24.3.10


VINOS BAJACALIFORNIANOS
El Valle de Guadalupe en el mapa mundial
Juan Carlos Domínguez

“Yo veo que el sol está en la copa”, dice un distribuidor de L.A. Cetto en Dinamarca, aludiendo a la generosa tierra del Valle de Guadalupe y los vinos que provee. Y eso que las dos mil cajas del producto emprenden una larga travesía para llegar a la mesa de los daneses. Del Valle de Guadalupe a Long Beach, de ahí en tren a Houston, y de ese puerto se embarcan por 18 días hasta llegar a Europa. En aquellas tierras los vinos bajacalifornianos han desplazado a los de Chile, Argentina, Brasil Australia, Nueva Zelanda e, incluso, a los de Italia y Francia. Ya es mucho decir.

L.A. CETTO
“Wine of Mexico!”, solían expresar con escepticismo los clientes daneses frente a a las marcas de nuestro país, pero la impresión ha ido cambiando. “En mi tienda la gente está consciente que está comprando un vino de Baja California”, refiere un vendedor danés. Los expertos degustadores de nuestro vino encuentran una bebida con su propia personalidad, su propio carácter, distinto al vino de California a pesar de la cercanía. Gracias a sus vinos, el mundo está conociendo el Valle de Guadalupe, y por ende, Baja California. Pero Dinamarca es sólo uno de los 23 países a los que se exporta L.A. Cetto, además de todo México. La firma local tiene el récord del vino mexicano más vendido en el mundo, que es su línea Petit Shiraz, con 50 premios internacionales. Producen más de 600 mil cajas al año (cada una contiene 12 botellas).
Aunque L.A. Cetto es la vitivinícola mexicana que más produce y distribuye desde de la región, son muchas firmas, pequeñas y grandes, que contribuyen en el auge de la industria del vino y, finalmente, por la cultura en torno a la milenaria bebida. Por ahora sólo podemos mencionar unas cuantas.

SANTO TOMÁS

Cien mil cajas produce Vinos Santo Tomás cada año. Están contentos y más lo estarán en el futuro inmediato, pues la proyección a cinco años es producir 250 mil cajas.
Durante 2009 sacaron marcas nuevas y estrenaron equipo. Igualmente han remodelado sus bodegas para convertirlas en un área turística,, apostando con ello a los visitantes locales. Vinos Santo Tomás se distribuye en puntos de la República como Guadalajara, Distrito Federal, Monterrey, Cancún, Los Cabos o Hermosillo. Y se exporta, por el momento, a California, Canadá y España. La firma maneja 40 etiquetas, para todos los gustos y bolsillos, con precios desde 80 pesos hasta 800 por botella. Entre sus principales marcas están: Misión, Único, Duetto, Tardo Pitxus y Kanté. Sus varietales son los más socorridos por el consumidor, el Cabernet-Sauvignon, Tempranillo, Merlot, Barbera. Su más reciente éxito es su línea ST (Chardonnay, Colombard, Grenache, Merlot) cosecha 2008, orientado a los paladares jóvenes, es decir, aquellos no acostumbrados a beber vino y que apenas empiezan a disfrutarlo; por ello también la variedad de precios accesible que maneja Santo Tomás: “Si no saben de vinos, no vamos podemos pedirles que lo conozcan si se los damos caros”, apunta Laura Zamora, enóloga de la vitivinícola. También expresa que ya al vino se le ha quitado todo el glamour de manteles y velitas largas: “Aumenta la convivencia, no es nada más pura pachanga”.

MONTE XANIC
Un compañía “chiquita”, como la califican sus directivos, pero bien identificada por la calidad de los vinos. Lleva 20 años de fundada. Cada año produce entre 40 mil y 50 mil cajas, que se distribuyen en las principales playas turísticas de México y algunos puntos de la Unión América. No les interesa acrecentarse a los grandes mercados, prefieren mantener ante todo la calidad, aunque sus precios no sean los más bajos, lo cual siempre será un concepto abstracto, explica Hans Backhoff, socio fundador y director técnico de Monte Xanic: “El vino es un poquito como el arte, lo ves, lo sientes, lo presientes y lo disfrutas después”. Actualmente manejan tres líneas, la más emblemática Monte Xanic, con reserva limitada y añejamiento en barricas por 18 meses; Gran Ricardo, su gran orgullo, es el primer Ultra Premium que se produce en México; y Calixa, de precio muy accesible, sin perder la buena calidad que caracteriza a la firma. Backhoff apunta que pese a las crisis, las limitaciones arancelarias para la industria vitivinícola y que la población mexicana es muy joven, ha duplicado en los últimos veinte años la cantidad de personas que prefieren el vino. Apunta el enólogo que muchos años duró el Valle de Guadalupe un tanto desconocido; a partir del gobierno de Eugenio Elorduy se le dio la atención que requería, “como región turística que está conociendo el mundo”.

TORRES ALEGRE
Una firma nueva, creada apenas en 1998, su primer vino se lanzó en 2001. Produce apenas 2 mil cajas al año, porque si se quiere producir vino de gran calidad, no se puede hacer en grandes cantidades, aclara Víctor Torres Alegre, dueño de la empresa. Enólogo doctorado en Burdeos, Torres presume la alta tecnología que utiliza que utiliza su empresa, a pesar de ser pequeña. Lo distribuyen en puntos como Monterrey, Ciudad de México, Guadalajara, Los Cabos, Querétaro, Pachuca. Exportan sólo a San Diego, y por supuesto en algunas tiendas y restaurantes de Baja California. “No hemos entrado a las grandes tiendas”, dice, a la vez que acepta que sus vinos no son muy económicos, pero a cambio ofrecen la calidad que dan dos años de añejamiento en barricas de madera nueva. Manejan las etiquetas Vino del Viko en 250 pesos y La Llave (tinta y blanca) en 450 pesos. Y como plus, el Cru Garaje, con alta concentración, con un “sangrado” (se quita el jugo) del 50 por ciento, en 750 pesos. De los vinos de la región, Torres concluye: “Que nos prueben”.

DOMECQ
Asentados en la región desde 1972, Domecq produce 190 mil cajas al año, mismas que distribuyen en todo México. No lo exportan, interés es el mercado nacional. El XA en su línea Cabernet Sauvignon es su “número 1” en cuanto a volumen y venta. Manejan etiquetas como el Chateau, de muy buena calidad y accesible de mucha tradición en la firma; su Reserva Real, su ícono, joven, de buena fruta y fácil de tomar, según describe Sebastián Suárez, enólogo de Domecq. Priorizan precios accesibles pero de excelente calidad, con muy buen cuerpo: “Lo que llaman vinos de nuevo mundo”. En México el consumo de vino se va incrementando y, con ello, Domecq aumenta su perspectiva: un crecimiento del 6 por ciento para el próximo año. “Que todos los mexicanos se enamoren del vino mexicano”, es el exhorto de Suárez.

1 comentario:

Germán dijo...

Saludos. ¿Has puesto un link a algunas fotos mías?