecto, porque aunque se dice que Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) fue la culpable de la nula difusión –a ellos se la encomendaron-, lo cierto es que a los organizadores capitalinos que vinieron para esto, se les vio una flojera total, hasta contagiosa. Eso sí, con muchos folletos y calendarios muy bien impresos.

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Qué curiosas algunas contradicciones que se pueden encontrar en algunas notas escritas por reporteros de espectáculos, sobre todo teniendo perfiles iguales, como los de El Mexicano y Frontera (bueno, todos los reporteros y reporteras de espectáculos tienen el mismo perfil). A propósito del concierto del grupito Panda, uno escribió que los “músicos” se portaron egocéntrico, indiferentes y apáticos; el otro, que desbordaron energía, pasión y entrega. Luego, uno describió que las canciones que cantaron no eran las que más esperaba el publico, el otro aseguró que los asistentes se identificaron plenamente con todas las canciones. Para un reportero los fans salieron descontentos, para el otro salieron felices. El Mexicano describió el agua y los botellazos que le aventaron a los roqueritos; Frontera se ocupó de describir las muestras amorosas del público. Y así las cosas.
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Ahora hasta de las alcantarillas y los chinos nos tenemos que cuidar. Lo de las alcantarillas pues raya hasta en lo absurdo y la mala fortuna. Lo de los chinos es interesante. Iba yo un día manejando serenamente (serenamente porque era domingo a las 7 de la mañana) por las callecitas aledañas a la Avenida Ermita, y, pues no falta, pasó una camioneta “X”, de forma medio atrabancada y creo que hasta sin hacer el alto. De lo más común. Lo que sí me llamó la atención es que el carro era conducido por un chino. Y pensé, “¿hasta los chinos andan en ese plan ahora?”. Se ven siempre tan modositos. Pensé “ya se atijuanaron”. Una semana después me enteró que ochos chinos le meten una santa paliza a un ladrón. En defensa propia, claro. Pero luego uno piensa las maneras, y ya la cosa no es tan normal. Los chinitos golpearon, amarraron y encostalaron al sujeto. Y luego ya con el paso de los días, me entero que también lo estrangularon. Eso está muy cercano a una ejecución tipo cualquier cártel fronterizo o sinaloense. ¿A ese grado de enloquecimiento estamos llegando todos? No quiero pensar en lo que algún día se puedan convertir los cafés de chinos. Ya de por sí siempre hay un gradito de misterio alrededor de ellos.