22.2.10


EL DESPECHO DE GÓMEZ MONT
Pudieron más las “alianzas” de Nava que las negociaciones del Secretario.

En un hecho inédito, despechado porque su voz no tuvo peso dentro del partido, Fernando Gómez Mont renunció al PAN apenas al aprobarse la coalición de su partido con el PRD, PT y Convergencia en los estados de Oaxaca y Durango. Por “razones que me veo obligado a no revelar…”, escribió como para alentar la especulación en su carta de renuncia dirigida a César Nava, presidente nacional del Partido Acción Nacional; el aún secretario de Gobernación cimbró el suelo de los panistas –aunque se empeñen en negarlo– y hasta el de la Presidencia de la República. Gómez Mont había pactado con los priístas la aprobación de la Reforma Fiscal a cambio de no concretar alianzas del blanquiazul con el PRD; por lo que al final de cuentas no quedó bien ni con Dios ni con el diablo –o con ninguno de los diablos, para ser más ilustrativos–. En su desesperación por verse como “hombre sin palabra” frente al pacto suscrito con los legisladores del PRI, el segundo funcionario más importante en el gabinete presidencial, había calificado las alianzas como un recurso que propicia elecciones fraudulentas. Sin bien dirigencia y militancia del PAN han intentado minimizar la trascendencia del hecho argumentando que es “una decisión personal y respetable”, para los analistas y principales actores políticos el hecho es por demás desafortunado, viniendo de un hombre de Estado sobre quien pesa la gobernabilidad del país, de por sí muy trastabillante. Más insustancial se ve la promesa de Gómez Mont de lo que debe ser ya un entendido, es decir, el conducirse con imparcialidad en los asuntos de competencia electoral y partidista. Fernando Gómez Mont, perteneciente a una familia de fundadores e ideólogos del PAN, al que ingresó apenas siendo adolescente, perdió ante la influencia que el dirigente nacional del partido, César Nava, ejerce para con el Presidente Calderón. Prefirió el jefe de la nación escuchar el canto de las sirenas con las alianzas que concretar en el futuro la propuesta de Reforma Política que él mismo propuso. “A Calderón le ganó, otra vez, la militancia panista al rol de jefe de Estado”, concluiría un analista político. “Lo lamentamos pero…”; respondió Gustavo Madero, coordinador de los senadores panistas, quien dijo que hay que comprender las razones de Gómez Mont. Mientras que por el lado del PRI, el coordinador de sus diputados, Francisco Rojas, consideró que la membrecía de un secretario de Gobernación a un determinado partido “no es relevante”. Como es su costumbre, quien puso el dedo en la llaga en torno a este tema fue el senador Manlio Fabio Beltrones, al considerar que si entonces Fernando Gómez Mont renunció al PAN para conducirse con absoluta imparcialidad y apego a la ley lo mismo debe hacer el Presidente Felipe Calderón. Lo cierto es que si alguna renuncia se avizora en el futuro inmediato, es la del propio Gómez Mont a la Secretaría de Gobernación, posición a la que ascendió en noviembre del 2008 al morir Juan Camilo Mouriño. Amén de despojarse la etiqueta de “presidenciable”.


(Juan Carlos Domínguez)

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