2.5.11





La PoLíTiCa ALeGrE

Juan Carlos Domínguez



PADRE PROCURADOR
El colmo, un procurador que no “procura” ni a su hijo. Y no es cualquier funcionario de medio pelo, es nada menos que Raúl Plascencia, el tijuanense que desde noviembre de 2009 fue ungido como el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Su sueldo es de aproximadamente 150 mil pesos –más que el Presidente de México- pero por lo visto apenas le ajustan para sus lujos, y no para sus obligaciones paternales.
Resulta que el señor Plascencia no reconoce a su hijo, un estudiante de 21 años, a punto de recibirse de su carrera profesional, y destacado deportista que la va librando con el apoyo económico de un empresario local. Pero de su padre, ni un peso, ¡vaya!, no los buenos días. Y en la edición pasada referíamos los lujos y soberbia que engloban la gestión del procurador estatal Heriberto Vizcarra, imagínense qué hay que decir de su similar a nivel nacional Con decirles que su olvidado hijo en Tijuana se duele que su flamante conduzca carro del año, mientras el anda en taxis y de “raite”.

FOLCLÓRICO CABILDO
El carnaval de Rosarito es poca cosa, juran, frente a lo colorido y folclórico que resulta en otros rubros, por ejemplo, las juntas de Cabildo de su Ayuntamiento. En el gobierno que encabeza el joven Javier “Tito” Aguirre”, la inexperiencia y, sobre todo, ese “aire” pueblerino y campechano que los caracteriza, se impone hasta en los actos que se suponen son los más formales. En una de esas llamativas sesiones de cabildo, mientras la regidora Herlinda Pimentel, a su estilo, daba cuenta (leyendo una decena de cuartillas) sobre sus logros y aprendizaje en un encuentro regional de síndicas y regidoras, el sindico procurador Roberto Perales y el coordinador de regidores, Antonio Serret, demostraban el gran interés que les merecía su compañera, jugando luchitas y chacoteando entre ellos mientras la regidora se afana en deletrear sus cuartillas. Pero tantito, el mismo alcalde, Javier Aguirre, demostraba su madurez y educación, jugando al “gato” con el regidor Diego Ramírez Robles, panista conocido como el “niño azul” y, para no variar, primo del alcalde Aguirre. Pero qué se puede esperar de un Ayuntamiento y un Cabildo, en donde ejemplo, está una Dora Esquivel, regidora que en su curriculum presume hasta que fue reina del carnaval en sus años mozos y, manifiesta su preocupación con un “le voy a dar sus `dispensas’ a mi gente”.

NEGOCIO PINTADO DE AZUL
Ahora que se empiezan a ventilar los negocitos que sin distingo de cargo o nivel todos los panistas armaron en la administración municipal de Jorge Ramos, algunos van a pugnar para que rinda cuentas Gabriela Morgado. La que fue jefa de gabinete en el XIX Ayuntamiento, como propietaria de una agencia de producción y publicidad, hizo su agosto con la saliente Secretaría de Seguridad Pública encabezada por Julian Leyzaola, y cuyo administrado era José Cervantes Govea. Resulta que a la empresita de Morgado se encargaban todos videos, trípticos, folletos, e impresos en general que la dependencia requería; incluso lo que no usaban pero se pagaba y se tiraba, y a veces facturado a un precio cinco veces más alto que el real. En medio de todo esto, hay también quien se extraña que Gustavo Huerta, quien ahora lo destapa como secretario de seguridad pública en gobierno priísta, no lo ventiló como secretario de seguridad en gobierno panista. Y de Morgado, qué decir, para sus cercanos el poder la cambió tanto, flamante funcionaria que otrora llegó a Tijuana como reportera “hipiosa” con una mano atrás y otra adelante.

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