18.10.10


CARLOS SLIM:
“ESTÁ CON DIOS Y CON EL DIABLO”
El periodista José Martínez reedita biografía del empresario. En esta entrevista desmitifica supuesta amistad de Slim con López Obrador: “Lo quiso padrotear”.


¿Qué tienen en común Carlos Hank Gónzalez, Elba Esther Gordillo, Carlos Salinas de Gortari y Carlos Slim? Pues nada más el haber sido “la materia prima” del periodista José Martínez para emprender sendas investigaciones y después plasmar cada una de las biografías en distintos libros.
Hace 8 años publicó la primera edición de “Carlos Slim: Retrato Inédito” que este año se reeditó en una versión actualizada. La razón contundente que despertó el interés el autor no pudo ser otra que la de encontrarse con el hombre más rico del mundo (en aquellos años lo era solamente de México), uno de los seis personajes más poderosos del orbe y, en su momento un personaje muy huidizo de los reflectores, de conducir discreto y poco abordado por los medios. Así inició la tarea del periodista Martínez que finalmente arrojó un libro distinto a sus obras anteriores; es decir, sin la polémica ni el escándalo natural que derivan de las vidas y obras del profesor Hank, la maestra Gordillo y el ex presidente Salinas.
“Muchos periodistas me preguntan `¿oye, por qué no hablas de lo negativo de Slim?’; pues díganme qué o pónganme ejemplos…”, se ampara el escritor capitalino. Niega lo que todo el mundo ha dicho, que Slim no ha sido más que un “prestanombres” de Carlos Salinas. Sustenta su defensa en el éxito que logró Slim contra el resto de empresarios que se vieron beneficiados con la privatización de mil 175 paraestatales a lo largo de los sexenios de Miguel de la Madrid Hurtado, Salinas y Ernesto Zedillo: “Se les dio la concesión de los bancos a gente que no tenía experiencia bancaria. ¿Te acuerdas de Jorge Lankenau, como terminó? Terminó mal, hizo fraude, y en la cárcel. ¿Cómo terminó (Ángel Isidoro Rodríguez ‘El Divino’?; en la cárcel también, huyendo, extraditado. ¿Cómo terminó Cabal Peniche, que era el modelo de banquero de Salinas?, en la cárcel también. ¿Cómo terminó el de Bancrecer, Isidoro Alantara? Igual.”
De aquel desastre financiero del que surgió el tristemente célebre rescate Fobaproa y que nos costó a los mexicanos 100 mil millones de dólares –el gobierno mexicano había adquirido 30 mil millones de dólares de la venta de sus paraestatales y que utilizó en programas populistas– de los pocos que se salvaron fue precisamente Carlos Slim: “Compró Telmex, que les costó a los franceses, norteamericanos y mexicanos –con Slim– mil 700 millones de dólares. Fue un éxito, ¿por qué? Pues porque tenía en la parte empresarial, tenían toda la experiencia. Eso no es culpa de Salinas”.
José Martínez insiste en descartar lo que una buena parte del imaginario colectivo atribuye al origen de la inmensa riqueza de Slim: “Hay mucho de rumor, de mala fe, porque hasta ahorita nadie ha podido sustentar que Slim sea prestanombres de Salinas. Yo no encontré nada. Todavía hay quienes lo quieren encontrar, ¡bueno!, si lo encuentran sería sensacional. Pero la prensa normalmente habla a base de rumores porque no hace periodismo de investigación. Es más fácil escribir de oídas o `me dicen’ o ‘me dijeron’, pero no se investiga. Hay mucho de mito en esa parte y no se pueden comparar las biografías. No cada biografía va a ser una historia negra como la que tienen aquellos personajes”.
En su libro Martínez hace un exhaustivo recuento de la vida de Carlos Slim desde sus ancestros en Medio Oriente, sus primeros años en el país como migrante libanés, sus facetas como gran altruista, coleccionista de arte, hombre culto y amante de la historia, su gran influencia y amistad con los personajes más importantes del mundo y, sobre todo, sus talentos empresariales revelados desde edad muy temprana. Cualquiera pensaría un libro escrito “a modo” del protagonista.
El autor entonces refiere que Slim también lo sedujo por el hecho de ser un millonario mexicano prototipo, diferente a los “centauros” que ya conocíamos, Garza Sada, Azcárraga, Zambrano y Hank, esos “mitad políticos y mitad empresarios”. Contrasta a Slim con el profesor Hank, que “era un hombre sumamente poderoso y dejó una inconmensurable fortuna, bancos, empresas, ¡hasta un júnior nos heredó!”. Mientras que a Slim lo enaltece por su visión empresarial, humanista –que pocos conocen–, su gran conocimiento de América Latina “y siendo libanés es más nacionalista que muchos empresarios mexicanos. Éste es un rasgo que ha caracterizado al ingeniero; no tiene propiedades en Estados Unidos, ni en Europa, no tiene cuentas en los bancos extranjeros, toda su lana está aquí”.
Portavoz del pensamiento del magnate dueño de Sanborns, Telmex y medio México, Martínez plantea en su libro que Carlos Slim prioriza el fortalecimiento de la economía familiar, del abatimiento de la pobreza, todo ello en aras de no caer en la ingobernabilidad: “La pobreza no se arregla con regalar dinero como Santa Clos”. Sale a colación cuando recientemente Slim le decía al gobierno mexicano que tenía que ser más estratégico en sus políticas de economía y seguridad nacional para general empleos aún en tiempos de crisis. Es cuando se le tachó de catastrofista: “El Presidente se le fue a la yugular”; recuerda José Martínez.
El desafortunado hecho no obsta para que el mexicano de origen libanés sea el principal aval de cualquier gobernante en turno a la hora de salir de gira, promover el país o ir a pedir dinero prestado: “Es la carta fuerte. Lo buscan presidentes de otros países, líderes mundiales, organizaciones multilaterales, empresarios. Juega un papel determinante, todo el mundo quiere hablar con él, escucharlo”. Si bien no da entrevistas personales, acota Martínez, da conferencias maratónicas, al estilo de Fidel Castro, de hasta cuatro o cinco horas.
Por último, entrando más al aspecto político en torno al mexicano más rico del mundo, se le plantea a Martínez esa empatía que se dice existe entre Slim y Andrés López Obrador: “Él (AMLO) siempre explotó esa supuesta relación con el ingeniero”. Mas dice que no es cierta y se remite a los tiempos en que se firmó el proyecto del rescate del Centro Histórico de la Ciudad de México, en el que López Obrador siendo Jefe de Gobierno puso mil trabas y Carlos Slim le respondió: “Contigo o sin ti voy a empezar el rescate histórico”. Y le metió 100 mil millones de pesos.
José Martínez, que confiesa detestar al ex candidato presidencial del PRD, dice que “El Peje” sólo ha intentado “padrotear” su relación con Slim: “Pero el ingeniero lo tenía bien medido, por su populismo, por sus actitudes mesiánicas poco confiables; era dar la atracción de que era un gran amigo del ingeniero para atraer la confianza de los empresarios y que lo apoyaran en su proyecto político. Si el ingeniero no lo ha dicho, lo ha demostrado en los hechos… no simpatizaba mucho con López Obrador”.
Slim dice que no hay que hacer negocios con los políticos, “los empresarios no tienen amigos, tienen intereses. Carlos Slim está con Dios y con el diablo”. Platica el escritor que el empresario lo mismo ha apoyado con dinero a López Obrador, que a Fox, que a Calderón; panistas, priístas o perredistas.
No milita en ningún partido pero les da a todos; misma tónica que seguramente veremos en 2012: “Sí ha sido amigo de los priístas más que de los panistas, por supuesto; pero tiene amigos de izquierda y de derecha. Ha seducido a la misma izquierda, que intelectuales o académicos o periodistas. Todos caben en su cartera”.

(Juan Carlos Domínguez)

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